Un cuarto de siglo de toreo en una sola tarde
Domingo López Chaves se presentó ayer en el coso de Cuatrocaminos tras un cuarto de siglo de alternativa en lo que además fue su adiós a la afición santanderina, puesto que ha anunciado que se quita de los toros al final de esta temporada. Y no pudo aprovechar mejor este hola y adiós en un solo acto, ya que obtuvo tres trofeos y abandonó la plaza a hombros por la puerta grande entre las aclamaciones del público. Todo lo que hizo tuvo sentido, desde que salió a saludar con humildad tras romper el paseíllo requerido por la afición, hasta que izado a hombros miraba al cielo y sonreía a los tendidos que le jaleaban. Fue director de lidia solidario, atento a los avatares, haciendo un par de quites de mucho mérito, aplaudió a sus dos toros en el arrastre, recibió brindis largos y se supone que cariñosos de su dos compañeros de terna, lució con generosidad a sus toros, especialmente al cuarto poniéndolo de largo en el caballo, lidió con sentido en el primer tercio, a veces sobre los brazos y otras sobre las piernas. Lanceó campero en los quites, pasó con mando y firmeza, mostrando su magisterio, aflorando su alma de artista, y mató a ley, tirándose como debutante que era, conectando con el espíritu festivo de las peñas. Ayer vivimos en poco más de una hora el compendio de la tauromaquia de este hombre querido por donde va por su magisterio y por su simpatía.
Paco Ureña lució la verdad incontestable de su toreo en su primero, con doblones largos y templados, naturales ceñidos, redondos encajado y una tanda final de manoletinas refrendada por una gran estocada. La oreja que concedió la presidencia es justo premio para el hombre que siempre dice la verdad. Verdad hubo también en su segunda intervención, un toro duro e incierto con tendencia a orientarse que le hizo tomar el olivo en los lances de recibo, y estuvo a punto de cogerle pues perdió el pie tras una verónica y sólo un capote salvador evitó el trance. El cárdeno de nombre Chino, cercano a cumplir los seis años, ya conocía la plaza, pues figuró de sobrero en la apoteósica corrida celebrada aquí un año antes. No estuvo cómodo en ningún momento con él, pese a que intentó el trastero lucido por ambos pitones, mas el empeño del toro por defenderse le impulsaba a embestir dubitativo con la cara alta, y a tirar un tornillazo al final de cada pase. Mató a ley a la primera, y su rictus cuando por fin dobló era indicativo de que había pasado un mal trago. Se tapó en tablas cuando resonaban los aplausos del respetable, sin considerar oportuno salir al tercio a saludar. Dignidad le llaman a eso.
Emilio de Justo pechó en primer lugar con un cárdeno obscuro bragado apretado de cuerna que tendía a salirse de la suerte, con la vista puesta en terrenos menos concurridos. El espada lo sometió por bajo y dibujó una faena de sujeción, con mucho valor y excelente técnica para conducir los arreones que propiciaba el toro en la media distancia y el molesto gazapeo del final del trasteo. Mató con la entrega habitual y ganó una oreja. En sexto lugar le correspondió un bello toro, cárdeno, bizco, fuerte, con encastada nobleza. El torrente de acometidas fue conducido con firmeza, colocación e inspiración, en los pasajes más artísticos de la tarde. No es fácil corresponder a una embestida así, y Emilio lo hizo con creces, dando una lección de torería. Mató de media estocada tras pinchazo y cuatro golpes de descabello que dejó el premio en ovación y saludos.
Ayer la plaza de Cuatrocaminos fue el escenario perfecto para la representación de un cuarto de siglo de la honrada tauromaquia de Domingo López Chaves, con todos sus matices, en una sola tarde. Gloria para los toreros grandes.
Reseña:
Plaza de toros de Santander. Jueves veintisiete de julio de 2023. Tres cuartos del aforo cubierto en tarde cálida y soleada.
Toros La Quinta, en tipo sancolomeño, cárdenos, serios y vareados. De juego desigual, predominando la encastada nobleza.
Primero: Cárdeno, escurrido. Un puyazo tirando cornadas al peto. Pegajoso de salida llega al tercer tercio flojo y pasando sin celo. Palmas en el arrastre.
Segundo: Cárdeno claro, chico y escurrido. Un puyazo tomado con feo estilo saliendo suelto. Pronto y noble con muerte de bravo. Palmas.
Tercero: Cárdeno obscuro bragado, apretado de cuerna. Un puyazo duro empujando. Noble y suelto, embiste a arreones. Palmas.
Cuarto: Cárdeno obscuro, con más caja. Un puyazo al relance empleándose y un picotazo desde muy lejos. Bravo. Gran ovación.
Quinto: Cárdeno bragado caribello, cercano a los seis años. Un puyazo duro corneando el peto. Con carbón, duro e incierto. Pitos.
Sexto: Cárdeno, bizco, con trapío. Un puyazo duro empujando. Con carbón, bravo y encastado. Ovación.
Domingo López Chaves, de azul azafata y oro, nuevo en esta plaza: Gran estocada (oreja). Estocada desprendida (dos orejas).
Paco Ureña, de catafalco y oro: Gran estocada (oreja). Estocada (palmas).
Emilio de Justo, de hoja y oro: Estocada desprendida (oreja). Pinchazo, media estocada y cuatro golpes de descabello (ovación y saludos tras aviso).
Incidencias:
Sexto festejo de la feria de Santiago 2023
López Chaves se presentaba en el coso de Cuatrocaminos en lo que será su última actuación, puesto que ha anunciado su retirada al final de la presente temporada.
Domingo López Chaves salió a hombros por la puerta grande.
Tras el paseíllo la banda de música interpretó el himno nacional.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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