Carlos Aragón Cancela: «Cuando entre el toro y el torero cabe algo, malo»

Carlos Aragón Cancela es un hombre afable, locuaz, poseedor de una memoria prodigiosa que le permite recordar hasta el más nimio de los detalles,  además de generoso compartiendo su conocimiento. Tiene el toreo prendido en el alma desde muy niño, pues su padre le llevaba al tendido siete de Las Ventas, y su tío le mostró en la práctica todas las claves de este universo que le apasiona. Profundo conocedor de los arcanos de la fiesta, ya que es matador de toros, ganadero, director de la Escuela Taurina de Colmenar Viejo y apoderado de tres toreros. Es, ante todo, un ser libre, que no tiene ningún rubor en reconocer que siempre ha hecho lo que le ha apetecido, y que la clave está en “torear la vida como viene”.

Nos recibe en “Zahurdón” la bellísima finca que acoge a los Santacolomas que cría a los pies de la sierra de Guadarrama, montes granito desde los que se divisa en calma el perfil vigoroso de la capital.

La entrevista es inusual, pues acometemos en coche las primeras rampas de la montaña, y una vez en el sitio elegido, nos bajamos y conversamos paseando entre las flores de jara, el pasto aromático de la primavera, y las enormes moles de piedra roma, contemplando la inmensa llanura que queda a nuestros pies entre vacas y sementales que pasan junto a nosotros sin inmutarse.

Es difícil imaginar un espacio más bello para la crianza del toro de lidia.

– Así es, antes de la Guerra Civil llegó a haber cerca de cincuenta ganaderías en Colmenar y alrededores. Hay mucha historia. Estamos muy cerca de la finca de “El Soto”, donde pastaban los toros de Vicente Martínez, predilectos de Joselito “El Gallo”, y así otras muchas. Ésta es tierra de toros desde siempre.

Eres un hombre polifacético que cultiva prácticamente todos los registros de la fiesta.

– Mi tío Miguel Cancela siempre ha sido un referente. Había ganaderos que le consultaban y si él no podía estar en un tentadero preferían posponerlo. Yo era un crío pero estaba siempre cerca de él y aprendía de todo. Toreaba mucho en Madrid, donde tuvo cartel, y salió por ejemplo a hombros cortando sólo una oreja. Gran parte de lo que ha pasado en la historia ganadera en Colmenar y su entorno se le debe a él.

Y al cabo de los años decides ser torero.

– A los 12 años se lo digo a mi tío, con quien tenía una relación muy especial y su personalidad está reflejada en muchas cosas mías. Debutamos en público mi primo Luis y yo en Buitrago de Lozoya. Mi tío torea con nosotros para arroparnos. Las cosas funcionan bien y en diez meses debuto con picadores con Juan Mora en Guadarrama. Desde ahí fue todo muy rápido y tengo la opción de tomar la alternativa en el año 79. La crítica habla bien de mi, incluso cabe la posibilidad de tomarla de manos de El Viti el día de la Merced. Luego recibo una cornada y no puede ser. Debuto en San Isidro en mayo del 80. Al final la tomo en Valdemorillo en el año 84. En el 87 mato 6 toros en Colmenar, la plaza se llenó, estaba don Manuel Chopera, salí a hombros y mi apoderado, Andrés Vázquez, le propone que matemos la de Victorino en San Isidro. A mi primero le pegué veinte muletazos antes de que me diera una cornada, y aún hay gente que me lo recuerda 30 años después.

Sin embargo tu carrera como matador se limita a siete temporadas.

– En 1990 decido dejar de torear tras matar una corrida de Aleas en Madrid. Vengo al campo y reflexiono justo en este mismo lugar. Justo aquí. Cuando entre el toro y el torero cabe algo, malo. Reflexionas porque piensas que algo no cuadra, hay otras posibilidades de ver la vida. Si te paras a pensar en otras opciones de vida cuando has recibido cornadas y no has tenido continuidad en los carteles lo normal es que lo dejes.

Consagrarse como figura y estar en todas la ferias durante lustros es casi un milagro.

– El que no llega es porque le falta algo. Hablando con el maestro Camino, de aquella crónica que le hizo Cañabate sobre “la mandanga” de Camino, diciendo que era un cuentista, que no daba todo lo que tenía que dar, me dice el maestro: “Hombre Carlos, ¿tu crees que si yo hubiera podido darle todos los días para el pelo a Ordóñez no lo habría pelado?, pues claro que lo habría pelado, pero ocurre que yo di lo que podía dar, y si no estaba mejor es porque no podía”.

Y hablamos del maestro Camino, palabras mayores del toreo.

– Por eso se habla mucho de que tal torero no ha querido, y en realidad a uno le falla una cosa y a otro le falla otra, y el que no tiene el conjunto de todo no llega a ser figura, porque esto es muy difícil y mantenerse en las ferias con las exigencias que hay cuando pasa el tiempo, más difícil todavía.

Es una dificultad técnica, emocional, física, organizativa …

– Es la suma de todo. Cuando toreas poco todo se hace todo muy difícil. El ambiente que hay cuando toreas en un cartel con figuras es fantástico. Todo el mundo está tranquilo, hay sosiego y se gastan hasta bromas. El ambiente de los banderilleros, del apoderado … se respira de otra manera. Si pierdes comba y tienes que matar corridas de otro tipo, donde hay menos dinero la cosa cambia mucho.  Antes era de otra manera, porque hoy quitas a los siete u ocho toreros que torean, las figuras, y el resto malvive. Antes estaba mucho más equilibrado, eso ha ido empeorando y no tiene punto final.

¿Antes ganaban dinero no sólo los ocho primeros, sino también los demás?

– Había seis figuras que ganaban mucho, y además un grupo de catorce o quince toreros que vivían dignamente con su propia casa y con una calidad de vida. Y luego otro grupo de quizá veinte toreros que, matando catorce corridas o festivales, podían vivir bien del toreo, sin lujos, pero pudiendo pasar los inviernos sin agobios.

Esto ahora no es así.

– Ahora llega octubre  y un chaval que torea poco le tiene que pedir dinero a su padre para ir al cine.

Hablamos de matadores de toros.

– Matadores de toros reconocidos además. Hay una cosa que está clara, el mal del toreo no está fuera, está en los que estamos dentro. Nos ven como un sector desunido, y eso permite a otros, como los políticos, meterse con nosotros.

Sin embargo el cargo en taquilla de una tarde de toros en Las Ventas se acerca al millón de euros…

– …son 700.000, si no ha cambiado esta temporada…

… bien, pero aún así es mucho dinero, y aquí todo el mundo se queja, incluido el empresario que no tiene sueldo y pierde dinero, los toreros modestos ya me dices cómo están, el ganadero tampoco está satisfecho, ¿dónde va el dinero, además de a impuestos, claro?

– Eso está mal compartido y mal confeccionado. Hay algunos pliegos que son inasumibles. Cuando uno se presenta a dar toros en Madrid, que dedica todo su estudio y su esfuerzo a hacer un buen trabajo, lo normal sería que llegado octubre pudiera pagar a todos y además le sobrase un dinero. Sería lo lógico. Y que el reparto estuviera mejor hecho.

Sin embargo la administración siempre gana.

– Esto es como todo. En cualquier obra pública hay trabajos adicionales a los contemplados en el contrato que se pagan bien, y es ahí donde gana dinero el contratista. Aquí eso no es posible, así que habrá que decirles que el pliego es inasumible.

Pliegos que pretenden beneficiarse del toreo más que promocionarlo, como manda la ley.

– El problema es que los pliegos de condiciones los tiene que hacer alguien que sepa del negocio, que sepa qué se puede pagar y qué no, y que haya un compromiso.

La concentración del poder empresarial en pocas manos tampoco beneficia al sector.

– Le hace mucho daño que las cuatro casas importantes que hay se dediquen a todo, especialmente al apoderamiento. Tienen muchos toreros y hacen inviable que matadores emergentes, que no estén en sus manos, tengan la posibilidad de torear.

Así es difícil que surjan nuevos valores.

– Es muy complicado que un chaval pueda salir. Está basado todo en la prioridad por cambios entre toreros de las distintas casas y compromisos económicos más que en dar oportunidades a toreros que puedan interesar.

¿Qué soluciones propones?

– Mirarnos a la cara, que no nos miramos, decirnos la verdad, sentarnos ahí y hablar.

¿Qué asuntos habría que abordar en ese cónclave de manera prioritaria?

– Qué se reparte; cuánto hay para repartir. La lógica dice que primero se piense en la infraestructura necesaria para organizar un festejo, cuánto cuesta, cuánto hay que pagarle a un señor para que siga criando toros, cuánto tienen que cobrar los toreros, cuánto hay en taquilla, y a partir de ahí el que pueda generar más ingresos que cobre más, pero dejando vivir a todo el mundo y pagando a todo el mundo.

Parece que los honorarios de algunas figuras son tan elevados que arrasan con la taquilla.

– Claro. Aquí ocurre que en una corrida de beneficencia se pierden hasta 400.000 euros, porque las figuras cobran un dineral. Eso no puede ser viable.

La cuenta no sale.

– La cuenta es muy clara, las figuras cobran lo que no generan, y como hay un abono largo a los toreros modestos los maltratan, les dan unos mínimos y ésto cada vez va a peor. Qué menos que a un matador de toros que va a San Isidro, que tiene unos gastos muy elevados, vestidos, trastos, entrenamiento, y que a ese hombre, cuando acaba le feria, le quede un respaldo para poder seguir entrenando y luchando. En mi época con lo que te quedaba de Madrid, bien administrado, pasabas una buena parte del año. Se podía seguir entrenando,  viviendo y soñando. Hoy desgraciadamente no es así.

La economía del toro es realmente complicada.

– Los empresarios se quejan de que las cuentas no cuadran, pues habrá que revisar la economía, porque algo no va bien.

Háblanos de tus toreros.

– Apodero a tres. Participo con otros muchos en la Escuela de Tauromaquia de Colmenar. Está Ángel Sánchez, que tomó la alternativa el año pasado en San Isidro con la corrida de Adolfo Martín; Francisco de Manuel, que está con picadores y el año pasado ha sido el novillero revelación al que la prensa le ve un gran futuro y puede tomar el relevo en el escalafón como alguien importante; y hay otro sin caballos, el mexicano Isaac Fonseca que el año pasado ganó el certamen “Camino hacia Las Ventas”. Apodero a estos tres y además hago gestiones para que todos los chavales de la Escuela tengan la oportunidad de torear.

Diriges, además, la Escuela Taurina de Colmenar Viejo.

– Sí, la dirigió mi tío Miguel Cancela, y cuando él muere, como yo siempre estaba pegado a él y colaborando desde el primer día, sigo sus pasos y tomo las riendas.

¿Cuál es el principal hándicap que tiene un toreo joven en la actualidad?

– Pues mira, además de la falta de oportunidades de la que ya hemos hablado, el principal enemigo del torero joven es la comodidad. Tener una vida  relativamente relajada y perder la necesidad de triunfar.

Sólo te falta ser empresario para estar en todos los ámbitos.

– No, algún conato se ha hecho, alguna novillada con chavales puntual, algún festival benéfico, pero no me veo de empresario. Tengo ya bastante lío con lo que tengo, aunque no se puede decir “de esta agua no beberé”

Atardece, arrecia el viento serrano, y la luz empieza a ser tenue. Los toros de Flor de Jara pitan y mugen “como lobos” mientras el maestro Aragón Cancela nos muestra la plaza de tientas y la acogedora zona noble desde la que se puede asistir a los tentaderos al abrigo de una imponente chimenea. Cabezas de toros, carteles y fotografías de la saga familiar adornan este santuario del toreo regido por el legítimo heredero de una estirpe que es la historia y el futuro de la Tauromaquia de Colmenar Viejo.

Javier Bustamante para Toro Cultura

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