Cocherito y el toro

“La fiesta necesita militantes de la Tauromaquia”

Antonio Fernández Casado acude puntual a su cita con Toro Cultura. Nos ha emplazado en el Hotel Carlton de Bilbao, en cuyo ascensor acaba de dejar a Eduardo Miura, y se presenta sonriente en el hall, espacio en el que tendrá lugar la entrevista. Es un hombre elegante y cortés cuyo vínculo con la Tauromaquia es práctico y teórico al mismo tiempo, puesto que en los años setenta quiso ser torero y dedicó cuatro temporadas a capeas y novilladas, y en la actualidad trabaja por entender de la manera más precisa la cultura del toreo y difundirla. Estamos por tanto ante un hombre con criterio, conocedor de todos los registros de la fiesta, escritor de notables libros taurinos, que no escatima esfuerzos y pone su experiencia empresarial al servicio de su pasión, el toreo, y de su club, del Club Cocherito de Bilbao.

 

Señor Fernández Casado, usted habla de la necesidad de modernizar el espectáculo para ganar el futuro. ¿Qué medidas cree que deben implementarse?

Es innegable que hay que modernizar el espectáculo. En el fútbol hay palcos confortables llenos de recursos para el aficionado. No sería complicado facilitar información en las corridas mediante pantallas gigantes, sobre cómo se llama el toro, de qué ganadería es, quién le da capa, quién parea. En la plaza ya no te dan ni el programa de mano, cosa necesaria ya que no todo el mundo es aficionado. Antes de la corrida podrían dar imágenes del apartado. Al final de la corrida puede ofrecerse entradas en promoción a precios atractivos para la corrida del día siguiente. Es cuestión de ponerse a pensar y tener voluntad de mejora. Este espectáculo no evoluciona como los tiempos exigen. Algo tan simple como marcar las rayas de picadores con una regadera de cal ya no es castizo, es anticuado y cutre. El espectáculo tiene que reinventarse y renovarse de manera decidida.

Produce envidia el futbol, que genera en derechos televisivos de 1.000 millones, que va a pagar telefónica y va a repartirse de manera que pueda aumentar su presencia en la sociedad.

Sin embargo la única cadena de toros es de pago y no todos los aficionados tienen acceso a la misma.

Falta una federación, una estructura organizativa como tiene el futbol que represente a la actividad y trabaje por su promoción y se erija en referente para abordar las cuestiones que afectan al toreo. Hay que generar un fondo para financiar las novilladas y las escuelas taurinas.

Hay muchos alcaldes que dicen sí a los toros “mientras no cueste dinero”, sin embargo para otras manifestaciones culturales como ópera sí hay dinero, para cinco o seis mil personas hay ayudas para que les salga barato el abono. La Tauromaquia no recibe un trato equitativo y es preciso disponer de organización y representación para hacer valer sus derechos.

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En este contexto parece difícil que surjan nuevos aficionados y espirantes a torero.

Así es. En el Cocherito va a haber en breve un coloquio sobre “Formación en los toros versus formación en el futbol”. Vamos a comparar y creo que las diferencias serán notables. Vendrán José Ignacio Sánchez de la Escuela Taurina de Salamanca y un representante de Lezama. Pretendemos que la formación en Tauromaquia sea considerada oficialmente Formación Profesional, pero el Gobieno Vasco no parece muy dispuesto. Si no hay estructura de formación es imposible que salgan buenos toreros, para todo hace falta una base y una estructura.

 

Estoy de acuerdo, si bien la dificultad que tienen los chavales para hacerse toreros me preocupa menos que la imagen de la fiesta y el antitaurinismo.

Javier Marías escribió en El País que no entiende como en Cataluña un argentino puede acabar con una fiesta con tanta tradición. Tampoco que un animalista agreda a un aficionado tirándole una piedra a la cabeza. Es una voz autorizada y reconocida. Hay que buscar estas fuentes y estos testimonios de personas independientes y difundirlos.

Hay que ser activistas, hay que ser militantes. Ya no vale con ser aficionado, hay que apoyarse en gente como Marías, personas progresistas que escriben en medios progresistas. Hay que ser más proactivos, no podemos asumir lo que está pasando.

 

La prohibición de celebrar corridas en San Sebastián es un hecho doloroso para todos los aficionados, especialmente los vascos. ¿Qué se siente desde una ciudad próxima como Bilbao?

Cuando me enteré de que en San Sebastián prohibían los toros me puse a escribir sobre la fiesta en Guipúzcoa y presenté el libro en Donostia el día en que debía iniciarse la feria. Los políticos no ayudan o directamente perjudican a los toros. La clave está en ser activos, difundir nuestro mensaje y ganar la opinión pública.

A los prohibicionistas de Bildu les propongo que vean el toro en el campo y lo comprendan y que después opinen. Tenemos el ejemplo de Bergamín, autor de grandes obras sobre la Tauromaquia, quien el final de sus días se radicaliza en el independentismo, se va a vivir a Fuenterrabía y sigue siendo un intelectual excelente. No debe ser una cuestión política si no de sensibilidad artística.

Hay que valerse de esos testimonios y estas experiencias para demostrar que el toreo es universal, hay que reivindicar la dimensión cultural del toreo.

 

Los toros y la literatura han tenido siempre una relación muy fluida que puede ser interesante en un momento como este.

Sin duda. Nosotros inauguramos en mayo en primer club de lectura taurina del mundo. Tenemos a Blasco Ibáñez, a Bergamín, a García Lorca, a Pérez de Ayala, a Hemingway. Personas de alto nivel intelectual sin condicionantes políticos. La idea es que los socios lean el libro y opinen en un debate abierto.

También vamos a contar con un actor que lea poesía en nuestra biblioteca.

Habrá además un ciclo de cine y toros. Hay películas muy malas sobre toros, rancias como su época. Sin embargo hemos localizado una película en la que Blasco Ibáñez es guionista, vamos a hacer una selección y proyectar las mejores.

Este año además de dar el premio al toro más bravo, lo que siempre está bien en Bilbao, el Club Cocherito va a premiar a la mejor crónica taurina y a la mejor fotografía de la feria. Hay muchos aficionados a la fotografía y pueden disfrutar persiguiendo el premio. Tiene que explotarse todo lo que rodea a la fiesta, que es rico y plural.

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La crónica taurina, siempre subjetiva y muchas veces polémica.

Yo conservo todas las crónicas de Cañabate y de Joaquín Vidal sobre los toros en Bilbao, todas seguidas, es pasmoso ver su evolución. De Navalón tengo muchas cosas, pero no todas su crónicas. Cañabate, por ejemplo, machacaba a El Cordobés, luego un poco a Camino, según evolucionaba su toreo y la visión del cronista.

Con Joaquín Vidal tenía muy buena relación cuando yo dirigía el hotel Ercilla. Nadie le conocía físicamente, algunos me preguntaban por él. Era muy independiente, casi no hacía vida en el hotel y tenías sus filias y sus fobias. Su historia personal es interesante ya que había trabajado de chaval en el periódico Hierro, haciendo trabajos manuales, alejados de la redacción. Luego pasó a escribir en varios diarios y alguna buena novela, manejando el castellano con una enorme precisión.

 

¿Qué planes de futuro tienen usted y su equipo para el Club Cocherito de Bilbao?

En mi discurso de acceso a la presidencia dije que no basta con ser aficionados, hay que ser activistas taurinos, hay que dar un paso más, y el club debe hacer activismo taurino.

Queremos llegar la los 2.000 socios desde los 1.200 que hay hoy.

Queremos que el boletín no se utilice para publicar fotos de la junta. Hay que darle un contenido de interés para difundir la fiesta. Trajimos a Pablo Bergés, que es de Bilbao, e hicimos un debate sobre “Blancanieves”. Queremos traer a Paz Vega, intérprete de “Matador”, y también a Juan Echanove, que actuó en la película “Manolete”.

Hemos generado un debate político invitando a representantes de los diversos partidos. HB es abiertamente prohibicionista; Podemos tiene una postura ambigua; mientras que PNV, PP, PSOE y Vox son partidarios de la Tauromaquia. Hubo bronca con la representante de Batasuna ya que se posicionaba en contra de la muerte de los animales y el candidato de VOX le afeó que hayan apoyado el tiro en la nuca a las personas durante tanto tiempo.

Este año vamos también a crear un txoko, o taberna taurina para que los socios y sus amigos disfruten de la gastronomía del toro.

Vamos a recuperar los de fondos de pintura de que dispone el club y los vamos a exponer en nuestros salones. Queremos además un mayor protagonismo en la Semana Grande, organizando coloquios que aún están aún por definir. Nuestra meta es llegar al público neutro, al que no aborrece la fiesta para mostrársela y que opine si quiere.

Hemos mandado recientemente un carta a los periódicos de Bilbao demandando espacio taurino todo el año, para mantener el pulso en los medios. Aún no hemos tenido respuesta pero esperamos conseguir algo también en esa línea.

Otro proyecto muy querido es la creación de una escuela de Tauromaquia en Bilbao. Es inconcebible que una plaza de primera no tenga un foro así, y hay chavales que quieren ser figuras de esto.

En otro orden también pretendemos descuentos en los abonos para la Semana Grande para los socios del Cocherito.

Del mismo modo creemos que será bueno conseguir la elección democrática de los cuatro representantes de la afición en la Junta Administrativa, en lo que el Club tendría mucho que decir.

La modernización de la fiesta en Bilbao exige también el cubrimiento de la plaza, como ocurre en Vitoria, Logroño, San Sebastián, etc. Sabemos que las últimas temporadas no han sido muy boyantes, pero consideramos que es una medida necesaria.

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Son muchas novedades que propone, algunas tal vez mal entendidas por las fuerzas vivas del negocio taurino.

Yo creo que la fiesta necesita un Podemos taurino, un movimiento regenerador, inspirado de abajo hacia arriba que oxigene el entramado y lo haga más saludable.

En el fondo es necesaria una reinvención, el modelo tradicional no sirve y hay que cambiarlo por uno nuevo.

En este sentido el club Cocherito se ha propuesto escribir un libro blanco sobre la fiesta, que analice todo el fenómeno, desde la crianza del toro, la formación de un torero, la lidia, la economía del toro, su carácter ecológico, el comportamiento del público, la internacionalización del espectáculo, el impacto de internet… todo lo que es importante en la fiesta. Será el libro blanco de la reestructuración.

Cuento para ello con ocho profesores universitarios comprometidos con el libro. Aún no he elegido la Universidad que debe canalizarlo, si bien hay dos candidatas, una pública y una privada. Lo que es seguro es que formaremos un buen grupo con alumnos que lo desarrollen y profesores que lo coordinen.

 

Ese libro puede ser un referente necesario en poco tiempo.

Claro. Es necesario un cambio de modelo. Hay clubs de futbol que son Sociedades Anónimas, e incluso en Inglaterra algunos cotizan en bolsa. Así es como se hace grande una actividad. Hace falta gente que venga de la empresa, expertos en marketing, profesionales de la formación, personas que, conociendo o no los toros, aporten un nuevo discurso.

 

Las novedades que admite el espectáculo actual, que casi no ha evolucionado en un siglo, son muchas.

Nosotros hemos pensado en algunas como un mano a mano entre Estrella Morante y su marido, Javier Conde. Seguro que llenarían un plaza de toros con canción y toreo.

Plácido Domingo canta óperas de inspiración taurina. ¿Por qué no con corridas de toros?

Salvador Távora nos aportará mil ideas sobre escenografía. Las opciones son muchas. Hace falta voluntad e imaginación.

 

Otra de las cuestiones candentes es el relevo generacional ¿cree que es momento de acercar a lo niños a los toros?

Sí, y tenemos ejemplos sugerentes en el plan francés, financiado por las taquillas, los toreros y los ganaderos con aportaciones porcentuales estipuladas de forma consensuada.

Sus objetivos son defenderse de los ataques anti y difundir la fiesta, entre otros con lo niños, para eso están realizando un museo ambulante, con toros disecados a tamaño natural. Es preciso acerca a los más jóvenes, pero en España la gente no va a ver el campo, sólo los jóvenes franceses visitan las dehesas con asiduidad.

Esto hay que hacerlo sutilmente para que cada uno se forme su propia opinión. Por nuestra parte facilitamos visitas a club a todo aquel que quiera conocerlo y comprender un poco mejor el toreo.

 

El patrimonio artístico del Cocherito hace recomendable la visita incluso a los no aficionados.

Creo que sí. En el libro de firmas hay una dedicatoria de Juan Belmonte, queremos estudiarlo y mostrarlo al mundo, porque seguramente habrá otras de interés histórico. En nuestros salones hay cuadros de Losada, Zuloaga, Roberto Domingo, García Campos, Latorre, etc. Son obras de gran relevancia que todos los que quieran están invitados a contemplar.

 

¿Cómo se hizo aficionado?

De casualidad. Yo vivía en Santurce y después de las novilladas, echaban vaquillas. Tenía entonces 14 años. Luego fui a Portugalete, también a las vaquillas, empecé a conocer gente que quería ser torero, como Astorqui, Cocherito II, Herrerita y me aficioné. Toreé unas 50 novilladas sin, en Bilbao, Salamanca, La Rioja y Navarra. El tiempo pasa rápido y me planté con con 21 años y había que decidir si dar el salto o dejarlo. Mi padre no entendía mi afición y no recibí mucho apoyo salvo de un grupo de veinte aficionados de Bilbao que me patrocinaban. En ese momento buscamos un apoderado. Nos pedían 1 millón de pesetas en los años 70 para torear 12 novilladas con picadores y la presentación en Vistalegre en Madrid. Era dinero. El grupo de 20 no era unánime. Unos decían que sí y otros que no. No estaba claro. Yo no iba a ser banderillero, así que para ser del montón, pensé que era mejor dejarlo. En esto hay que estar arriba o quitarse. En cualquier caso viví unos años maravillosos, iba en invierno a Salamanca y respiraba el toreo. Estuve 3 o 4 temporadas, hasta que a los 21 lo dejé. Vivía en la Fuente de San Esteban, iba a torear con Paco Pallarés y Julio Robles a Campocerrado en sesiones largas e intensas. Fueron grandes años que recuerdo muy bien.

 

Una vez que se desvanece el sueño usted viaja por Europa para aprender idiomas y se forma en técnicas de gestión de empresas, de lo que hace su profesión. Si embargo lo que más me gusta en leer y escribir de toros.

Me sigue interesando ir a los toros y reconozco que soy de Ordóñez. La suya era otra manera de interpretar el toreo. He leído para conocer a los que no he visto y creo que lo he leído todo. Tengo el impulso de comprender cómo eran y cómo toreaban. Me interesa sobre todo el toro, también el torero, pero el toro es otra cosa. Tiene que ser íntegro. Voy a todas la corridas toristas porque me emocionan. Llevo 50 años viendo toros, he toreado mucho en el campo y lo que se siente delante de un animal bravo es incomparable.

En los últimos años voy a los toros de forma selectiva. Me interesan más las novilladas que las corridas porque hay que descubrir nuevos valores. Hay algunos toreros veteranos a los que me cuesta ir a ver. Son reiterativos y muy conservadores y algunos demasiado fáciles. Ponce es tan fácil que podía haber sido un matador de leyenda, pero esa facilidad le ha evitado esfuerzos. Paco Camino veía el toro muy pronto, tenía una mente privilegiada para eso, mientras que muchos toreos actuales prueban demasiado, les cuesta entender el toro y le restan emoción a la lidia.

 

¿Quiénes le llaman la atención del escalafón actual?

Talavante a veces. Morante es buen torero, José Tomas también, Perera es muy fácil. Ponce no va a descubrir nada nuevo ya, Manzanares con 33 años tampoco. Curro y Paula eran pura intuición. Los toreros, como los deportistas, tienen una época de rendimiento, si empiezan pronto acaban también pronto. Hay toreros que van subiendo y luego van cayendo más o menos rápido. Garrido me gusta. ¿Cuánto hace que un novillero no sale a hombros en la misma temporada en Valencia, Sevilla, Bilbao, matando 6 toros, y corta un oreja en Madrid? Este año le ponen en Sevilla y no ha vuelto a torear. Me anuncian a Garrido en Madrid y voy antes que a ver a Ponce. Ferrera lleva ya mucho tiempo y está ya muy visto. Fandiño tocó techo el año pasado y ha empezado a bajar. La encerrona en Las Ventas de marzo estuvo bien vendida, pero le dejó tocado en el ánimo. Ese planteamiento no es para él, habría sido mejor un mano a mano. Encerrarse con seis toros en Madrid es una apuesta enorme. Estuvo toda la tarde esperando a ver si el siguiente toro era mejor, pero no se produjo el triunfo. Creo que hay que apostar por los chavales creando una liga de toreros jóvenes. Es una profesión muy complicada en la que el torero pasa mucho miedo. Garrido decía que no tiene miedo a que le coja el toro, sino a que le pase lo que le ocurrió a Nimeño o a Julio Robles. El final de los dos fue muy amargo, fue una depresión constante. Julio Robles era mi amigo, pero no fui a verle en la silla de ruedas, conociéndole no me parecía adecuado verle así.

 

En veinte años en la dirección del Ercilla, el hotel de los toreros en Bilbao, habrá presenciado cientos de sucesos y anécdotas. ¿Puede contarnos alguna?

El Ercilla tenía un médico, el doctor Abásolo que vivía en Ercilla 37, junto al hotel. Cuando teníamos un huésped enfermo le llamábamos para que le atendiera. Un día de corrida, a finales de agosto, a las 10 de la mañana llama Chopera diciendo que había que subir a ver a Antoñete. Subió el doctor y le dijo que no podía torear esa tarde por una insuficiencia respiratoria y que lo mejor que podía hacer es ir a dar una vuelta por el monte. Habían estado toda la noche jugando, bebiendo y fumando. Le auscultó y le dijo que fuera a oxigenarse a Archanda. Estaba completamente intoxicando.

También he sabido de intentos de agresión a Navalón e incluso gente que buscaba a Vidal para darle. Los dos eran muy polémicos y había quien no les quería bien.

Los mozos de espadas dejaban en recepción sobres con entradas para los periodistas y el periodista le decía al conserje que las vendiera. Mínimo dos entradas, por tres toreros son seis, lo que tarde a tarde hace un dinero. No sé si en el sobre había además una cantidad en metálico.

 

¿Cómo es el momento en que el torero sale del hotel para ir a la plaza?

Es durísimo. Yo subía a la habitación a saludar a amigos como Julio Robles, Dámaso Gómez o El Regio. No se puede hablar con ellos. No ven ni oyen. No se les puede hablar. Cuando sale el toro se les pasa todo. Son momentos de enorme tensión, los patios de caballos deberían ser sólo para los toreros. Quieren tranquilidad, pasan mucho miedo, un miedo terrible.

 

En su condición de promotor y gestor de empresas hoteleras seguro que tiene un criterio claro sobre la convergencia del turismo con la Tauromaquia.

Cada vez es más difícil encontrar un hotel donde vendan entradas para las corridas. Los grandes operadores “on line” como Booking no venden entradas para los toros. Los portales como El Corte Inglés tampoco. Venden tickets para todo tipo de espectáculos salvo para los toros. Es decimonónico. No existe la entrada digital que se descarga en el teléfono, como para ir al cine. En Baleares y Canarias no se dan toros pese a la gran afluencia de extranjeros. Sin embargo la Plaza de Las Ventas es visitada por miles de turistas en cualquier época del año, pero no se les ofrece entradas para ir a los toros. Es algo difícil de entender y representa otro terreno en el que la fiesta puede generar valor.

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Señor Fernández Casado, gracias por compartir su criterio con nuestros lectores y le deseamos éxito en la gestión del Club Cocherito y en la difusión de la cultura de la fiesta.

Gracias a vosotros y también os aliento en vuestra militancia a favor de la Tauromaquia.

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