Bilbao ruge, luego existe

No había bien entrado aún el estoque manejado por Luis David en la carne dúctil de Malagueño cuando un rugido surgió del circo y se elevó sobre el embudo, hasta fundirse como un estallido en la cálida atmósfera del atardecer con gran estruendo. Súbito y ensordecedor. Fue un rugido de pasión desatada. La afición, que había estado transigente y serena en tardes precedentes crujió como movida por una fuerza telúrica que emergía de las arenas negras de este coso singular. Fue una demostración más del vigor pasional que rige este espectáculo único. Fue una manifestación espontánea de carácter. Los cuajados tendidos de Vista Alegre hervían conmocionados al ver la leve figura del matador con gesto de triunfo. El estoque, manejado en la suerte de recibir, coronaba el hoyo de la agujas, y el toro rodaría un instante después en el mismo platillo rubricando una bella victoria. Un clamor. Su faena tuvo ajuste y rigor. Toreó sobre ambas manos con solvencia y ligazón. Puede destacarse una tanda de naturales lentos y templados como no se ha visto aun en este serial. Triunfo legítimo que evidencia el perfil de un torero valiente, dispuesto y variado, más asentado ayer que en citas anteriores. Manejó la capa por verónicas, gaoneras, revoleras, chicuelinas, faroles, tafalleras y zapopinas, sin renunciar a los quites que le correspondieron. Inició su primera faena con pases cambiados en el platillo y dibujó el toreo clásico, especialmente en su segundo turno. Mató aguantando y en la suerte de recibir. Toreo cabal que vale por cuatro orejas en dos tardes. Difícil será que algún matador mejore ese registro en lo que queda de Feria. Y ahora el debate maniqueo sobre el merecimiento de la puerta grande. Hay razones a favor y en contra. Tal vez pesaron en el ánimo del palco la debilidad y escasa codicia del sexto, mas el pequeño de los Adame hizo todo cuanto se podía hacer para agradar al público matando a ley.

Sus compañeros de terna, maestros consagrados del toreo, corrieron distinta suerte. El Juli repitió su actuación de la víspera con un toreo de gran técnica pero poca hondura. Mató sin precisión y ganó una oreja del quinto.

Enrique Ponce solemnizó cuanto propuso con su elegancia habitual, si bien la falta de ajuste y la intermitencia de sus faenas dejaron el premio en ovaciones y saludos de un público que le admira. Faenas demasiado largas, especialmente la del cuarto en la que recibió dos avisos, y pudo haber escuchado un tercero atendiendo al cronógrafo.

Al final del festejo un joven torero venido del otro lado del atlántico era aclamado por los espectadores en dos vueltas al ruedo memorables. Tenía lágrimas en los ojos pues su sueño estuvo apunto de convertirse en realidad.

Y la otra gran noticia de la tarde: el público asistió, vivió el toreo y vibró con Luis David. Bilbao ruge, luego existe.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao, 22 de agosto de 2019, más de tres cuartas partes del aforo cubierto en tarde cálida.

Toros de Garcigrande (primero y sobrero) y Domingo Hernández bien presentados en capas coloradas, castañas y negras.  Primero: Negro listón. Dos puyazos. Flojo, pronto, repetidor y noble. Ovación en el arrastre. Segundo: Negro listón. Devuelto al corral por flojo. Segundo bis: Castaño. Un puyazo y un picotazo. Noble y flojo. Pitos. Tercero: Colorado, chorreado, ojo perdiz, aplaudido de salida. Un picotazo y un puyazo suave. Flojo, de viaje corto y poca duración. Ovación. Cuarto: Negro listón. Un puyazo al relance y un picotazo. Noble, fijo, humillado y repetidor. Ovación. Quinto: Castaño, de discreta cornamenta. Dos puyazos, el primero derribando. Fuerte y encastado. Ovación. Sexto: Negro bragado. Dos puyazos. Flojo, noble y con poco celo. Ovación.

Enrique Ponce, de primera comunión y azabache: Estocada y dos golpes de descabello (ovación y saludos tras aviso). Pinchazo hondo y cuatro golpes de descabello (silencio tras dos avisos).

El Juli, de grana y oro: Pinchazo, estocada y dos golpes de descabello (silencio). Estocada trasera y caída (oreja).

Luis David, de azul marino y oro: Estocada desprendida aguantando (oreja). Estocada en la suerte de recibir (oreja y dos vueltas al ruedo con fuerte petición de la segunda).

Incidencias:

Sexta Corrida General de la feria de Bilbao.

Saludaron tras parear al cuarto Miguel Martín y Luis Cebadera.

La presidencia escuchó una gran bronca por denegar la segunda oreja a Luis David en el último de la tarde.

Excelente, una vez más, la banda de música.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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