El arte siempre tiene premio

Roca Rey concitó el interés del público de La Ribera generando una gran entrada, mas el toreo que prendió fervor en los tendidos vino de manos de sus dos compañeros de terna, que desplegaron sobre el rubio albero discursos hondos, plenos de torería.

Juan Ortega atraviesa un momento de plenitud e inspiración de enorme vibración. Ayer inició su faena al primero con doblones como suele, largos y templados, haciendo de su gesto el complemento perfecto de la emocionante embestida del de Fuente Ymbro. Pasó por ambos pitones con ritmo y ligazón, al son aflamencado de su figura, para finalizar el trasteo con ayudados por alto elegantes y armónicos. La estocada, ejecutada con pureza quedó algo tendida, y fue suficiente para que el clamor del público le granjeara una oreja. Su segundo, muy serio, acortaba el viaje con la cara alta, de modo que porfió sobre ambas manos sin resultado. Como colofón macheteó gustándose, si bien hirió a la tercera, y todo quedó en silencio.

Pablo Aguado mantuvo su sello de torero pulcro y refinado, templando a su primero a media altura en el inicio del trasteo, para finalizar con dos tandas vibrantes en las cercanías, tocando pitón entre pase y pase. La estocada canónica que colocó en los rubios valía por si sola el trofeo que paseó entre el reconocimiento del público. No pudo repetir éxito en el cierraplaza, pues parado y reservón, permanecía a la expectativa, sin emplearse ante la muleta. Mató mal y el tendido guardó silencio.

Roca Rey vino a triunfar con su dialéctica de valor y poder a la vez. Inició su primer turno con pases cambiados en el platillo, pasando después con decisión, pudiendo con el tardeo del negro en un par de series sobre la derecha propias de su figura. Resulto cogido y lesionado en una rodilla, lo que no impidió que, tras ser atendido en la enfermería, lidiara su segundo. Muy serio y bien armado devino en reservón e incierto, lo que no fue obstáculo para que se manifestara de nuevo el poder del dueño del cetro. Al natural y en redondo construyó su faena, rematada con bernadinas ajustadas que confirman la dimensión del torero que pasa tardes de soledad. Se puso gazapón al sentir el estoque en un primer pinchazo, recorriendo el anillo hasta que el espada le esperó junto a chiqueros y lo estoqueó al encuentro en una suerte de recurso, pues habían sonado ya dos avisos.

Roca Rey puso el poder y la determinación de gran figura. Juan Ortega y Pablo Aguado la inspiración y la belleza en su perfil más depurado, que es el arte. Y en el toreo el arte siempre tiene premio.

Reseña:

Plaza de toros de La Ribera de Logroño, lunes 23 de septiembre de 2024. Más de tres cuartos del aforo cubierto en tarde nubosa y templada.

Toros de Fuente Ymbro, de buena presentación en capas negras. De juego interesante y diverso.

Primero: Negro. Dos puyazos empleándose en el primero. Repite y humilla con buen son. Ovación en el arrastre.

Segundo: Negro. Un puyazo suave y un picotazo. De corta embestida pendiente del torero. Silencio.

Tercero: Negro. Un puyazo duro empujando y un picotazo. Noble y encastado. Ovación en el arrastre.

Cuarto: Negro muy serio. Un puyazo y un picotazo empleándose. Flojo de viaje corto con la cara alta. Pitos en el arrastre.

Quinto: Negro, cuajado y bien armado. Dos puyazos empujando yendo solo al caballo. Incierto y reservón. Pitos.

Sexto: Negro, de excelente presentación. Dos puyazos duros empleándose. Parado y reservón. Pitos.

Juan Ortega, de buganvilla y oro: Estocada algo tendida (Oreja). Pinchazo, pinchazo hondo y estocada (silencio).

Roca Rey, de catafalco y oro: Pinchazo, pinchazo hondo y estocada (silencio tras aviso). Pinchazo y estocada caída al encuentro (silencio tras dos avisos).

Pablo Aguado, de grana y oro: Gran estocada (oreja). Cinco pinchazos y cuatro golpes de descabello (silencio tras aviso).

Incidencias:

Cuarto y último festejo de la Feria de San Mateo.

Roca Rey fue atendido en la enfermería de una fuerte contusión en la rodilla.

La corrida duró dos horas y media.

Javier Bustamante

para Toro Cultura