Más pases que toreo

Don Álvaro Domecq, ganadero triunfador en las dos últimas semanas grandes, mandó a Bilbao una pintura. Seis bellos toros de capas burracas, coloradas, ensabanadas y negras, con edad trapío y romana, toro de Bilbao en sentido estricto. Y llegaron al desolladero sin torear. La terna de jóvenes aspirantes a progresar en el escalafón dio muchos pases, los más centrífugos, pero toreo de mando y reunión, según el concepto clásico, hubo poco.

Bien es cierto que la corrida tuvo un comportamiento desigual, desde el descastado primero hasta el bravo tercero, una escalera de acometividad y nobleza diversa, que sin embargo mereció mejores lidias, o al menos más entrega.

Román, aún convaleciente emocional de la brutal cogida sufrida en San Isidro, pasó con firmeza a su primero, a media altura, sin apreturas y mató con eficacia. En su segundo turno estuvo valiente, con su toreo voluntarioso, mas sin el sitio que tuvo meses atrás y en el momento de la verdad dejó el estoque atravesado, ganando una vuelta al ruedo tras petición minoritaria.

Álvaro Lorenzo compareció sobre el albero vestido de turquesa y oro y pareció que no ambiciona grandes gestas, pues su toreo periférico de buen corte técnico no caló en los tendidos. Compone bien la figura, corre la mano con destreza, mas mostró poco carácter, y faltó el genio y la actitud competitiva que siempre ha sido condición necesaria para llegar a figura del toreo. Dos silencios sepulcrales se abrieron paso en la atmósfera plúmbea de Vista Alegre cuando finalizó sus trasteos.

Luis David plantó cara a sus toros, exhibió su arte alegre, barroco por momentos, mas falto de reposo y empaque. Pases cambiados en el platillo, series de naturales templados, doblones por bajo, bernadinas, innumerables pases en redondo y dos estocadas vistosas, una en la suerte de recibir y otra aguantando componen su haber, si bien no dominó cabalmente a los toros. Bulló más que mandó. Su porfía fue valerosa y meritoria. Le granjeó además un trofeo de cada toro, si bien faltó la hondura que pone en pie a los públicos y se aloja en el corazón de los aficionados generando emoción y recuerdo.

Vestirse de luces es duro, muchas veces dramático. Es difícil saber que pensamientos merodean la mente del torero en ese instante. Es complicado descifrar los arcanos del comportamiento humano. Ayer en Bilbao sólo uno de los jóvenes anunciados aprovechó su oportunidad, reivindicó su nombre y progresó en el difícil entramado de la Fiesta.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao, 19 de agosto de 2019, menos de un cuarto del aforo cubierto en tarde gris y fresca.

Toros de Torrestrella de gran trapío en capas burracas, coloradas, cárdenas y negras de juego diverso.  Primero: Colorado de gran trapío, ovacionado de salida. Dos puyazos. Distraído, berreón y descastado. Palmas en el arrastre. Segundo: Burraco. Un puyazo y un picotazo. Noble, berreón y de viaje corto. División de opiniones. Tercero: Carbonero cinqueño. Dos puyazos. Noble, pronto y humillador. Bravo. Gran ovación con petición de vuelta al ruedo. Cuarto: Ensabanado, capirote, botinero, ovacionado de salida. Dos picotazos. Noble, pronto, repetidor, berreón y de viaje corto. Palmas. Quinto: Negro cinqueño de gran trapío, ovacionado de salida. Dos puyazos. Fijo, repetidor y noble. Ovación. Sexto: Burraco. Dos puyazos. Noble, fijo y repetidor. Ovación.

Román, de burdeos y oro: Estocada (ovación y saludos). Estocada atravesada (vuelta tras petición).

Álvaro Lorenzo, de azul turquesa y oro: Estocada caída (silencio). Estocada casi entera atravesada (silencio).

Luis David, de lila y oro: Pinchazo y estocada ambos en la suerte de recibir (oreja). Estocada caída aguantando (oreja con petición de la segunda).

Incidencias:

Tercera Corrida General de la feria de Bilbao.

Luis David sufrió contusiones en le rostro que no le impidieron continuar la lidia.

Javier Bustamante

para Toro Cultura