Apoteosis final con polémica
La corrida de cierre de la Feria de San Ignacio resultó un éxito que se suma a los acontecidos en los dos festejos precedentes, tanto que el torero triunfador, Jesús Enrique Colombo, el ganadero, Murteira Grave, y el propio organizador del ciclo, Joxin Iriarte, salieron en volandas del coso azpeitiarra. Tres tardes, dieciocho toros, ocho matadores pues Daniel Luque dobló, doce orejas y un rabo, cinco salidas a hombros además del ganadero y gestor reseñados constituyen un balance excepcional. Abundando además en que las tres ganaderías tuvieron comportamientos variados e interesantes, siempre lejos de la indolencia. De la nobleza de los de Loreto Charro a la dureza encastada de la corrida de Ana Romero, pasando por el juego diverso, nunca plano, de los jugados ayer, uno de los cuales fue indultado. Una feria con un toro serio, éxito de público, y la normalización de la asistencia de los jóvenes a los tendidos.
El punto culminante de la tarde y también del conjunto de la feria se produjo ayer en el quinto turno la resultar indultado el toro Almirante, negro mulato bragado de 520 kilos de peso y evidente trapío. Como es natural existe división de opiniones sobre la licitud del hecho. La mayor mentira es la verdad desprovista de contexto, por eso conviene reparar en varios hechos objetivos que explican las circunstancias de la verdad indulto. Almirante recibió un puyazo del que salió pronto en franca huida. Envistió a arreones en el segundo tercio, doliéndose ostensiblemente de los arponcillos. En el de muerte realizó una lidia vibrante, con arrancadas de largo aún sin toque, repetición, fijeza y humillación, inasequible al desánimo. Su matador lo pasó por ambos pitones con firmeza y determinación poco comunes, y cuando comenzaron a aflorar los primeros pañuelos hizo ademán de montar la espada a lo que las protestas y el clamor en pro del indulto crecieron como los decibelios. El matador miró al palco. El presidente hizo gestos ostensibles dando a entender que el toro debía ser estoqueado. El matador, haciendo caso omiso, tiró el estoque a la arena y continuó pasando sobre ambas manos. El clamor creció. El pañuelo naranja flameó en la balconada. El matador lo celebró, siguió toreando y simuló la estocada con la palma de la mano. El toro fue conducido a los corrales. El matador recibió los máximos trofeos simulados sin que nadie los pidiera. Más allá de que el toro mereciera o no el indulto, conviene recordar que la tauromaquia es un rito en el que los valores son sustantivos, dentro de los cuales está el respeto y la observación de las normas. El populismo que envuelve a muchas plazas es el caldo de cultivo perfecto para que toreros ventajistas hagan valer subterfugios para lograr triunfos fáciles, no legitimados por la afición ni el palco, evitando incluso ejecutar la suerte suprema.
En lo puramente artístico destacó ayer la figura de Jorge Martínez, un torero de poco rodaje que vino a aprovechar la oportunidad que le ofrecía Azpeitia. Y de no ser por las deficiencias de las estocadas lo habría conseguido, pues con el cierraplaza construyó una faena sólida, iniciada con bellos doblones, haciendo el toreo fundamental por ambos pitones, aguantado coladas y parones. Temple y firmeza que llegaron al público, más aún cuando resulto cogido en el epílogo sin más consecuencias que golpes y varetazos. Este joven matador emplea el valor para torear con arte.
Clemente, sin embargo, ganó un trofeo sin tanto mérito, ya que sus trasteos fueron destemplados, tendentes a los enganchones, fuera de sitio y con escaso ajuste. No hubo mando y si desarmes en largas faenas por lo demás redundantes.
Colombo se encontró con el toro del indulto y compuso la faena más templada y firme que se le recuerda. Pasó al cambio en el platillo, ligó en redondo series de cinco y hasta seis pases, ensayó el redondo invertido y ejecutó un pase interminable de 1.080º con más mérito técnico que artístico. Había tirado una larga cambiada de rodillas en tablas en el recibo, y después galleado por chicuelinas, quitado por zapopinas y banderilleado con variedad. El prólogo fue espectacular, si bien sobró el epílogo sin estoque ni acatamiento de las instrucciones del palco.
El cierre de la feria de Azpeitia 2024 certifica el gran éxito que está consiguiendo la comisión gestora, tanto en lo artístico como en lo social, logrando consolidar un ciclo brillante en territorio hostil, además de forma desinteresada. Enhorabuena a todos los que hacen posible este triunfo improbable.
Reseña:
Plaza de toros de Azpeitia, viernes 2 de agosto de 2024. Dos tercios de entrada en tarde gris y fresca.
Toros de Murteira Grave de gran trapío, en capas negras, burracas y coloradas. De interesante y variado comportamiento, como a continuación se detalla.
Primero: Burraco de bella lámina. Derriba sin ser picado, un puyazo arrancando de largo. Encastado con carbón. Ovación en el arrastre.
Segundo: Colorado, con trapío, ovacionado de salida, abanto. Un puyazo suave en franca huida, otro puyazo suave arrancando de largo. Encastado con carbón. Ovación.
Tercero: Negro de bella estampa aplaudido de salida. Un puyazo. Tardo, de viaje corto y poco celo. Palmas.
Cuarto: Negro muy serio. Un puyazo duro. Violento de feo estilo. Palmas.
Quinto: Negro bragado musculado. Un puyazo saliendo en huida. Se duele y arrea en banderillas. Inagotable, repetidor, humillado en el último tercio. Indultado.
Sexto: Colorado. Un puyazo duro. Noble, pronto y repetidor. Palmas.
Clemente, de primera comunión y oro: Estocada (oreja). Estocada casi entera (vuelta al ruedo).
Jesús Enrique Colombo, de catafalco y oro: Pinchazo y estocada tendida (ovación y saludos). Estocada simulada (dos orejas y rabo simbólicos).
Jorge Matínez, de nazareno y oro: Pinchazo y estocada (ovación y saludos que recoge la cuadrilla). Cuatro pinchazos y un golpe de descabello (ovación tras aviso).
Incidencias:
Tercer y ultimo festejo de la feria de San Ignacio de Azpeitia.
Muchos jóvenes en los tendidos que jalearon los éxitos de los toreros sin interferir en ningún momento en el buen desarrollo de la lidia.
Jorge Martínez sufrió una lesión en el brazo izquierdo al entrar a matar, teniendo que ser atendido en la enfermería. Salió a matar el sexto.
Jesús Enrique Colombo salió a hombros del coso.
El festejo duró casi tres horas.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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