Destellos de Ferrera ante la falta de casta de El Pilar

La corrida enviada por El Pilar a Burgos fue decepcionante en todos los aspectos, pues a su discreta presentación, especialmente en lo que a encornadura se refiere, hubo de unirse una alarmante falta de casta que frustró las opciones de lucimiento de los toreros.

La falta de celo del encierro y su tendencia a la huida fue la tónica general que condicionó la lidia hasta el punto que las faenas carecieron de emoción, y sólo la inspiración proverbial de Antonio Ferrera mantuvo el interés de la función. En el cuarto turno propuso un toreo ligado, con empaque, tanto al natural como en redondo, destacando una serie sobre la mano izquierda, en la que el reciente triunfador en Madrid trasteó desmayado con la mirada puesta en los tendidos, en un alarde de técnica y valor que el público premió con una oreja tras estocada desprendida. No ocurrió lo mismo con el toro que rompió plaza, un castaño manso al que Ferrera tardó en encelar en el capote, y pasó de muleta sin ajuste ni valor estético.

Sebastián Castella inició sus trasteos con pases cambiados en el platillo de la plaza mostrando una vez más su valor seco, pasándose los toros muy cerca de su figura hierática, que es su seña de identidad. Porfió después pases por ambos pitones, mas no hubo limpieza en los embroques ni bravura en el toro para sustanciar la lidia épica que le ha otorgado marchamo de figura. Alargó en exceso sus faenas, aún cuando resultaba evidente que ante la ausencia de casta no cabía el toreo, tal vez para justificar su presencia en los carteles y agradar el público burgalés, quien le premió con una generosa oreja en el quinto turno.

Morenito de Aranda mostró una gran disposición desde que se abrió de capa y se ofreció de rodillas frente a toriles para recibir al castaño tercero largando tela. Pasó a sus dos toros con generosa cantidad de cites, practicó el arrimón, e incluso estuvo a punto de ser prendido por su primer oponente, si bien su toreo resultó acelerado y deslucido, especialmente manejando el estoque. Sus trasteos resultaron en último término demasiado prolongados, tratando de buscar una bravura que no era tal, sin temple ni limpieza.

La primera del abono burgalés no ha respondido a las expectativas generadas por un cartel atractivo que casi llena El Coliseo. La clave está en anunciar a toreros capaces, como los tres que ayer hicieron el paseíllo, con toros de casta que propongan lidia, y surja la emoción que siempre es la esencia del toreo.

Reseña:

Coliseum Burgos, 29 de junio de 2019, casi lleno en tarde sofocante.

Toros de El Pilar justos de trapío, en capas negras y castañas. Flojos y descastados. Primero: Castaño escurrido. Un puyazo en franca huida y otro duro a favor de querencia. Descompuesto y muy flojo. Pitos en el arrastre. Segundo: Negro, pobre de cabeza. Un picotazo. Flojo y descastado. Silencio. Tercero: Castaño.Un puyazo empleándose en el peto saliendo suelto. Flojo y descastado. Silencio. Cuarto: Negro justo de trapío. Un fuerte puyazo. Noble y flojo. Palmas. Quinto: Colorado vareado. Un puyazo trasero. Noble y flojo. Palmas al arrastre. Sexto: Negro. Un puyazo duro. Muy flojo, descastado. Silencio.

Antonio Ferrera, de turquesa y oro: Pinchazo y media estocada (silencio). Estocada desprendida y dos golpes de descabello (oreja tras aviso).

Sebastián Castella, de coral y oro: Pinchazo hondo y descabello (silencio). Estocada trasera caida (silencio).

Morenito de Aranda, de verde botella y oro: Tres pinchazos y dobla el toro (silencio). Pinchazo, media estocada y descabello (silencio tras aviso).

Incidencias:

Primera corrida de la feria de San Pedro en Burgos.

Al inicio del festejo el público interpretó con entusiasmo el himno de la ciudad.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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