Tarde épica con pavorosos toros de Miura

El toro de Miura tiene ganada fama de duro y listo, y ayer en Pamplona se apreciaron ambos atributos de manera palmaria. Salían de toriles mostrando su hercúlea complexión y sus pavorosas arboladuras, enterándose desde el principio de lo que se gestaba en el callejón e incluso en el tendido, explorando el terreno, reconociendo la puerta por la que entraron por la mañana tras en encierro, escrutando burladeros de banderilleros y fotógrafos, y ya estaba la plaza con el miedo en el cuerpo.

La terna mostró un sólido compromiso, cada uno con su personal tauromaquia, y a un paso quedó la tarde de instalarse en el haz y en el envés de la Fiesta, que son la gloria y la tragedia.

Juan Leal tiene un lema inquebrantable: “triunfar a cualquier precio”, y ayer no se apartó un milímetro del mantra que le ha proporcionado triunfos siempre caros, pues con frecuencia paga con sangre su sana ambición de ser figura del toreo. Para sorpresa de algunos esparció sobre el albero notas de valor temerario, especialmente en el arrimón que se marcó en su segundo turno, mas también hubo toreo cabal en su primero. Saludó al público pamplonés hincándose de rodillas frente a toriles para instrumentar una larga cambiada a porta gayola de la que salió desarmado e ileso por pocos centímetros. Tiró otra en el tercio y ciñó verónicas, luciéndose por saltilleras ajustadas en el quite. Comenzó el tercio de muerte con un pase cambiado en el platillo que heló la sangre a los tendidos de sombra y continuó con pases de rodillas, redondos y un par de tandas al natural que tuvieron la verdad y el ajuste del toreo íntegro. Estuvo al filo de la gloria, pero mató de sartenazo espantoso en el costillar y perdió el trofeo, debiendo conformarse con una aclamada vuelta al ruedo.

Rafaelillo es un clásico en este coso con los toros de Zahariche. Dos años atrás había abierto la puerta grande, y se gana año tras año la repetición con lo más duro del campo bravo, que además le supera en alzada. Se calcula que en la anatomía de un miura cinqueño de 640 kilos, como el que ayer hubo de lidiar rompiendo plaza, caben diez rafaelillos, y sin embargo siempre encuentra recursos en brazos y piernas para ganarles la pelea, salvo ayer, que rozó la tragedia. Citaba de rodillas en el tercio para abrir su segunda faena y el toro avieso de capa cárdena marcó el viaje humillado hacia el señuelo, mas en una fracción de segundo marcó un escorzo inverosímil, y lo cabeceó con tal violencia que lo levantó por los aires y estrelló el las tablas con un topetazo que dolió hasta en la andanada. Un segundo después, con el torero inerme en el estribo lo empitonó por el costado izquierdo y se ensañó con él contra los tableros, zarandeándolo y levantándolo con gran violencia hasta que un capote milagroso hizo el quite de la Feria. Fue conducido al callejón con gestos y gritos de dolor, y llevado en brazos a la enfermería donde fue asistido de una cornada envainada en el tórax, varias fracturas costales, graves lesiones que le impidieron continuar la lidia.

Octavio Chacón hubo de pechar por tanto con tres toros, exhibiendo un conocimiento técnico y un poderío poco común en el actual escalafón. Pisó terrenos de compromiso, ante toros inciertos, y alcanzó además momentos de lucimiento, especialmente con pases ayudados sobre la mano izquierda. Sin embargo con el estoque montado no estuvo certero, lo que le privó de mayor reconocimiento que el silencio que sucedió a sus tres valientes trasteos.

Las duras corridas y los valientes toreros siempre deparan momentos de emoción que pueden, como ayer estuvo cerca de ocurrir en el festejo que cerraba la feria de San Fermín en Pamplona, valer grandes triunfos e irreparables tragedias. Es la grandeza de la Fiesta.

Reseña:

Monumental de Pamplona, 14 de julio de 2019, casi lleno en tarde cálida.

Toros de Miura , de bella lámina, musculados, escurridos de carnes, altos, huesudos, con romana y pavorosas cabezas, en capas cárdenas, negras y coloradas. Duros y listos. Primero: Colorado, chorreado, cinqueño de 640 kilos, de impresionante alzada y trapío. Ovacionado de salida. Dos puyazos duros, empujando. De feo estilo, listo y duro. Silencio en el arrastre. Segundo: Cárdeno. Dos puyazos duros viniéndose de lejos. Listo y duro. Silencio. Tercero: Cárdeno, girón, bizco de impresionante trapío.Dos puyazos. Pronto, alegre, repetidor. Bravo y encastado. Palmas. Cuarto: Cárdeno. Dos puyazos empleándose. Pronto y repetidor, aprende rápido, con un pitón izquierdo imposible. Listo y duro. Silencio. Quinto: Cárdeno de impresionante trapío. Dos puyazos. Manso y duro. Silencio. Sexto: Negro escurrido de pavososa arboladura. Dos duros puyazos sacando a los medios a la cabalgadura. Listo y duro. Silencio.

Rafaelillo, de nazareno y oro: Pinchazo y estocada tendida (ovación y saludos). Herido en el cuarto, pasa a la enfermería para ser operado.

Ocyavio Chacón, de primera comunión y plata con cabos negros: Tres pinchazos, estocada caída delantera y cinco golpes de descabello (silencio). En el que mató por Rafaelillo pinchazo y estocada caída delantera, estocada y dos golpes de descabello (silencio tras aviso). Tres pinchazos y estocada baja (silencio).

Juan Leal, de sangre de toro y oro: Estocada en el costillar y dos golpes de descabello (vuelta tras aviso). Dos pinchazos y metisaca en el costillar (silencio).

Incidencias:

Última corrida de la feria de San Fermín.

Rafaelillo en estado grave tras ser alcanzado por el cuarto de la tarde que le ocasionó una cornada envainada en el tórax, múltiples roturas costales, así como inestabilidad hemodinámica. Fue intervenido en la enfermería de la plaza y después trasladado  al complejo hospitalario de Navarra.

Marc Leal saludó tras parear al tercero.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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