Antonio Bañuelos: “Ha costado un gran esfuerzo, pero ahora somos capaces de crear en conjunto, ya hay un precedente”

El otoño del año de la peste muestra sus primeros rigores en La Cabañuela, provincia de Burgos, a más de mil metros de altura, en una mañana nubosa e incierta. Este paraje, situado junto a Páramo de Masa, es sin duda, el rincón más inhóspito que ha pisado un toro de lidia desde que evolucionó del uro que huía de las glaciaciones, pues aquí las temperaturas oscilan entre los -15º y los +35º, con heladas en 120 mañanas al año.

Una ganadería atípica sólo puede deberse a un ganadero atípico, como es el caso de Antonio Bañuelos, sin tradición alguna en su familia, que ha creado un toro con características propias y además del agrado de las figuras.

Nos recibe en el amplio salón que corona la plaza de tientas, entre cabezas de toros célebres, carteles y grabados, aderezado todo ello por una confortable chimenea. Su discurso es fluido y reflexivo, pues expone los conceptos con nitidez y consistencia diamantinas, tal vez influido por el hecho de presidir la Unión de Criadores de Toros de Lidia, una institución centenaria que siempre impulsó el protagonismo del toro como medida de todo en la Fiesta.

 

Señor Bañuelos, ¿por qué decide hacerse ganadero?

Hace 27 años cumplo el sueño de tener una pequeña ganadería. No pensaba en llegar a esta situación en que me encuentro ahora. Desde pequeño tenía mucha afición, sobre todo al campo, y me sumaba a colectivos taurinos que iban a visitar las ganaderías, e iba a hablar con el vaquero o con el mayoral. Ya por entonces imaginaba que los pilares de una ganadería son la alimentación, la sanidad, el manejo y la selección.

Sin embargo su concepto es, al menos desde el punto de vista orográfico, muy peculiar.

Pasa el tiempo y empiezo a tener una idea clara de lo que quería: una finca cercana en la que aclimatar el toro de lidia a una nueva altitud y a una orografía quebrada, donde pudieran evolucionar los toros hacia una mayor capacidad torácica. Además estaba comercialmente bien instalada cerca de cinco plazas de primera, veinte de segunda, también de Francia. Yo sólo quería matar el gusanillo haciendo pequeños festejos y novilladas.

Después encontré esta finca que es sana, muy quebrada, con parte de arbolado para abrigo natural, pastos para alimentación y abundancia de agua. Y sigo aprendiendo, porque me falta mucho por aprender todavía.

¿Por qué se decidió por este paraje en concreto?

Tuve una premonición. Esta finca se llama Cabañuela que es un sistema de predicción de la meteorología a través de las lunas de agosto y de las nieves. Éste es un punto de observación como hay otros en España y de ahí hacen calendarios previsorios. Por eso se llama Cabañuela porque es un sitio que da unos datos muy fidedignos. Vine un día de mucha niebla a visitar ésto, y en una de estas fachadas ponía el nombre medio borrado, pero se veían unas cuantas letras que componían mi nombre. Como creo en las premoniciones vine un día con más luz, lo vi con otros ojos y lo encontré adecuado.

Espacio muy diferente a la dehesa o a la marisma a la que estamos acostumbrados.

Me pareció importante la rusticidad porque en la dehesa el toro se está haciendo vago, tiene todo a su alcance con muy poco esfuerzo, aunque de vez en cuando se les da un paseo. Nosotros hicimos un diseño que tuviera zona de abrigo, pastos, agua de manantial y, lo mejor de todo, las nevadas que son muy beneficiosas porque humedecen el subsuelo. Aquí las últimas nevadas de abril le dan un buen empujón a la tierra.

¿Por qué elige este encaste?

Yo tenía muy claro que quería Maribel Ybarra, de donde nació Torrealta, y había también otro hierro, el de Paloma Eulate. Por la buena relación que tenía con la familia llegamos pronto a un acuerdo para que el hierro de Paloma Eulate fuera el mío. Me traje todas las vacas viejas de Maribel Ybarra y quería sacar los sementales para hacer la selección con calma. También vinieron 75 añojas de la misma línea. Hoy tenemos unas hechuras muy entipadas, cosa que cuidamos mucho. Antes de tentar un toro nos fijamos en la familia, pero sobre todo en las hechuras.

¿Cómo ha evolucionado ese encaste en sus manos?

Después de los pocos años que llevamos las hechuras de lo nuestro son un poco diferentes a lo original. Éste no es el toro basto de Medina Sidonia, de tierras blandas, ya no es la mazorca gorda. Sigue siendo un toro bajo, con mucho cuello, con badana, muchos acodados, 50% castaños y 50% negros. Mantenemos el origen pero la zona aporta lo mismo que a un animal silvestre: el clima y el pasto.

¿Qué significa en esta casa el nombre Gamarro?

Mucho. Comenzamos en 1993, en el 2000 habíamos lidiado bastantes novilladas, teníamos sementales y una línea muy marcada. En 1999 Ponce indulta a Gamarro y vimos que teníamos mucha calidad, sangre brava y una buena y estricta selección. Año tras año mantenemos una regularidad interesante. Afortunadamente la genética es difícil de manejar, da saltos atrás, hay comportamientos diferentes.

Ahí radica la dificultad y la grandeza de la crianza del toro bravo.

Cada toro tiene su faena, eso es lo emocionante, toros diferentes con comportamientos diferentes que necesitan toreros que tengan varios registros y que entiendan bien a los toros. Dicen que algunos toreros tienen suerte en el sorteo. Pues no, el que tiene suerte es el toro. Hay muchas formas de hacer embestir a un toro.

¿Qué tipo de toro busca? ¿Cómo es el toro ideal de esta casa?

Supongo que el 90% de los ganaderos te dirán lo mismo, salvo alguno que cría más enfocado en el primer tercio. Buscamos un toro bajo, que el torero vea la penca del rabo y pueda moverlo con duración, porque hoy se torea mejor que nunca, exigiendo a los toros más que nunca. Un toro templado que siga los vuelos de la muleta hasta el final, se coloque y repita, llevando la plasticidad a los tendidos. La calidad y la bravura son dos conceptos de selección dificilísimos de conseguir, están siempre en una línea de la que pueden caer a la mansedumbre y pararse, o hacia comportamientos más de genio. Eso es muy difícil pero es como más disfrutas cuando vas a la plaza y ves esa dulce embestida, a tres centímetros de la muleta sin llegar a tocarla. Pedimos fijeza, nobleza, que luego hay que multiplicarlo en un toro de 500 kg que desarrolla la memoria a medida que pasa el tiempo y la lidia. Es un animal que tiene mucha memoria y por eso hay que cruzarse, cambiarle la mano. Un toro que obedezca al torero, que tenga duración y que vaya hasta el final de su lidia embistiendo humillando mucho. Quizá esto sea lo que más valoremos porque si va a media altura el torero no puede estar firme ni confiado, y sobre todo va mirando y va aprendiendo.

¿Cuáles son los tres mandamientos que impone a sus toros?

Humillación, duración y templanza. Son los tres más difíciles de seleccionar. El factor suerte también influye porque desde que embarcamos hasta que el toro salta al ruedo pasa mucho tiempo y ocurren muchas cosas.

Los profesionales de la tauromaquia no se pone de acuerdo en que es la bravura, ni que es la casta. ¿Por qué no se unifica este concepto?

Al ser la bravura única en este animal es muy difícil de definir. Es como la inteligencia del hombre. ¿Qué es? ¿Quién la define? Hay muchas formas. Es la reacción de un ser humano ante una situación que se crea de forma rápida y resolutiva. La bravura es cómo resuelve el toro en una situación que es nueva para él. Fuera de su hábitat, nuevos colores, personas moviéndose y suficiente espacio para huir. Por tanto la bravura es seguir moviéndose delante de lo que tiene, el caballo, con el que no puede, pero vuelve a intentarlo. Puede huir, pero no lo hace. La bravura también se manifiesta por las querencias, por ejemplo a chiqueros, pero sobre todo es continuar acometiendo, llegando al final de los vuelos, saliendo y entrando. Creo que eso es la bravura, renunciar a todas las oportunidades que tiene de no embestir, de irse de la suerte.

Luego hay bravura más templada y más geniuda, pero lo importante es que se mueva.

Día 2 de julio de 1999, Burgos, Bañuelos, Ponce, Juli y Gamarro. Parece un conjuro a la bravura. Allí aparece el semental que da un nuevo aire a la ganadería. ¿Cómo fue ese toro en el campo y en la plaza?

En el campo fue muy peculiar, siempre sólo debajo de una encina. Así estuvo dos años. Era de una nobleza máxima en el manejo, y pensábamos que no se iba a mover. Incluso con una voz se fue para el camión para enchiquerarlo. Era casi familiar. Cuando salió a la plaza siempre estaba cuadrado de manos y patas preparado para embestir con todo, llegando a humillar. En realidad es uno de los muchos toros buenos que han salido de esta casa, como en las demás ganaderías, pero no es el mejor. Es el que ha tenido la suerte de tener delante a un torero que ha sabido lucirlo y mostrarlo al tendido para que el público aporte lo que el reglamento taurino permite, que vuelva a la ganadería. Es muy importante para el público aportar a la cabaña brava. Luego hemos tenido siete indultos más, pero alguno ya es hijo de Gamarro.

¿Qué opina sobre la polémica que está provocando en las últimas temporadas la proliferación de indultos?

Es muy importante indultar un toro en la plaza. Siempre crea polémica, en el toreo siempre hay división de opiniones, pero lo que hace un toro en la plaza con cuatro años y medio es mucho más valioso que lo que hace un eral en la plaza de tientas, en silencio, sin distracciones, donde se valora su galope, cómo arranca de parado, cómo acomete el último tramo antes de llegar al caballo, dónde coloca la cara, cómo empuja. Pero el eral no tiene la cabeza ni la memoria que tiene el cuatreño. El toro en la plaza, con miles de personas, colores y olores, movimientos en el callejón, dos puyazos, los choques con el caballo. Es una faena muy larga hasta que llega el indulto, y se obliga mucho. Lo que ocurre ahí tiene mucha más importancia que lo que hacemos en el campo con un toro de dos años que embiste prácticamente a todo. Y hay que ver también la forma de embestir. Gamarro nos marcó una línea a seguir, y ahora cuando vayamos al campo veréis que tenemos una ganadería muy entipada. Los hay con más o menos cornamenta y eso determina en qué plaza se lidian, pero todos están igual de bajos e igual de proporcionados. Si los dejamos en su peso de 480 kg. embiste el 60%, y no estamos interesados en sacarlos de tipo para ir a más plazas de primera.

¿Qué aspiraciones tiene como ganadero?

Aspiración ninguna porque nunca pensé en llegar hasta aquí. Simplemente mantenernos repitiendo todos los años en casi las mismas plazas, manteniendo una línea que permita que embistan el 60%

En un año tan difícil como el actual basta con poder subsistir, como el resto de los ganaderos de España. No podemos exigir un trato especial pero sí tenemos que advertir de que se trata de un patrimonio nacional. El ganado de lidia es la raza más pura que hay genealógicamente controlada desde hace casi dos siglos por el ministerio de agricultura a través del libro genealógico. Haciendo saber a las instituciones que competen, que son agricultura, medio ambiente y cultura que el ganadero es el garante del hábitat donde se desenvuelve el toro de lidia, que fija la población activa, fija la actividad de la mujer rural, fija miles de puestos de trabajo más que cualquier actividad que se pueda llevar desde una ciudad. El toro de lidia no puede cambiar de hábitat, hay que estar cerca, en zonas además deprimidas, con lo que aporta al ecosistema español. En Bruselas saben la importancia de las más de 500.000 hectáreas de dehesa, marisma, monte bajo donde se cría el toro. Todo esto afecta incluso a la climatología española.

Creo que tenemos grandes argumentos, pero nos falta discurso y capacidad para hacer llegar a la sociedad la dimensión cultural del toreo. ¿Qué opina?

La cultura del toro va unida a la historia. Los primeros signos, Creta, hasta las escenas que vemos en multitud de museos del costumbrismo español. Como decía Ortega “España no se entiende sin el toreo y el toreo no se entiende sin España”. Más todos los escritores que han dedicado novelas y enciclopedias, se está matizando y curtiendo la incorporación del toro a la cultura. El toreo ha evolucionado, pero en todas existe una danza, un baile, acompañado por la música, por el público y frente a un toro. Se está produciendo un espectáculo arriesgado, y culto. Sabina y otros compositores que utilizan la jerga del toreo lo están transmitiendo. Se quiere desligar de la cultura a través de la politización. Dicen que es tortura. Un animal que vive en unas condiciones únicas y que a los cuatro años se enfrenta a una prueba de atleta, para lo que se le ha preparado. Se va a valorar su valor artístico, para lo que se le ha seleccionado para acompañar al torero. En esta evolución se intenta explicar que un animal que va a morir, como les ocurre a todos, mueren millones de animales al día, pasa por un espectáculo artístico, que ha vivido con bienestar. Algunos se pelean entre ellos hasta la muerte, y no sufren. Igual que un humano sufre por un golpe en una pelea cuando se enfría, a las cuatro horas. Nosotros no tenemos que explicar la cultura, tenemos que mirar hacia atrás y ver a decenas de artistas que se han inspirado en el toro. Al politizarlo se pretende alejar a la gente joven del mundo taurino, crear un intento de evolución de la caza y de la alimentación. Explicar la cultura ahora mismo es imposible, el que vive en una comunidad independentista no puede ver allí una corrida de toros porque esto refleja a España.

Usted es el presidente de la UCTL y un activo importante de la FTL. ¿Puede adelantarnos qué iniciativas tienen previsto implementar en los años venideros?

Ahora se termina el trabajo de cinco meses. La FTL ha creado un comité de crisis, con el presidente de la UCTL, el presidente de la unión de toreros, el presidente de los banderilleros, el de los empresarios, bajo el paraguas de la fundación, muy bien presidida y dirigida por Victorino Martín. Se ha hecho un trabajo enorme. Se ha conseguido unir a todos los protagonistas, que además tienen intereses opuestos, algo que jamás se había conseguido, con el apoyo también de Movistar Toros de Telefónica. Se ha logrado armar un final de temporada para que el espectador tuviera un haz de luz con unos espectáculos, reduciendo sus honorarios y derechos de retransmisión, en plazas de segunda y tercera, algunas por estar cubiertas, para ofrecer un espectáculo variado de figuras y ganaderías. Así tenemos presencia en la prensa y damos la oportunidad a banderilleros y ganaderos. Es una salida.

¿La unidad ha sido absoluta?

Esto es el inicio de algo que queremos para siempre, la unión de todos los sectores. Somos capaces de crear en conjunto, no es fácil, hay que discutir mucho, pero ya hay un precedente. A partir de ahora habrá continuidad, sobre todo en la recuperación y la continuidad de pueblos que han dejado de dar toros. Hacer novilladas de erales, para dar oportunidades a los más jóvenes, que surjan nuevos valores. El futuro para por el fomento de la cantera.

¿Se va a replicar este modelo en temporadas venideras?

Esta gira va a generar un fondo para que la Fundación pueda dar en 2021 una serie de festejos menores.

¿Será con televisión?

Es fundamental, porque si no muchos pasarían el año en blanco. Desde el inicio se suponía que la crisis sanitaria era pasajera y que en agosto habría toros con normalidad. Ahora puede haber otra oleada de reses al matadero, que están saturados de carne porque la hostelería no los mueve, e incluso hay lista de espera. Ahora además se acaba el pasto, y no hemos tenido ingresos. Hablamos de 9.000 reses, se tenían que haber lidiado 7.500 toros en plaza, más los de los festejos populares totalizarían 10.000, y apenas se habrán lidiado un par de centenares. No tenemos datos todavía sobre le censo real, pero si no se eliminan toros de este guarismo, el año que viene va a ser muy difícil poner en valor al toro por el exceso de oferta.

El acuerdo era improbable y es para felicitarse, porque tradicionalmente ha faltado unidad. ¿Quiere comentar algún detalle de cómo se ha llegado a un acuerdo de esta naturaleza?

Se firmó el día antes de la presentación de la gira. Partió de la fundación, hubo mucho escepticismo, nadie creía en ello, pero se perseveró. El ministerio de cultura, que no nos dio ningún tipo de ayuda, trató de compensarlo dándonos un 75% de aforo en aquel momento, cosa que ningún espectáculo consiguió. Duró poco a causa de los rebrotes, en plazas de primera y segunda el piso de plaza es muy caro, y fue descendiendo el aforo. Se complicaba el asunto pero se hacía más necesario el acuerdo. Hubo que concluir que no se trataba de ganar dinero, sino de evitar seguir perdiéndolo, de que las familias de las cuadrillas ingresen algo, y que cumplimenten el boletín necesario para la seguridad social. Las condiciones eran duras, pero al final se fueron convenciendo. Algunos toreros dijeron que no participaban porque no creían en la televisión, otros porque tenían la temporada ya cerrada, otros por lesiones, otros, como Talavante que reaparecía, no veían bien hacerlo en una plaza de tercera con cuatro toros, y preferían esperar a la temporada siguiente. La parte empresarial aportaba, pero alcaldes y comunidades autónomas cambiaban de criterio sobre la autorización según avanzaba la crisis sanitaria. Algunos temían que pudiera haber rebrotes después y eso provocó la suspensión de corridas en Madrid muy sonoras. Ahí hubo que buscar una solución rápida y encontrar una plaza de toros en cualquier punto de España, y eso fue lo más difícil de todo.

Es complicado trabajar en esa incertidumbre. Dos preguntas para terminar. ¿Puede adelantarnos alguna nueva línea estratégica de la Fundación?

Todos los sectores están a su vez subdivididos, cinco asociaciones de ganaderos, tres de subalternos, varias de empresarios y también de matadores. El siguiente paso es unir a todos en una sola voz para que las instituciones puedan recibir al sector, y tomarlo en serio. Así nos lo han hecho saber el Bruselas, así nos lo han hecho saber los parlamentarios, no puedes ir a reivindicar algo sin unión. El siguiente paso es crear grupos grandes para además abaratar costes de gestión.

¿Cómo cree que será la tauromaquia en 2050?

Ojalá la vea. Me refiero a que pueda estar en disposición de verla. Hay que valorar el interés que tienen ahora los que tienen 20 años. Sufren ahora mismo un adoctrinamiento escolar negativo, pero al mismo tiempo hay un interés por la tauromaquia y el valor humano del torero. A través de las redes sociales y los portales cada vez hay más jóvenes interesados por el toreo y por el campo, por conocer un tentadero, por la crianza. Nosotros estamos interesados y obligados para facilitar su difusión. Esta cantera es la que en 2050 estará o no en los toros. Sería bueno abaratar el espectáculo, que es carísimo. Dos perdonas que vayan a un tendido son más de cien euros, y con eso coges un avión ida y vuelta muy lejos si quieres. No es el ganadero el que encarece, hay que abaratar el coste de producción del espectáculo, especialmente en los cánones que se pagan a los ayuntamientos. Eso obliga al empresario a recortar costes o a subir el precio de las entradas. El empresario tiene que ganar dinero porque lo arriesga. Los pliegos de condiciones de los ayuntamientos y diputaciones son el origen de importantes problemas de la Fiesta. La obligatoriedad de incluir a matadores cabeza de escalafón y de ganaderías de plazas de prestigio. Se llega al absurdo que en una plaza importante que salió a concurso el año pasado no podían lidiar el 95% de las ganaderías de la UCTL

¿Por una exigencia del pliego?

Exacto. Y con los matadores algo parecido. A los que no encabezan el escalafón se les tapona el acceso. Hay grandes toreros ocultos entre le 15 y el 200, que de vez en cuando brillan porque hay una oportunidad. Que llevan años entrenándose sin torear pero tienen suerte ese día y han hecho carrera. Fandiño estuvo muchos años sin oportunidades, Urdiales lo mismo. Es el momento, la oportunidad y la suerte.

Una cadena es tan fuerte como el eslabón más débil. La cadena histórica del toreo está constituyendo su eslabón actual, del que dependen todos los futuros. Gracias, señor Bañuelos, por su esfuerzo y dedicación en un momento tan delicado como éste.

Ha sido una conversación muy agradable. Gracias a vosotros porque es muy importante que publiquéis libros y estéis muy presentes en las redes sociales. Saludos a vuestros seguidores.

 

Javier Bustamante para Toro Cultura

 

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *