Trofeos y más trofeos

El entusiasmo de los tendidos, la generosidad del palco, y la buena disposición de la terna culminaron con el portón del Paseo Fernández Iparaguirre abierto de par en par, para que por él transitara el pleno de matadores, y la afición animosa en busca de más fiesta. Tres toreros a hombros por la Puerta Grande pueden dar a entender que la tarde fue histórica, plena de toreo y de emoción, mas no fue para tanto.

En el haber de El Fandi un lucido tercio de banderillas en su segundo turno, con dos al cuarteo y otros dos del violín, siendo el último por los adentros de gran mérito. Después paró al toro en su arrancada en un derroche de facultades que finalizó en los medios con auténtico dominio de la res. Antes había largado tela de rodillas en las tablas para recibirlo, galleado por chicuelinas y quitado por navarras. En el tercio de muerte hubo poco ajuste y maneras poco clásicas, sin quietud ni ligazón. Manejó el estoque con eficacia, pues despachó a sus dos toros con sendas estocadas, si bien de deficiente colocación. El Fandi es la regularidad en un estilo heterodoxo y también las facultades físicas con los rehiletes.

Ginés Marín lidió con un bravo ejemplar que hizo segundo, noble, pronto, repetidor que tenía pies y embestía con celo. Inició el trasteo por doblones templados con aroma de tauromaquia mayor, ligó dos buenas series en redondo, encajado, y finalizó con manoletinas asentando los pies en la arena con verdad y oficio. Mató de una buena estocada y el palco le concedió dos orejas. Menos lucimiento hubo en su último turno, pues el toro pasaba sin celo ni humillación, poniéndose la final violento, soltando la cara al sentir el señuelo. Dejó una estocada desprendida que fue silenciada por el público tras escuchar un aviso. Ginés volvió a mostrar sus credenciales de torero clásico e inspirado que lleva el arte prendido a las muñecas.

Víctor Hernández comparecía en el Coso de Las Cruces con una antigüedad de dos semanas en su segunda actuación como matador. Su disposición fue impecable, saludando a sus toros con faroles de rodillas y quitando por saltilleras ceñidas y verónicas. Inició su trasteos con quietud, haciendo el poste en su primero con la montera sobre los pies, y arrodillado en el platillo con pases cambiados a su segundo. En el cierraplaza además estuvo firme y valiente, tragando  viajes cortos e inciertos, ganándole todo el terreno hasta culminar con luquesinas ajustadas. La tarde le deja tres orejas de premio y la sensación de haber entrado con fuerza en el escalafón superior. Víctor encarna el valor y el ansia por ser torero de ferias, sabiendo cuál es el camino que conduce a esa meta.

Tres estilos, tres conceptos diferentes que lograron ayer en Guadalajara un triunfo mestizo materializado en trofeos y más trofeos.

Reseña:

Coso de Las Cruces de Guadalajara. Sábado dieciséis de septiembre de 2023. Dos tercios del aforo ocupado en tarde nublada y templada.

Toros de Luis Algarra y Hermanos Tornay (3º) de presentación y juego desiguales, como a continuación se detalla.

Primero: Negro, escurrido, alto. Un puyazo trasero. Flojo, de viaje corto y escaso celo. Silencio en el arrastre.

Segundo: Negro, chico. Un puyazo duro arrancándose de largo. Bravo. Palmas.

Tercero: Negro, basto de hechuras y pobre de cara. Un puyazo tomado por inercia. Manso y descastado. Silencio.

Cuarto: Negro bragado, bien presentado. Un puyazo caído. Silencio.

Quinto: Burraco, bien presentado. Un puyazo caído. Pasa sin celo, descastado. Silencio.

Sexto: Negro, con cara, de alegre salida. Un puyazo duro. Tardo, de viaje corto sin entrega. Silencio.

El Fandi, de verde manzana y oro con cabos negros: Estocada caída (silencio). Estocada trasera tendida (dos orejas tras aviso).

Ginés Marín, de azul noche y oro: Estocada (dos orejas). Estocada desprendida (silencio tras aviso).

Víctor Hernández, de primera comunión y oro: Estocada y un golpe de descabello (oreja tras aviso). Estocada caída (dos orejas).

Incidencias:

Tercer festejo de la Feria de Guadalajara de 2023

Sonó el pasodoble Iván Fandiño mientras los toreros hacían el paseíllo.

Ginés Marín y Víctor Hernández, nuevos en esta plaza, se presentaron destocados.

Los tres matadores salieron a hombros por la puerta grande.

Redacción

de Toro Cultura

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