Javier Castaño, nacido en León el último día de febrero de 1980, se afincó pronto en Salamanca, tierra que le considera su torero.

El primer día de abril de 2001 Enrique Ponce le cede un toro de Santiago Domecq en San Sebastián, convirtiéndole en matador.

Ortega Cano confirma su alternativa el 17 de mayo del mismo año en presencia de Finito de Córdoba, lidiando reses de Mari Carmen Camacho.

Torero sobrio en las formas, exhibe una Tauromaquia sólida, apta para medirse a los encantes más temidos. Su arte brilla desde la practicidad de la lidia, sin concesiones superficiales que diluyan la dimensión clásica de su toreo.

Javier Castaño es un matador solvente, que ha hecho de la regularidad un hábito, lo que supone una gran responsabilidad con el público.

Su rostro grave denota cada tarde el rigor con el que se emplea y el compromiso que tiene con el arte de lidiar toros bravos.