Abran paso al valor

Alberto López Simón y José Garrido, dos de los jóvenes valores de la Tauromaquia actual, mostraron ayer en el coso de la Ribera el modo en que se consigue escalar en el escalafón, convertirse en torero de Ferias, y de paso ganar un buen dinero por si los tiempos cambian su signo.

Venían acompañados del ilustre caballero Hermoso de Mendoza, veterano general de caballería ligera, quien ha rendido ya decenas de plazas para la causa, mas ayer no encontró antagonistas a los que medirse y revelar sus dotes para el combate, quedando inédito.

El espigado torero de Barajas, concentrado en los momentos previos a la lidia con gesto casi místico, no tardó en presentar sus credenciales, y en cuanto hubo ocasión hincó las rodillas en el albero y pasó a su primero en el tercio con arrojo y ajuste. Se irguió de nuevo, y los avatares de la lidia le condujeron a chiqueros, donde el toro oteó su taleguilla, estiró el cuello, se lo echó a los lomos, lo golpeó con saña y, una vez en el suelo, lo empaló del cuello y lo levantó con violencia desplazándolo en un instante dramático. El torero quedó inerte, tendido sobre la arena, mientras unos banderilleros hacían el quite y otros lo tomaban en brazos para conducirlo a manos del equipo médico, dejando la sensación de llevar un buen tabaco y la inquietud en los tendidos. Pronto salió al burladero de la enfermería uno de los galenos con gestos tranquilizadores, y al cabo de un par de minutos el matador, por su propio pie, desorientado, desmadejado, sin chaquetilla ni corbatín, con la camisa manchada de sangre y una evidente contusión en el cuello, continuaba la lidia de nuevo de rodillas, en otro alarde de valor. Este torero es en la actualidad cabeza del escalafón, con más de sesenta actuaciones y muestra síntomas de saturación, pues jugarse la vida cada tarde, con la obligación de crear una obra artística que satisfaga al público, genera ansiedad con la que es difícil convivir en duermevelas en hoteles siempre distintos, y en las angustiosas curvas que trazan las carreteras de madrugada.

José Garrido ha venido a la parte noble del escalafón con la firme intención de quedarse. Ayer se fajó con valor sereno ante un toro encastado, que medía y buscaba al final de cada pase. Resultó también cogido, mas no se alteró, le aplicó una lidia alegre y emocionante en la que alternó el natural con el toreo en redondo y remató con una serie de manoletinas tan ajustadas que la pala del pitón llegó a rozar su muslo derecho. Mató con gran decisión y ganó una oreja de ley que le confirma como torero del norte.

Podrá decirse que el toreo que ayer se vivió en el coso riojano resultó por momentos precipitado, falto de regusto clásico; podrá decirse que las lidias fueron erráticas, sin el aposento del terreno adecuado; mas nadie puede dudar el valor y la determinación que estos dos matadores exhiben, que ha de confirmarles como toreros dignos de todas las plazas.

 

 

Reseña:

 

Coso de la Ribera de Logroño, veinte de septiembre de 2016, tres cuartos plaza en tarde luminosa y agradable.

Dos toros para rejoneo de Los Espartales, desmochados con alegría, flojos y de escaso celo.

Cuatro toros para lidia a pie de Jandilla, de hechuras diversas y justo trapío; nobles, flojos y descastados, salvo tercero, encastado y avisado.

 

Hermoso de Mendoza, de rondeño en azul: Rejón trasero (silencio); dos pinchazos y rejón caído (silencio)

 

López Simón, de coral y oro: Dos pinchazos y media estocada (vuelta al ruedo); Estocada (oreja tras aviso)

 

José Garrido, de rosa perlado y oro: Estocada de ley (oreja); Estocada trasera caída (oreja tras aviso)

 

 

Incidencias: López Simón fue atendido en la enfermería tras su espeluznante cogida en el segundo, permaneciendo allí unos minutos sin que el resto de lidiadores se ocuparan del toro. No fue necesaria intervención quirúrgica y volvió al ruedo para continuar con la lidia.

 

 

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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