Museo de la Plaza de Pamplona, una experiencia en todos los sentidos

El nuevo Museo de la Plaza de Toros de Pamplona se revela como un modo de mostrar la Tauromaquia moderno, tecnológico y multisensorial. Su original concepto permite a muchos descubrir los arcanos del toreo, y convertir la visita en una experiencia transformadora.

La Casa de Misericordia ha invertido más de 200.000 euros en un proyecto concebido por el reconocido arquitecto y miembro de la Junta Fernando Redón, lamentablemente fallecido antes de ver su obra acabada, que logra emocionar a los visitantes, y convertirse en una vivencia memorable.

Museo Taurino Plaza Pamplona

El museo, lejos del modelo tradicional que exhibe cabezas de toros, estoques y añejos trajes de luces, acerca al visitante de forma tangible a las diversas Tauromaquias, dentro de un espacio mágico, como es la plaza pamplonesa, que es otra de las protagonistas de la visita. Proyectada en 1920 por Francisco Urcola según idea original de Joselito, es construida en estilo neoclásico, con puros elementos jónicos y dóricos, e inaugurada en 1922 con gran éxito. En 1966 es remodelada por Rafael Moneo, ampliando su aforo hasta las casi 20.000 localidades, siendo el mayor coso de España, tras la Monumental de Las Ventas de Madrid.

Recorrer La Estafeta, doblar la curva de Telefónica, bajar la rampa de acceso a la plaza y encontrarse los portones abiertos es lo más parecido a correr un encierro sin toros. Una vez bajo tendido, justo en el estrecho pasillo que conduce al ruedo, se proyecta un audiovisual sobre las tres paredes del recinto que reproduce con asombroso realismo las carreras que llevan a los corredores hasta este punto, para muchos angustioso. La recreación es espectacular, con tres proyectores simultáneos que dotan a las escenas de gran crudeza, realzado por un sonido envolvente, elaborado a partir de cientos de registros obtenidos en el transcurso de los encierros pamploneses, que mezcla gritos de sorpresa, alegría, admiración y pavor.

Con el pulso aún acelerado por la proyección, los visitantes acompañados por un monitor, cruzan el ruedo pisando el mítico albero, o bien ganan la puerta de los corrales recorriendo el callejón. Pueden palparse los tableros de madera grana y las troneras en las que los dobladores se resguardan en el estertor del encierro, y observar las astillas de los burladeros provocadas por los derrotes del toro.

Museo Taurino Plaza Pamplona

La visita a los corrales, tantas veces mostrados por televisión, descubre una nueva dimensión del espacio en el que los toros serán sorteados y enchiquerados, y muestra a través de visores, la recreación tridimensional de las estancias de los bravos en este lugar.

El recorrido continúa por las cuadras, habilitadas con elementos abatibles para mostrar dos nuevos audiovisuales.

El primero versa de manera didáctica sobre la vida del toro en el campo y su crianza, y ha sido grabado en las fincas de Miura, Jandilla y El Parralejo, divisas asiduas a la Feria del Toro.

Museo Taurino Plaza Pamplona

El segundo se muestra en una cuadra contigua aún mayor, provista de los comederos y las barras separadoras de los espacios para los caballos de picar, y alberga en su parte posterior la naturalización del toro Coquinero de Jandilla, lidiado en esta misma plaza. La proyección simultánea de imágenes en diez pantallas de diversos tamaños se centra en el perfil de la plaza Monumental, los preparativos para la corrida, los tercios de la lidia y sus protagonistas. De nuevo el sonido asume un papel sustantivo e intensifica la espectacularidad de las imágenes. El visitante tiene también la ocasión de disfrutar de catorce columnas de fotografías luminosas que glosan la historia de la plaza, así como de un plano que reproduce en recorrido del encierro que muestra el sentido de avance de la manada en tiempo real, ilustrado con imágenes históricas de cada tramo. Junto a la salida del recito existen pantallas que reproducen carteles anunciadores de la “Feria del Toro” y de las “Fiestas y Ferias de San Fermín” que abarcan un siglo de historia viva del toreo en Pamplona, muchos de los cuales son litografías magistrales.

Museo Taurino Plaza Pamplona

La visita incluye la posibilidad de observar dos de los lugares sagrados del coso: la sala de toreros y la capilla, espacios mágicos y venerables, cuyas paredes son testigos cada año de escenas de gran concentración y enorme carga emocional. Cientos de toreros, entre ellos todas las figuras, se han conjurado aquí con la vida, y han tenido meditaciones trascendentes, cada uno según su propio credo. Conmueve pensar en cuáles habrán sido los últimos pensamientos que habrán merodeado por la mente de Belmonte, Manolete, Ordóñez, Bienvenida, Paquirri, Manzanares, El Yiyo, José Tomás, Enrique Ponce, Padilla, El Juli o Morante de la Puebla antes de pisar el albero.

Quien crea que ya lo ha visto todo encontrará aún una sorpresa más. El visitante puede acercase a la puerta de chiqueros, tomar un capote profesional, sentir su peso y firmeza, acariciar su recio percal, dibujar lances en el aire y acercarse a la imponente silueta de un toro de Miura, disecado de cuerpo entero, que emerge de la tiniebla de toriles para dar lidia.

Mariano Pascal, miembro de la Junta de la Casa de Misericordia, organismo benéfico organizador de la Feria, recibe a Toro Cultura a las puertas de la Plaza y, además de acompañarnos amablemente en la visita, nos facilita otros datos de gran interés para los aficionados: “El perfil de los visitantes es mayoritariamente internacional, ya que un 70% proceden del extranjero, siendo los más numerosos los franceses, alemanes y holandeses. También existe ya una experiencia con turistas chinos y japoneses, que entienden perfectamente la muestra y quedan gratamente sorprendidos. El museo emplea en este momento a cinco personas que atienden a cerca de doscientas personas al día”

Museo Taurino Plaza Pamplona

La Casa de Misericordia es ambiciosa, y tiene como objetivo conseguir “60.000 visitas anuales, tantas como la catedral de Pamplona, referencia turístico local”

El museo es un organismo vivo, en continuo cambio evolutivo, pues pese a que lleva sólo un mes abierto, ya existe un concurso de ideas para ampliarlo y perfeccionarlo.

“El objetivo -continúa Pascal- es mantener el coso activo todo el año, acercar la Feria del Toro a los aficionados de todo el mundo, y difundir la Fiesta entre los miles de visitantes que anualmente se dan cita en la capital navarra”.

El horario de visita comienza a las 10:30 y continúa de forma ininterrumpida hasta las 19:30. El precio de la entrada es de cinco euros, si bien existen descuentos para grupos, menores y otros colectivos.

Esta experiencia demuestra que la dimensión cultural de la Tauromaquia interesa en todo el mundo, y que cuando se pone en marcha un proyecto ambicioso y bien concebido, es además rentable.

 

 

Javier Bustamante

Para Toro Cultura

 

 

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