Tomás Rufo salva el cuaderno de bitácora
El naufragio de la corrida de El Pilar lidiada ayer en el coso de Cuatro Caminos fue absoluto, y no quedaría noticia de su singladura de no ser porque un torero poderoso y valiente dejó escritas en el cuaderno de bitácora dos páginas para recordar. Tal vez sólo fue una, la postrera, en la que pudo verse a un hombre entregado al arte del toreo en cuerpo y espíritu cuya redacción pudo salirle muy cara.
Saltó Busconito a las arenas pardas del cantábrico buscando la luz, trotó en rededor del anillo grana, embistió a las capas, recibió un puyazo empujando, galopó tras rehileteros largo y pronto haciendo hilo con ellos, y llegó al tercio de muerte con evidente flojedad y falta de celo. Sin embargo su matador no atendió a las señales y se obcecó en hacerle pasar tras la muleta. No fue sencillo pues su embestida fue trémula y falta de ritmo, cansina por momentos, mas la colocación del espada y su esfuerzo por hacer faena pudo más que las penurias del colorado. Hubo series sobre ambas manos de escasa ligazón, pues la embestida tardaba y no era profunda, y la apuesta del matador se escoró hacia la cantidad, ya que la calidad era una quimera. Una vez que las fuerzas se agotaron montó el estoque y se tiró tras él empujado por el corazón, y tanto se volcó sobre el morrillo que el toro lo alcanzó en la boca del estómago, lo impulsó hacia arriba con un duro derrote que lo hizo girar para quedar de nuevo a merced en su caída boca abajo, recibiendo un nuevo impacto antes de caer sobre la arena en la misma cara, y de no ser por un quite rápido del peonaje aún lo habría castigado una vez más. Quedó sobre la arena inmóvil con apariencia de grave percance, más pronto se incorporó yéndose hacia el toro que agonizaba junto a las tablas para celebrar su sacrificio. Dos orejas como premio que unidas a la ganada en su turno anterior le consagran en la falaz estadística como uno de los grandes triunfadores del ciclo.
José María Manzanares topó con un lote de inválidos por debilidad y falta de casta incompatibles con el toreo artístico. Se estiró esbozando algún muletazo suelto sin trascendencia ni impacto en la afición. Seguro que ha tomado nota del devenir de este hierro y lo tendrá presente para futuras contratas.
Alejandro Talavante se encontró parecidas circunstancias, si bien el flojo quinto se vino arriba en las postrimerías de la faena y deparó, contra todo pronóstico, embestidas pastueñas a las que aplicó lidia variada que incluía cambiados por la espalda y arrucina. Toreo imaginativo, al albur de la improvisación, mas carente de la emoción que irradia el toro de casta.
Cinco páginas vacías, pues la corrida no tuvo rumbo y sí muchas aguas. Y una para recordar, que no salva a El Pilar del naufragio, pero al menos pone a buen recaudo el cuaderno de bitácora.
Reseña:
Plaza de toros de Cuatro Caminos de Santander, miércoles 24 de julio de 2024. Casi todo el aforo cubierto en tarde templada y nubosa.
Toros de El Pilar de buena presentación en capas negra y coloradas. De comportamiento desigual, como a continuación se detalla, predominando la debilidad y la ausencia de casta.
Primero: Colorado, bien presentado, abanto buscando el toril. Un puyazo flojo. Inválido por debilidad. Pitos en el arrastre.
Segundo: Colorado, escurrido de carnes. Un puyazo. Inválido por debilidad. Pitos.
Tercero: Colorado engatillado. Un puyazo saliendo suelto. Muy flojo de embestida cansina. Palmas.
Cuarto: Negro de aceptable presentación, abanto buscando corrales. Un puyazo saliendo suelto. Muy flojo y descastado. Bronca.
Quinto: Colorado de buena presentación. Un puyazo suave. Flojo con repetición. Palmas en el arrastre.
Sexto: Colorado, bien presentado. Un puyazo empujando. Noble y flojo con poco celo. Palmas.
Matadores:
José María Manzanares, de nazareno y oro: Estocada (palmas). Estocada tendida (silencio).
Alejandro Talavante, de nazareno y oro: Metisaca y estocada caída (silencio). Pinchazo y estocada caída (ovación).
Tomás Rufo, de nazareno y oro: Estocada caída (oreja). Estocada siendo cogido (dos orejas).
Incidencias:
Quinto festejo de la Feria de Santiago en Santander.
La banda de música interpretó el himno nacional antes de romper el paseíllo.
Los focos del coso estuvieron encendidos durante todo el festejo.
Tomás Rufo salió a hombros del coso.
El festejo duró poco más de dos horas.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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