Talavante encuentra la inspiración al final
No había sentido la inspiración en sus dos primeros turnos Alejandro Talavante, pasando sin pasión ni reunión a dos castaños de Juan Pedro Domecq y el público comenzaba a impacientarse. La aureola de torero grande, de figura del escalafón tarda en lograrse, mas hay que mantenerla con regularidad y compromiso, y poco de eso percibía ayer la afición logroñesa. Hasta que saltó al albero uno negro escurrido que levantó tímidas protestas, fue picado simbólicamente y mostró fijeza y prontitud en el segundo tercio. Entonces el espada se acercó al platillo y brindó al cónclave la faena que iba a ser la de la tarde. Sin probaturas ensayó el estatuario y siguió pasando por ambas manos con temple y ligazón. Faena con ritmo y compás, imaginativa y mestiza como las de los mejores tiempos del de tabaco y oro. Hubo arrucinas, molinetes, cambios de mano y cuanto iba dictándole al matador su albedrío, sin libreto cerrado, mas con argumento de triunfador. Cuando el toro de Juan Pedro estuvo dominado, montó la espada y dejó una estocada algo trasera ejecutada con verdad que le valió el doble trofeo. Triunfo grande de un torero que quiere volver a ser grande.
Diego Urdiales ganó una oreja de su primero, un toro de empalagosa nobleza, blando y justo de casta que embistió con bondad. La faena fue larga, pues se escuchó un aviso antes de montar la espada, pulcra y plana, ya que la emoción requiere una acometividad que no se dio. Su segundo fue flojo con querencia chiqueros que requirió de un largo aliño antes de instrumentar dos buenas series, una por cada pitón, que llegaron al tendido con sello de compromiso. No así el tercero de su lote, brindado a su fiel Manuel Burgos, que se quita del toreo, uno negro y terciado reservón e incierto. El torero de la tierra se quedó sin puerta grande, y su compañero de dupla salió en volandas ante el clamor de la afición riojana. La inspiración se le presentó al final y el público bien que lo celebró.
Reseña:
Plaza de toros de La Ribera de Logroño, lunes 23 de septiembre de 2024. Casi tres cuartos del aforo cubierto en tarde cálida y soleada.
Toros de Juan Pedro Domecq, de diversa presentación en capas variadas. Flojos con poco celo salvo el sexto.
Primero: Colorado. Un puyazo suave y un picotazo. Dócil y flojo. Ovación en el arrastre.
Segundo: Castaño, terciado. Dos puyazos, el segundo duro empleándose. Muy flojo y de poco celo. Pitos.
Tercero: Negro, chico. Un puyazo duro empujando y un picotazo. Muy flojo y con querencia a chiqueros. Silencio en el arrastre.
Cuarto: Castaño de buena presencia. Dos picotazos, uno de ellos junto a chiqueros. Flojo, pronto y repetidor. Silencio en el arrastre.
Quinto: Negro, terciado. Un puyazo duro empleándose y un picotazo. Incierto y reservón. Pitos.
Sexto: Negro, terciado, protestado de salida. Dos picotazos. Noble, pronto, repetidor con humillación. Ovación.
Diego Urdiales, de grana y oro: Estocada caída (Oreja tras aviso). Gran estocada (ovación y saludos). Estocada caída y dos golpes de descabello (silencio).
Alejandro Talavante, de tabaco y oro: Estocada casi entera atravesada y un golpe de descabello (silencio). Estocada (silencio).Estocada trasera (dos orejas).
Incidencias:
Tercer festejo de la Feria de San Mateo.
La corrida quedó en mano a mano por la indisposición de Morante de la Puebla, inicialmente anunciado como director de lidia.
Alejandro Talavante salió a hombros de la plaza.
Diego Urdiales brindó el quinto a su picador Manuel Burgos, que se quita del toreo.
La corrida duró dos horas y cuarto.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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