Diego Urdiales, torero

Diego Urdiales: «Cuando el alma se está expresando no tienes sentido del riesgo, sólo te dejas llevar»

Diego Urdiales es un torero de culto. Los que le han visto torear con la pureza de que es capaz nunca olvidan sus trasteos clásicos de cante grande que surgen directamente de su alma libre. La figura erguida, la muñeca rota, el pie leve, la limpieza en el embroque y la hondura de sus pases son las señas de identidad de su toreo mágico. El compromiso con su concepto, la fe en sus capacidades, y la lealtad con su gente son los tres pilares sobre los que descansa el hombre soñador. Y al final se descubre que hombre y artista son la misma cosa pues Urdiales no puede crear si no es feliz, y sólo es feliz cuando es Diego.

Acude puntual a la cita con Toro Cultura en el lobby del hotel Ercilla de Bilbao en el que va a recoger su premio como triunfador de la temporada. Lo hace con la elegancia y el estilo torero proverviales en él. Su mirada intensa delata a un hombre seguro. Su actitud reflexiva a una persona profunda. Su amabilidad a un ser afectuoso. Y sus respuestas valientes a un hombre que sabe muy bien lo que quiere, y está dispuesto al máximo esfuerzo para conseguirlo.

  • Parece que era necesario el elogio de Curro Romero para que tu arte fuera reconocido en muchos ámbitos como un toreo de inspiración y pellizco, más propio de Triana que de La Rioja.
  • Yo sabía que es así, pero hay un sector de afición al que hay que abrir los ojos. Aunque a veces la vida y las circunstancias te quieren llevar a un lado que no te corresponde, yo siempre he permanecido firme en mi concepto, pero al decir eso el maestro todo el mundo me prestó más atención.
  • Cualquiera que siga las temporadas y analice el toreo puede dar fe de tu pureza, claridad y exquisitez.
  • Yo tengo mi forma de entender esto, respeto todas las demás, pero esta es la que siento, la que viví desde niño, con la inspiración del sur. Mi maestro Rafael Guerrero, que nació de Sevilla, me inició, aprendí de él a tomar el capote y la muleta. Siempre me habló de toreros andaluces y era muy partidario de matadores como Curro o Paula. Artistas. Desde que tenía 11 años cuando empecé en Arnedo ese toreo me entró en vena.
  • ¿Hay tradición taurina en tu familia?
  • No. Yo veía los toros con mi abuelo por televisión. Mi padre estaba en los corrales de la plaza de Arnedo siempre ayudando, y yo vivía ese mundo antes y durante la feria. Incluso algunos mayorales llegaron a quedarse a dormir en mi casa cuando era niño. Un hermano mío es un aficionado fuera de lo normal y con él ya jugaba al toro en casa.
  • Sin embargo el aire recio de la sierra de la Demanda no es lo mismo que la suave brisa del Guadalquivir.
  • Mi maestro tenía un bar, gran parte de su familia vivió por allá y él se encargó del proyecto de escuela taurina que desapareció. Mi contacto con él era diario, de entrenar y vivir el toreo, hablarlo, hablar el flamenco. Él canta muy bien el flamenco, el más puro, el más difícil de entender, y yo vivía en ese entorno que puede ser muy trianero.
  • Uno de los momentos más impactantes de la corrida es precisamente el previo, la actitud del torero en el patio de cuadrillas. Tú eres uno de los toreros más expresivos en ese trance. ¿Qué sientes diez minutos antes de enfrentarte al toro?
  • Diez minutos antes se pasa muy mal. Yo durante todo el día. Es una gran responsabilidad, hay muchos miedos. En mi caso miedos a uno mismo, miedo a no ser capaz de canalizar toda esa tensión, esa responsabilidad. Miedo a que no pueda conseguir ser yo, que es la única manera en que voy a ser capaz de expresarme. Luego está también la suerte porque el toro tiene que colaborar. Pero lo que más me preocupa es yo mismo, que esté a gusto conmigo mismo, que llegue a ese estado. Es un estado complicado que muchas veces, sin saber porque, viene y otras veces no.
  • ¿Tienes más miedo a no estar como quieres estar que al propio toro?
  • Es difícil de entender. No es que no tengamos miedo al toro, que lo tenemos, y además un gran respeto, pero como pensamos constantemente en ello tenemos ya asimilado que nos estamos jugando la vida, que el triunfo es importante, que el riesgo es muy grande. Pero mi principal miedo es a no poder poner mi cuerpo y mi alma en el estado que yo necesito para poder expresarme. Es una lucha interior muy grande, uno tiene todas esas emociones y debe ser capaz de canalizarlas. Después el cuerpo las expresa de una determinada manera. Lo vemos a diario en cualquier actividad profesional; no todos los días estás igual. El cuerpo es humano, hay problemas de salud, encima con la presión que conlleva una tarde de toros a veces no eres capaz de poner el cuerpo y el alma en el estado que uno quiere. Al final tienes que tener esa sensación de tranquilidad y de felicidad, de fuerza interior que te permita sacar lo que llevas dentro.
  • ¿Es una pugna entre dar el paso adelante para torear mejor o no darlo para preservar tu propia integridad física?
  • Quizás pueda ser el motivo. Pero hay veces que tu mismo te sorprendes hasta donde puedes seguir dando pasos porque el cuerpo te pide más riesgo. Al final cuanto más puro quieres ser más riesgo hay, cuanto más despacio quieres torear más riesgo hay. Quizás sea ese un motivo, que el cuerpo no esté preparado para dar ese paso más.
  • ¿Hay momentos en que te abandonas siendo consciente de que estás entrando en una zona letal?
  • Totalmente. Y pocas veces en la vida se consigue el control, porque me sucede hasta toreando e salón, o en el campo. Imagínate en una plaza con toda esa responsabilidad, ese toro, esa gente. Esa zona letal a veces la controlas y a veces no la controlas, porque hay un más allá que es alma. Cuando está el alma en ebullición, cuando se está expresando, no tienes sentido del riesgo, sólo te dejas llevar.
  • El alma te absorbe y pierdes el sentido del riesgo. Tu eres un torero muy espiritual que tiene una vivencia del arte poco convencional.
  • Una de mis pasiones es la psicología y me ha ayudado mucho. Lo que rodea al toro es complicado y me ha ayudado a canalizar y a tener esa tranquilidad interior que es tan difícil de conseguir. De hecho si me pongo a pensar fríamente en la presión que yo tenía en 2018 en dos tardes en Madrid y Bilbao, habiendo toreado sólo seis corridas… Se me había puesto muy difícil la temporada, y ser capaz de poner mi cuerpo y mi alma en un estado perfecto para torear es difícil. Cuando pasan las cosas así me da vértigo pensarlas, porque sinceramente es muy complicado. Cuando las cosas vienen bien rodadas fuera de la plaza tienes una preocupación mucho menor, y no digo que no haya responsabilidad, pero llegar a Bilbao siendo mi tercera corrida de toros, es muy delicado.
  • Arnedo, Alfaro y Bilbao, con cinco meses de sequía entre estas ferias. ¿Cómo viviste esa travesía?
  • Viví ese tiempo con una tranquilidad grande. Tomé la decisión de no ir a San Isidro, lo que asustaba a todo mi entorno. Eso me dio una tranquilidad interior muy grande. Estaba convencido que hacía lo que tenía que hacer, lo que mi cuerpo me pedía, lo que mi interior me pedía. Y me preocupé de torear mejor, que es lo que siempre me ha sacado de todas las dificultades. Intentar torear mejor. Cuando cojo un capote y una muleta siento algo muy intenso, y lo demás me parece todo secundario. En realidad, como se ha demostrado, contra eso no hay quien pueda. Yo no puedo controlar todas las situaciones, pero sí que lo puedo analizarlas y sobrellevarlas. Me refugié en mi toreo y supe que tengo que estar en el toreo en la manera que yo siento. Si no, no merece la pena.
  • ¿Prefieres dejar la profesión antes que prostituirte haciendo un toreo que no te gusta hacer?
  • Es evidente. Sin tener nada absolutamente digo que no a Madrid. Sobran las palabras. Prefiero irme a mi casa que vestirme de torero con la sensación de que me estoy maltratando a mi mismo, que estoy maltratando el vestido de torear, y que estoy maltratando al toreo. Eso para mi es sagrado, y si no es así prefiero no vestirme de toreo.
  • ¿Lo de San Isidro fue una cuestión económica, una cuestión de ganaderías?
  • Fue algo general, de todo, el trato no estuvo a la altura. Sin embargo rectificar es de sabios, y la empresa recapacitó y me llamó para la Feria de Otoño, y cuando el trato viene como yo creo que tiene que venir nos ponemos fácilmente de acuerdo.
  • Y en otoño llega la apoteosis, tres orejas y gran triunfo, justificando plenamente tu presencia en una feria que fue cumbre.
  • Yo creo que lo que hice fue justificar mi ausencia en San Isidro.
  • Eso es muy profundo.
  • No hablo en balde. Hay que hablar en la plaza y hubo suerte, aunque no todos los días pueden pasar esas cosas. El toreo es un arte, es inspiración y es magia. No todos los días puede ocurrir eso. Pero cuando sucede, está mal que yo lo diga, la sensación que yo tengo es que pasa algo diferente.
  • ¿Cuánta veces has estado a punto de abandonar?
  • Lo he pensado muchas veces. Ten en cuenta que yo de novillero y de matador ha habido años en los que no he toreado absolutamente nada. Nada. Son momentos muy duros porque uno tiene familia y quiere sentirse útil. Lo he pensado muchas veces, pero el ansia de coger un capote y una muleta me ha ayudado a tener fe en que algún día podría hacerle cosas grandes a un toro. Y que podría vivir de lo que más me apasiona que es torear.
Diego Urdiales, torero.
Diego Urdiales, torero.
  • Esa fe te ha reportado después muchos éxitos. ¿Cuál es el mejor momento que has vivido en una plaza de toros?
  • Sería injusto decir sólo uno, porque afortunadamente han sido muchos. Depende de los momentos. Lo que ahora ha sido tan fuerte, tan importante, tan mágico como la puerta grande de Madrid, tan redonda, tan especial, para mi fue, por lo menos igual de grande, mi debut en Madrid. En ese momento no tenía prácticamente nada, y en mi debut en San Isidro obtengo mi primer triunfo en Madrid. Ya de novillero perdí la puerta grande por la espada. En mi primer San Isidro le corto una oreja a un toro de Carmen Segovia y me llevé los premios de la feria y me consideraron el torero revelación de la temporada. Ese momento para mi fue muy grande. Debuté en Bilbao, corté una oreja con fuerte petición de la segunda, y me llevé el premio a la mejor faena. Fue otro momento tremendo. He tenido muchas tardes en Madrid en las que no ha habido la suerte de redondear, pero sí tener la puerta grande en la mano. A lo mejor el otro toro del lote no ha ayudado, o he pinchado, pero han sido para mi muy importantes. Tres puertas grandes en Bilbao, con mucha fuerza, y mucha emoción, sentir a la gente llorar y emocionarse. El día del indulto del toro de Victorino en Logroño, venía de dos años sin torear y era mi tercera corrida de esa temporada… En cada momento las sensaciones que han ido viniendo las he vivido con mucha intensidad y todas son importantes porque unas son consecuencias de las otras.
  • Hay momentos en los que has estado a punto de abandonar y sin embargo siempre has encontrado una razón para seguir con tu sueño. En esos momentos críticos ¿qué te ha valido para dar un paso más y buscar más oportunidades?
  • La confianza en mi forma de torear. Todo eso de lo que la gente habla y que ha sentido en la plaza yo lo había sentido ya antes. Entonces me agarraba a eso. Y que ese toreo que llevo dentro y esa condición que yo sentía, la tenía que sentir más gente. Creo que no me he equivocado.
  • Tu trayectoria demuestra que no eres partidario de firmar exclusivas, más bien eres un artista libre y autónomo.
  • Un torero tiene que tener al lado gente que le defienda por como es, por sus valores profesionales. Y además lo personal es muy importante. Yo necesito gente que confíe plenamente en mi como torero, y que además tenga ese fondo interior con el que yo me siento a gusto, como con un amigo íntimo. ¿Qué valor tiene? Eso es fundamental porque para torear tengo que tener ese estado de felicidad que si no lo tengo no puedo ser yo, y entonces no me puedo expresar.
  • En 2016 firmas un contrato con FIT, una de las grandes empresas, y te acercas a las veinte tardes.
  • Fueron exactamente diecinueve.
  • ¿Fue satisfactoria esa experiencia?
  • Sí, aprendí, y no me arrepiento de nada. En su momento consideré que iba a ser bueno para mi carrera y que se iban a hacer las cosas como yo quería y por eso lo hice. De hecho al final toree menos que en otros años, luego la forma de hacer las cosas y mi filosofía no cambiaba. Por eso no tereé más.
  • ¿Te ves toreando sesenta corridas?
  • No lo sé porque nunca las he toreado.
  • Mi opinión personal es que cuando uno quiere hacer las cosas con mucha pureza no puede seriar sus actuaciones.
  • Tu lo has dicho. Si ya es difícil poner tu cuerpo y tu alma como tu necesitas, si encima, cuando te despiertas, ni siquiera sabes donde estás, pues tiene que ser aún más difícil. Llegar a una barbaridad, como han toreado algunos ciento y pico corridas de toros, no va conmigo.
  • Pocas, en buenos sitios y además bien pagadas.
  • Sí, eso también es importante.
  • Eres un torero largo que afronta el reto de matar encastes muy diversos. ¿Tienes un tipo de toro perfecto o crees que en la variedad está la auténtica dimensión de un torero?
  • Tengo la suerte de haber demostrado que soy capaz de cuajar faenas y tardes con todo tipo de encastes. Eso es una virtud que se debería de contar. Creo que los toreros tenemos la obligación de conocer el toro de todo tipo de encastes. No puede ser que para unos sea una obligación cuando en realidad es todo lo contrario. Pero eso no soy yo el que lo tiene que decir.
  • De hecho las grandes figuras de la historia se han distinguido por su capacidad para lidiar con éxito todos los encastes.
  • Sí. Luego pasa que por intereses que todos conocemos te quieren llevar a un sitio o a otro. A mi me quieren meter en un tipo de corridas cuando mi primer triunfo en Madrid, sin ir más lejos, fue con un toro de encaste Domecq, que parece que es odiado por cierto sector de la afición y la prensa. He cuajado faenas con toros de Albaserrada, he matado cerca de cincuenta corridas de ese encaste, y prácticamente todas en plazas de primera categoría. Estoy en contra de eso de las corridas comerciales, duras, blandas… en todas las ganaderías te puede salir un toro muy difícil, y de hecho he sido capaz de imponer mi toreo a todos los encastes. Cuando me he contratado para una corrida he intentado estar convencido de que a ese encaste en ese momento iba a ser capaz de imponerle mi toreo. Eso es lo fundamental para mi. Hay momentos en que te ofrecen unas cosas, te ofrecen otras, y hay que estar seguro de que vas a poder expresarte con el toro que elijas. Y para eso hay que conocer al toro, los encastes y sobretodo conocerte a ti mismo, claro.
  • Eres un torero que tiene muy presentes los valores, y en alguna entrevista así lo dices. ¿Cuáles crees que son tus principales valores como torero?
  • Yo elegí un camino, y si siento que estoy fuera de ese camino me siento perdido. Tengo que seguir la ruta que tengo en la cabeza, y tengo que tomar las decisiones que estén a la altura de esas metas. Uno tiene una trayectoria, un lugar al que aspira a llegar como torero, y tiene que ir todo enfocado a eso. Todas las decisiones tienen que ser consecuentes con eso. Ha habido momentos en que me han ofrecido cosas que he rechazado, y me han tratado de loco cuando otros muchos toreros, en mis mismas circunstancias, habrían aceptado. Para llegar a donde yo quiero debo tomar esas decisiones. Lo contrario es retroceder.
  • ¿Tu camino es la pureza y el clasicismo?
  • Es mi forma de interpretar el toreo. Respeto todas las demás. Cada torero lo ve a su manera y para mi es muy importante tener personalidad. Creo que un poco si tengo.
  • También la integridad, la libertad …
  • … es que para mi va unido. ¿Qué hay más grande que tener pureza en la vida?
  • ¿También en la vida, no sólo en el ruedo?
  • Totalmente. El torero en una plaza es lo más transparente que hay. Como seas en la vida así eres en la plaza. Para poder expresar un sentimiento tienes que tener esos sentimientos dentro, y esos sentimientos están enfocados en tu vida diaria y trasladados a un hombre que se viste de torero. Y eso son tus sentimientos, lo que tu eres.
  • Como dijo Belmonte “se torea como se es”
  • Estoy de acuerdo.
Diego Urdiales, torero
Diego Urdiales, torero
  • Para nosotros los valores del toreo son vitales, de hecho el objetivo de Toro Cultura es difundirlos en todos los ámbitos de la sociedad. Si te paree te proponemos algunos que son importantes extraídos del libro “Iván Fandiño, valor y valores” y tú nos dices cómo los vives.
  • Me parece.
  • Primero : la superación del instinto. El toro viene enfurecido al galope, estando tú con la muleta en el platillo y, en vez de apartarte, como exige el instinto, te quedas quieto e intentas ahormar la embestida.
  • El toreo tiene tanto mérito que va en contra de la naturaleza. Un hombre, cuando tiene la sensación de riesgo, tiene el impulso de contracción y huida, pero el torero hace todo lo contrario, y además lo consigue de manera natural. Lo humano es que si te atacan te defiendes, pero lo haces de forma agresiva. Aún hay que ir más en contra de la naturaleza, tienes que poner todo tu cuerpo contra la realidad humana.
  • ¿Cómo lo consigues?
  • Con mucha preparación mental. Esa lucha interior de los miedos es terrible. Una parte del cerebro te dice una cosa y la otra lo contrario. Tiene que vencer el lado bueno.
  • Segundo valor: la pasión por tu profesión, la pasión por engendrar arte.
  • Para torear de forma especial tienes que tener pasión. Tienes que amar la profesión. Lo que te da el toreo hay muy pocas cosas que te lo dan en la vida, entonces entras en una necesidad interior que genera esa pasión. Esa necesidad es para algunos una droga muy adictiva
  • Estas experiencias tan intensas que vivís en el ruedo generan hormonas que provocan dependencia. Entiendo cuando decís que vivir sin torear no es vivir.
  • Te crea un problema en la vida porque hay momentos en los que te sientes desubicado, no sientes nada. Ese sentir tan fuerte que te da el toreo no te lo da ninguna otra cosa en la vida. No hay sustitutivo.
  • Claro, lo que para un ser normal es una experiencia muy excitante, para un torero puede ser una simpleza.
  • Así es, y todo eso crea un problema psicológico importante que supongo que tendré que saber canalizar.
  • Tercer valor propio del toreo: La perseverancia.
  • He estado temporadas muy largas sin torear. Años enteros. Y cuando suena el teléfono hay que estar preparado. En ésto estás o no estás. Conseguir algo en el toreo es muy complicado. Tienes que tener espíritu. Pero sinceramente te digo que a mi ese esfuerzo no me ha costado demasiado. Porque torear, ya sea de salón, me llena. Yo veo una muleta y un capote y me magnetizan. He sufrido mucho por no poder expresarme, pero el esfuerzo diario para mantenerme en torero lo he hecho muy a gusto.
  • Cuarto valor: La humildad.
  • La humanidad está por encima de todo, y eso requiere humildad. La humildad es una de las mayores virtudes que te puede dar la vida.
  • ¿Te sientes humilde, aunque algunos hayan dicho lo contrario?
  • Este entramado es muy difícil y siempre hay muchos intereses. Una de las sensaciones más gratificantes, que se me acerca a lo que siento en el toreo, es hacer el bien a los demás. Esa sensación es incomparable, y es tan sencillo. Al menos a mi no me cuesta nada de trabajo.
  • Eso es porque tú tienes ese valor que no todo el mundo tiene.
  • Allá ellos. Pero la falta de humildad tiene que implicar un sufrimiento grande.
  • Quinto valor: El compromiso.
  • Tenemos que comprometernos con el toreo, su cultura y sus valores. Desde niños aprendemos una educación y un respeto que no se da en otros ámbitos de la sociedad.
  • ¿Es lo que se enseña en el Aula Cultural que lleva tu nombre?
  • Está hecha para eso, para transmitir esos valores. Yo tengo la suerte de poder transmitirlos a los jóvenes y el aula se basa en eso. En niños que puedan tener problemas familiares, de salud, o en los estudios. A través del aula, por lo que ellos ven y sienten, les facilitamos el camino de la vida y les ayudamos a ser mejores personas. ¿Qué culpa tiene un niño de encontrarse con un entorno problemático?  Es un orgullo tremendo que un padre te de las gracias por como ha cambiado su hijo en casa, o los profesores por como han mejorado las notas. Y ya no te digo cuando un niño tiene una enfermedad y le podemos ayudar a sobrellevarla, que salga de esa depresión o de ese momento duro en su vida. Eso es algo grandioso, y el toreo por sus valores, por su liturgia, por el sacrificio que hay en la vida de un torero, por la ilusión de tener algo que te motive, es una actividad única. Todo eso lo tenemos, y el placer de transmitirlo es muy grande.
  • ¿Les enseñáis además a torear?
  • Torean de salón, hay clases teóricas, viajes al campo, excursiones de todo tipo, taurinas o no, y además son premiados. Todos los años les invito a Bilbao o a Logroño a vivir una tarde de toros. Hay también un premio especial que les motiva mucho que consiste que puedan vivir un día de corrida completo conmigo.
  • Imagino que les hará profundamente felices.
  • El que más se esfuerce durante un curso en todos los aspectos, aunque no tenga buenas notas, es el que gana el premio. Vive un día con mi cuadrilla, va a los corrales, viaja con nosotros, me visto de torero con él en la habitación, viene a la plaza en la furgoneta con nosotros. Vamos, un día entero.
  • Tienen que quedarse absortos y hacerte muchas preguntas.
  • No, no son capaces de hablar. Sobretodo en el momento en el que ven cómo me visto de torero. Les impacta muchísimo. Eso no se les olvida en la vida. Cuando llega ese momento se respira una gran tensión por todo lo que conlleva la liturgia.
  • Sexto valor: el respeto.
  • El respeto va en los valores de la vida, en los personales de cada uno.
  • Pero el mundo del toro es un universo muy difícil, aquí se atropella, se veta, se difama …
  • Pero en la bola del mundo se monta el que quiere.
  • A ti te habrán vetado, te habrán atropellado. A ti los empresarios no te han tratado como mereces, y sin embargo ¿sigues respetando?
  • Está muy claro. Después de lo que he hecho en el toreo hay diez o doce ferias en las que aún no he debutado. Eso indica que algo no funciona bien. Yo trato de ser respetuoso con todo el mundo, y el que no lo sea conmigo sabrá porque.
  • Séptimo valor: superación de la adversidad.
  • Aunque te parezca una barbaridad cuando empiezas en ésto deseas que llegue la primera cornada para saber cómo la vas a afrontar. Saber si vas a ser capaz de volver a ponerte delante del toro de la misma manera, o si este camino no es para ti. Yo creo que la clave está en la mentalización previa.
  • Y por último octavo valor: la libertad de pensamiento y de actuación.
  • Es lo que deseamos todos, pero es muy difícil llevarlo a cabo. Ser capaz de definir unas metas y alcanzarlas es lo más grande, pero tienes que querer de verdad, y la libertad tiene su precio.
  • A veces muy alto.
  • Sí, pero lo que estás dispuesto a pagar depende de lo que valores tus principios y tus sueños.
  • Gracias Diego. Ha sido un placer conocer tus experiencias, tus valores y tus vivencias. Estoy seguro de que a nuestros lectores también les va a resultar apasionante tu testimonio.
  • Gracias a vosotros y saludos para todos.

Javier Bustamante para Toro Cultura

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