Salió el toro y se quedó solo

Sonaban los acordes del pasodoble “Puerta grande”, apenas perceptibles entre la ovaciones del público que jaleaba con entusiasmo, mientras el tiro de mulillas arrastraba con honores de vuelta al ruedo a Bárbaro, un bellísimo toro de Ana Romero ovacionado de salida, cuya encastada nobleza se había desatado como un torrente instantes antes. Toda la corrida, rayando los seis años de edad, mostró las virtudes que debe exhibir el toro bravo: trapío, casta, nobleza, codicia, fijeza, repetición y buen tranco. No queda acreditada la humillación, si bien algo tuvieron que ver las lidias que desplegaron los toreros, no siempre templadas ni ajustadas al canon. Porfiaron pases, buscaron terrenos y alturas dubitativos, sin saber muy bien qué hacer con semejante vendaval. Salió el toro bravo, el de Azpeitia, y no tuvo la réplica que mereció.

Salían los cárdenos alegres del toril, buscando pelea en cada metro cuadrado del ruedo. Acudía prestos a los cites, las más de las veces desde larga distancia. Repetían la embestida apenas sin ser requeridos. Acometían con largura y profundidad. Se movían codiciosos tras los engaños con la firme intención de coger. La terna, sin embargo, no estuvo a la altura, pues faltó hondura y torería para plantar cara a una corrida que era de puerta grande o enfermería. Y eso es lo que recoge la reseña.

Álvaro Lorenzo pasó de muleta al sexto en series estimables y estoqueó con precisión, mas faltó quietud y ganar un paso en muchos pasajes. Aún así la presidencia estimó con generosidad su labor y le franqueó la puerta grande con un doble trofeo.

Sergio Serrano se tiró de rodillas en el tercio para saludar al cuarto con una larga cambiada de rodillas de la que salió apurado en carrera y desarmado. El toro hizo por él y lo derribó junto a las tablas haciendo caso omiso de los capotes que pretendían el quite. Lo levantó del suelo en un instante dramático y lo prendió por la pantorrilla dejándole dos cornadas en el gemelo.

Alejandro Marcos ensayó el toreo clásico que tan bien conoce sin confiarse, de modo que el resultado fue más bien escaso, sin la rotundidad y ligazón que demandaban los cárdenos de Santacoloma.

El balance ganadero de la tarde es significativo pues dos fueron aplaudidos de salida, uno ganó la vuelta al ruedo, cuatro fueron ovacionados con fuerza y otro aplaudido al arrastre. Queda claro quién ganó ayer la pelea. Salió el toro y se quedó solo.

Reseña:

Plaza de toros de Azpeitia. Sábado 30 de julio de 2022. Algo más de medio aforo cubierto en tarde templada y luminosa.

Seis toros de Ana Romero en tipo de Santacoloma, con casta, trapío, edad y carbón.

Primero: Cárdeno claro, en tipo. Dos puyazos. Encastado y noble. Ovación en el arrastre.

Segundo: Negro bragado algo basto. Dos puyazos. Encastado y noble. Ovación.

Tercero: Bellísimo cárdeno, en tipo, aplaudido de salida. Dos puyazos. Noble con la cara alta. Palmas.

Cuarto: Cárdeno obscuro, en tipo y muy serio. Noble y encastado. Ovación en el arrastre.

Quinto: Cárdeno obscuro bragado, en tipo. Dos duros puyazos saliendo suelto. Noble y encastado. Ovación.

Sexto: Cárdeno claro clacetero, en tipo, con trapío, ovacionado de salida. Dos duros puyazos. Bravo. Vuelta al ruedo.

Sergio Serrano, de primera grana y oro: Dos pinchazos y estocada contraria delantera (silencio tras aviso). Herido durante la lidia del cuarto que mató Álvaro Lorenzo.

Álvaro Lorenzo, de tabaco y oro: Estocada caída trasera y ocho golpes de descabello (ligeros pitos). Pinchazo, estocada trasera tendida y nueve golpes de descabello (silencio tras dos avisos). Estocada (dos orejas).

Alejandro Marcos, de Chenel y oro: Tres pinchazos y estocada contraria (silencio). Dos pinchazos y estocada (ovación y saludos).

Incidencias:

Primera corrida de la Feria de San Ignacio de Azpeitia.

Sergio Serrano fue cogido por su segundo recibiendo dos cornadas de 18 y 7 centímetros en la pantorrilla, impidiéndole continuar la lidia.

Álvaro Lorenzo salió a hombros de la plaza.

Javier Bustamante

para Toro Cultura