José Cutiño, el empresario paciente.

José Cutiño, director de Coso de Badajoz y socio de Fusión Internacional de la Tauromaquia, es un hombre afable, moderado, de verbo fácil y voz cadenciosa. Nos recibe en el Multiusos Iradier Arena de Vitoria, espacio en el que ha programado en 2015 su primera Feria de la Blanca, serial que pretende recuperar para la Fiesta.

Acaban de desembarcarse dos corridas y los cencerros de los cabestros marcan el ritmo de la conversación, que transcurre amena y sincera, pues el señor Cutiño es paciente y muestra seguridad en sus juicios.

Señor Cutiño, buenos días ¿Qué se hace para recuperar una plaza como Vitoria?

Muchas cosas. Hay que lograr que el aficionado crea en la plaza y en la empresa. ¿Cómo? Haciendo una oferta importante, con figuras del toreo y primeras ganaderías. Hemos estrechado lazos que estaban rotos. Nos llamó mucho la atención que los blusas hicieran el paseíllo y luego no entraran a la plaza. Es fundamental que vuelvan. Hemos entablado relaciones con ellos y nos han comprado 800 entradas para la Feria. Estuvimos reunidos con asociaciones de la ciudad y todas las fuerzas vivas de la Vitoria. Es un trabajo a largo plazo, pero es esperanzador porque hemos duplicado el número de abonados. La verdad es que no era difícil porque había sólo 300 y ahora tenemos 602. Hemos abierto nuevas vías. Es muy esperanzador porque Vitoria es una gran ciudad, tiene un gran tradición taurina y tiene un inmueble inmejorable. Esta plaza está a la altura de las mejores de España, dotada con todo lo necesario. Me he llevado la agradable sorpresa de que el equipo gubernativo son buenos aficionados y saben ver el toro. Las corridas han sido aprobadas a la primera, ocho toros de El Ventorrillo y nueve de Luis Algarra. Todo el mundo tiene una disposición tremenda para que esta plaza se recupere y estoy convencido de que lo vamos a conseguir.

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¿En qué plazo cree usted que puede llegar a ser la plaza que fue?

Esperamos darle la vuelta en dos o tres años. Para eso es importante la ayuda de las instituciones públicas, y eso es lo que echamos en falta. El Ayuntamiento tiene que ser consciente de que esto es intrínseco a las fiestas de la Virgen Blanca y que pertenece a la cultura de Vitoria desde siempre. Con respeto a todos, tanto a los que les gusta como a los que no. El otro día le comentaba al alcalde que el día 25, en la fiesta de las peñas, entraron aquí casi 6.000 personas pagando. Los políticos deben gobernar para todos los ciudadanos y pocos actos congregan a 6.000 personas. El ayuntamiento debe estar más cerca de su plaza de toros por lo que genera económicamente y por los miles de aficionados que acuden con una ilusión tremenda.

¿Ve amenazas o falta de apoyo en el ámbito político?

Amenazas no. El alcalde me ha trasladado que respeta este espectáculo. No veo ahora amenaza de prohibición, pero sí falta de apoyo.

Los otros 360 días del año esta ciudad puede ser un auténtico secarral taurino. ¿Cree que hay que mantener vivo el pulso de la afición con otras actividades?

Nosotros vamos a hacer cosas, tenemos buena relación con el Club Turino y el taurinismo en Vitoria tiene que hacer cosas. Es una labor de tiempo, pero especialmente de consolidar una oferta taurina importante y que la plaza vaya hacia donde los aficionados quieran, y la mejor manera de mostrar el apoyo a la fiesta es acudiendo a la plaza.

¿Cree que el aficionado debe movilizarse a favor de la Fiesta manifestándose en la calle para demostrar que somos muchos más que los prohibicionistas?

Yo creo que el taurino es mucho más tolerante que los contrarios y la mejor manifestación es que acudan a la plaza y que estén con los toreros, con su coso, con sus tradiciones. Nosotros somos tolerantes y algunos antitaurinos confunden la oposición con la agresividad.

¿Está la FIT consiguiendo los objetivos que se trazó a principios de año?

La FIT es un proyecto a largo plazo en el que creemos firmemente y sus tres bases fundamentales son la consolidación de las plazas en peligro, el apoyo a jóvenes valores, como Ginés Marín y otros novilleros a los que apoderamos y contribuir en la recuperación de plazas emblemáticas que han pasado malos momentos como Córdoba, de primera categoría, y Vitoria. El objetivo se está cumpliendo, Córdoba ha sido una gran feria y Vitoria empieza a reaccionar y se consolidará como una de las ferias fuertes del norte.

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Cuando se anunció el nacimiento de la FIT muchos pensaron que manejaría muchos recursos para poner en valor la dimensión cultural de la Tauromaquia ¿Trabajan en esta dirección?

Absolutamente, hacemos muchas cosas, tenemos un equipo de comunicación muy activo, cuidamos el ámbito cultural más que cualquier otra empresa haciendo exposiciones, se editan dibujos animados para niños llamados “Educatauro”, hacemos presentaciones, patrocinamos exposiciones. Creemos que el ámbito cultural del toreo es extraordinario y no sólo atendemos a lo económico, si no también lo cultural. Los grandes artistas siempre han estado cerca del toro, debemos darlo a conocer y vamos a hacerlo.

¿Qué le parece que en los últimos años estén tomando protagonismo artes ancestrales como el toreo a caballo y los concursos de recortadores? ¿Es un síntoma de involución?

No lo creo. El toreo es muy grande y está todo inventado, si bien es preciso conocer la historia, como los espectáculos populares vascos, para escribir el futuro. En el siglo XVI los mejores toreros eran los vascos y tenemos que fijarnos en eso y aprender también. Es bueno para el toreo porque acude a la plaza gente que no vendría a la lidia clásica y algunos se aficionarán. El toreo a caballo ha dejado de ser un numerito para convertirse en un arte, que con Pablo Hermoso y Diego Ventura ha alcanzado un dimensión equiparable a la del toreo a pie.

¿Debe evolucionar la tauromaquia hacia un estadio más moderno? ¿Cree que es necesaria la innovación?

La liturgia y su puesta en escena creo particularmente que no.

Tenemos la gran responsabilidad de conseguir que lo conozcan las generaciones venideras con toda su pureza, con toda su verdad. Esa es nuestra responsabilidad. Cuando se da importancia a todo es un espectáculo único, pero cuando no se cuida aparecen los peligros.

El toreo necesita para su promoción todas las técnicas de comunicación modernas. Por eso nosotros estamos en contacto con nuestros abonados y hacemos muchas actividades con nuestra gente y nuestros toreros. Ahí si debe evolucionar y nosotros apostamos por esa vía.

Cuando se anuncian figuras siempre surge el mismo debate ¿Se le ha restado demasiada casta al toro?

Hubo años con poca casta, pero hoy hay ganaderías que están haciendo muy bien las cosas y se lidia el toro más grande de la historia. Viendo vídeos de hace 50 años el toro era la mitad, se movía más, pero ahora hay ganaderos extraordinarios que buscan y consiguen un toro que propicia la emoción que es lo que todos procuramos. Los toreros quieren un toro que transmita, el aficionado lo necesita, un toro que le emocione, el bueno porque propicia el arte y el malo porque genera riesgo. Buscamos un espectáculo muy íntegro y muy digno, con el toro adecuado.

El toreo y la Tauromaquia disfrutan de valores únicos, difíciles de observar en otras actividades ¿Qué valores admira especialmente? ¿Los considera implantables en la sociedad?

Los toreros son modelos y tal vez la gente desconozca su verdad. Son profesionales que pierden su juventud jugándose la vida y dedicándose al toro, son modelos de afición, de dedicación. En el toreo se dan muchas virtudes que pueden implantarse también a la vida normal. Cuando veo a grandes toreros, con la vida resuelta que se lo juegan todo por una vocación tan profunda me admira. Su modo de sentir el toreo y su dedicación me admira, son héroes, personas capaces de hacer cosas que los demás no podemos. Debemos de darlo a conocer porque son superhombres, con una dimensión artística impresionante.

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Usted estudió magisterio y sin embargo un día decidió cambiar las aulas por los cosos ¿Cómo fue la ruptura?

Estudié magisterio porque era el mayor de los hermanos y mi madre quería que estudiara una carrera. La más pequeña era magisterio, aunque no la terminé del todo, pero bueno, trabajé en el colegio Marista donde yo había estudiado. Yo soy de Sanlúcar la Mayor, Espartaco de Espartinas e iba a verle entrenar casi a diario, hasta que un día me ofreció ir con él de ayuda de mozo de espadas. No tuve muchas dudas, dejé el colegio y entré en lo que es mi vocación y mi pasión. Lo que vivo hoy es impagable, que tu trabajo, tu vocación y tu pasión coincidan. Es algo que no tiene precio. He podido conocer el toreo desde abajo y respetar a los toreros y vivir en primera persona los esfuerzos de esa gran figura del toreo que fue Espartaco. Podía parecer un torero muy valiente pero yo viví todos los esfuerzos y todos los miedos y así se puede valorar a un torero, a los aficionados y respetar todo. Eso me ha servido mucho para conocer al público y comprender mejor sus inquietudes.

El paso sería difícil, de casi funcionario a empresario de una actividad incierta plena de riesgos.

Me arrastró la pasión. La primera corrida a la que yo fui con Espartaco fue a una de Cuadri en Valencia, cuando no era figura, y recuerdo que estuve cuatro días sin dormir con una ilusión tremenda. Tiempos muy hermosos y si hace treinta años cuando comencé me hubieran dicho que iba a llegar aquí, con plazas como Málaga, Olivenza, Badajoz o Vitoria no lo habría creído. Plazas en cuyos hoteles yo he limpiado los capotes y las muletas de Espartaco. He trabajado mucho, he tenido suerte, me ha ayudado mucha gente, me sigue ayudando mucha gente. Hay quien cree que cuantas más plazas tienes más fuerza tienes en el toreo y por tanto necesitas menos ayuda, pero es al revés. A más plazas más necesidad de ayuda. He tratado de respetar a los toreros y a todo el mundo del toro, ellos me han ayudado y aquí estamos.

Treinta años son un tiempo largo con luces y sombras ¿Cuál es su mejor recuerdo?

Con Espartaco. Eran mis mis inicios, en 1985 en Sevilla. Mató la corrida de Manolo González, cortó tres orejas, dos de ellas al toro “Facultades” y salió por la Puerta del Príncipe. En aquel momento pasamos de tener sólo dos corridas firmadas, una del Marqués de Ruchena en Granada y otra de Murteira Grave en Córdoba, a estar presentes en todas las ferias. Vinimos a Madrid y a un toro de Alonso Moreno lo cuajó con gran éxito. Esa tarde de Sevilla marcó un antes y un después; de prácticamente Juan Antonio valorar quitarse y pasar a banderillero, a convertirse en primera figura del toreo durante 7 años. Tener la oportunidad de compartir todo aquello con él a mi me marcó. El momento íntimo de volver al hotel Colón de Sevilla y tener champán para brindar, mandado por en director, y brindar y bañar al torero en champán fue muy bonito, porque Espartaco tiene muchas virtudes como la dedicación y el trabajo. Me impresionó como persona. Nadie es más que nadie, nadie es más genial o más fantástico que los otros, el que triunfa es el que trabaja. La dedicación y la ilusión es lo más importante en la vida.

El mundo del toro está también lleno de supersticiones y de malos sueños ¿Le persigue alguna pesadilla?

He tenido un sueño durante muchos años, ahora menos. Como vivía todos los miedos de Espartaco, soñaba que yo toreaba y estaba en la habitación del hotel con la silla montada, los capotes, las zapatillas. Mi única obsesión era estar todo el día levantado mirando por la ventana y pidiéndole a Dios que lloviera para que se suspendiera la corrida. Era un sueño, pero lo único que me preocupaba era la lluvia. Daba igual como fuera el toro, o la plaza, lo importante era que lloviera.

Además de a Espartaco ¿a quién está agradecido por la ayuda que le ha prestado en su carrera en el mundo del toro?

Muchos toreos, una lisa interminable, es un mundo difícil en el que tenemos que tratar con artistas con unos valores que no se entienden desde el prisma sólo económico. Hay que comprender que estas figuras del toreo sólo por dinero no torean, hay otras cosas, otras sensibilidades, hay ferias importantes a las que han dejado de ir por su creencia, su filosofía y su manera de sentir el toreo. Tenemos un gran respeto a la personalidad de cada uno, e intentamos hacer que se den todas las condiciones para que, dentro de la dificultad de torear, el matador esté satisfecho en cuanto a hechuras y presentación de los toros.

Hace unos días el empresario de una plaza de tercera me contaba que algunos toreros modestos ganan en una corrida 1.000 euros e incluso menos ¿hay remedio a esta injusticia?

Es el tema de los mínimos ¿verdad? Es una de las cosas que tenemos que mejorar. Hay un problema y es que el público sólo acude a grandes acontecimientos, pero el mínimo es una asignatura pendiente que tenemos que superar.

¿Cómo se aprende a gestionar un negocio tan complejo como este sin tener inicialmente una formación empresarial?

Lo tiene que aprender uno todo a base de equivocarse, esta no es una empresa normal, hay que ser buen aficionado, conocer a los aficionados de tus plazas. Montar una feria es tratar de generar ilusión para que la gente vaya, y se da el caso de Olivenza, que es la primera feria del año, en la que no hay ningún sustento festivo, todo es el toreo, toda la ilusión la generan los toros y lo que hemos pretendido durante estos 25 años es programar cosas que ilusionaran al aficionado, pero partiendo de lo que a nosotros como aficionados nos ilusiona. Hoy tenemos un equipo pendiente de las diversas áreas, la administrativa, la comunicación, la prensa, todo funciona como una empresa normal, si bien la programación la hacemos nosotros. Somos empresa por la manera de ver el toreo, con más o menos éxito. Afortunadamente a nuestras plazas va la gente y estamos contentos, porque vivimos el toreo, para el toreo y tratamos de transmitirlo.

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Usted dijo en París que el toreo no corre peligro si estamos unidos ¿cree que el nivel de unidad es suficiente? Y, si fuera el caso, ¿qué hacer para intensificarla?

No es suficiente, tenemos que estar más unidos todos, comenzando por los aficionados, los profesionales, todos. El colectivo taurino es muy diverso pero tenemos que confluir todos en el apoyo al toreo. La verdad del toreo se debe a la integridad del espectáculo.

Los matadores son conscientes, los banderilleros también, los empresarios, pero quizá nos haga falta un órgano que sea portavoz de todas las ideas. En invierno son todo buenas intenciones pero en cuanto comienza la temporada tiramos cada uno por un sitio y se queda todo en el aire.

El toreo tiene problemas graves, como el IVA del 21%, sobre todo en festejos menores; la seguridad social, no es lógico que una novillada pague 7 u 8.000 euros por ese concepto. Es injusto porque los novilleros no son profesionales y por tanto debe haber un estatuto amateur para las novilladas, de modo que estén cubiertas todas las obligaciones de los actuantes pero por una cantidad amigable. Y es fundamental le tema de la promoción para el futuro. Todos tenemos que luchar para que este espectáculo lo conozcan los chavales, las generaciones nuevas, hay muchas iniciativas por parte de las empresas pero un poco deslavazadas. Si fuéramos capaces de coordinar toda esta política de promoción sería mucho más eficaz. Pero vuelvo repetir que la mejor manera de luchar por el futuro de la Fiesta es ofrecer un espectáculo muy digno, que haya mucha verdad, que la hay, porque este es el espectáculo más verdadero. Estos hombres se juegan la vida delante de un toro y ahora que estamos aquí, en la plaza, en víspera de corrida no sabemos qué puede pasar mañana. Esto le da al torero una autenticidad y una grandeza que no tiene ningún otro evento. Tenemos en nuestras manos un espectáculo único, que creo que es el mejor y debemos administrarlo de la manera más adecuada.

Desde Toro Cultura tenemos la sensación de que hay muchos actores en la Fiesta con intereses muy claros que no dan un paso si eso pone es riesgo el estatus que cada uno tiene. Creemos que las amenazas son ya suficientemente graves y es necesario actuar, pese a que podamos perder algo individualmente.

No estoy de acuerdo. Quizá hace unos años sí, pero en este momento tan complicado la gente del toro es consciente de la dificultad y de que hay que dar pasos. Vamos a ver si la situación económica mejora, las ferias se mantienen y las medidas que antes te comentaba surten efecto.

Le propongo una hipótesis que espero sea realista. Nos citamos dentro de 20 años en este mismo sitio a esta misma hora. ¿De qué cree usted que estaríamos hablando?

Ojalá de que el toreo va mejor. Te voy a contar una anécdota. La plaza de toros de Málaga, que nosotros gestionamos, celebró el año pasado en primer centenario del primer mano a mano que disputaron Joselito y Belmonte. Aunque eran los dos de Sevilla se fueron allí en su primer gran enfrentamiento. Para conmemorarlo nosotros programamos un mano a mano entre Morante de la Puebla y El Juli, dos toreros que se asemejan a los maestros de principios del siglo pasado. Nuestro equipo de comunicación investigó lo que se publicó hace un siglo de aquella corrida, y parece que fue un escándalo, que era una corrida pequeña, que en el sexto toro se tiró el público al ruedo, y algunas crónicas aseguraban que el toreo se acababa. Pero el toreo es tan grande que un siglo después aparecen dos toreros, como otros también, capaces de volver a llenar la plaza de Málaga, dar un gran espectáculo y volver a generar ilusión. Así que en veinte años el toreo seguirá vivo, seguirán apareciendo toreros, y lo importante es que todo el colectivo taurino sea consciente del trabajo que tenemos por delante, incluso renunciando a cosas personales, para mejorar el futuro de la Fiesta. Y por supuesto que las generaciones nuevas lo conozcan para poder valorarlo. Yo estoy seguro de que el toreo va a perdurar por mucho tiempo, porque es algo tan nuestro que no puede faltar.

Gracias señor Cutiño por sus reflexiones, por su amabilidad y le deseamos éxito en la promoción de los valores y la cultura de la Tauromaquia.

 

Javier Bustamante para Toro Cultura.

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