Paulita y Cuadri recrean la Tauromaquia

El centenario coso de Azpeitia fue ayer el marco perfecto para una nueva entrega del arte ancestral de lidiar toros en plaza.

Para que este evento pudiera producirse fue capital que don Fernando Cuadri enviara un lote de seis hercúleos toros azabache, cercanos a los seiscientos kilos, de acerada musculatura y pitones diamantinos. Salían los negros pupilos de Comeuñas del toril enseñoreando figura, acometiendo sin descanso, evidenciando el arcano de la casta que su propio criador recuerda cuando se le pregunta: “Un toro de casta embiste para coger, el descastado lo hace para que le dejen en paz”

Impulsados por su estirpe brava los toros arremetían con obstinación cuantos estímulos encontraran en su campo visual, ya fueran capotes, muletas, caballos o toreros, observando con escrúpulo las directrices de la casa que les patrocina.

Una corrida así exige grandes fajadores, y la terna entera mostró las razones por las que tienen un hueco en los carteles de San Ignacio y que aconsejó a la Comisión Taurina repetir la combinación de la edición precedente. Cabales lidiadores, guerreros de corazón, hombres tenaces, dominadores de sus emociones, artistas de fina sensibilidad; toreros en la más estricta acepción del término.

Pérez Mota ganó una oreja un año antes en este mismo albero, y tal vez no saliera por la puerta grande porque un hermano de estos toros le mandó a la enfermería con una cornada de tres trayectorias esculpidas a pedernal en el muslo derecho. Ayer ensayó el natural con clasicismo y toreó en redondo con hondura, mas su deficiente manejo del arma blanca le privó de la gloria que los aficionados guardaban en la memoria y acabará obteniendo, pues es torero de amplio registro.

Sergio Serrano, transfigurado en la feria del año precedente, pechó con dos fieras que buscaban al torero, se revolvían y tranqueaban siempre en corto, mostrando desde los primeros lances que iban a vender cara su vida. Por momentos parecían minotauros tratando de revertir el mito de Teseo. El torero les propuso dos lidias graves y generosas, ofreciéndoles ventaja en cada embroque, demostrando que no necesita artificios para emocionar al tendido y que ha venido al escalafón para quedarse, pues es un torero de hondo sentido.

Paulita, triunfador de la tarde, hizo el toreo caro. Desde que se abrió de capa con gesto solemne, hasta que salió a hombros, actuó con majeza y naturalidad, con un regusto clásico, privilegio exclusivo de media docena de toreros contemporáneos. Recibió a sus oponentes, auténticos obuses al principio de la lidia, con verónicas ajustadas, sin probaturas, ganando terreno al toro, y rematando en su segundo con lances de fantasía que arrancaron un sentida ovación. Pasó de muleta con ajuste, pisando terrenos en los que decide el toro, templando la embestida en tandas de naturales plenas de pureza y de hondura. Toreó despacio, atemperando la fiereza, cargando por momentos la suerte, con pausa propia de torero de muchas ferias. Se tiró a matar con arrojo cobrando dos estocadas a pecho descubierto que el público azpeitiarra reconoció con sendas orejas. Paulita probó la hiel un año atrás en forma de cornada en el cuello, y ayer disfrutó del honor y la gloria de un triunfo de ley. Esa es la verdad del toreo.

En Azpeitia volvieron a conjugarse la encastada nobleza de seis temibles fieras con el arte valeroso de tres generosos jóvenes, y como por ensalmo surgió la Tauromaquia.

 

 

 

Reseña:

 

Plaza de toros de Azpeitia, treinta y uno de julio de 2016. Tres cuartas partes del aforo cubierto en tarde fresca y plomiza. Toros de Celestino Cuadri, negros, musculados, con romana y trapío de plaza de primera, encastados, poderosos y nobles.

 

Paulita, de malva y oro: Estocada (oreja); Estocada saliendo trompicado (oreja)

 

Pérez Mota, de azul marino y oro: Dos pinchazos, estocada trasera caída, seis golpes de descabello (silencio tras aviso); Tres pinchazos y cinco golpes de descabello (silencio tras aviso)

 

Sergio Serrano, de tabaco y oro: Estocada baja trasera (ovación y saludos); Dos pinchazos, metisaca y estocada casi entera caída (ovación tras dos avisos)

 

Incidencias: Paulita fue izado a hombros y conducido al coche de cuadrillas entre el fervor de la afición.

 

 

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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