Ginés Marín despliega su libreto

Había transitado la tarde por la vía de la épica, el arrimón y el valor explícito hasta que saltó a la arena del coso de Cuatro Caminos un toro negro de El Parralejo, de poca presencia, y ahí cambió el rumbo de la tarde. El único espada anunciado para la encerrona vio la condición del animal, brindó al público entusiasmado desde el principio del festejo, y por fin compareció el Ginés Marín de las mejores tardes, el torero de arte profundo y pie ligero que esta plaza tan bien conoce y lo tiene como suyo. Comenzó el trasteo con doblones de metal noble, continuó con series por ambos pitones a media altura, y finalizó bajando la mano, exigiendo al toro nobleza y codicia en un epílogo inspirado a los sones de Martín Agüero. Hubo temple, ligazón y ajuste en el toreo al natural en faena con ritmo y cadencia de cante grande. Éstas son las credenciales que han hecho de este torero un referente de la actual tauromaquia, toreo con aroma que no empalaga y llega al corazón de la afición con la frescura de quien está aún en el crecimiento de su carrera.

Antes se fajó con cinco toros a los que aplicó otros capítulos de su libreto. Acompañó en su huida a toriles al manso primero de Domingo Hernández, dominando terrenos y distancias, acariciando su insulsa embestida en franca retirada. Se arrimó con valor de gladiador en el último acto de su faena a otro Rufián de Jandilla de escasa pujanza. Ahogó la prometedora embestida de uno corpudo de Pallarés que mereció más distancia. Prolongó la faena ante el castaño de Juan Pedro, dócil sin celo alguno, también al filo de los pitones. Pasó de muleta con limpieza al hondo toro de Bañuelos manso y de feo estilo al que tiró una larga cambiada de rodillas en el tercio. Cinco lidias premiadas generosamente con tres orejas que sólo serían el prólogo de lo que faltaba por suceder ante el sexto en el que el torero mostró la auténtica dimensión de su arte delicado y valeroso.

Ayer, sobre las arenas parduzcas del coso santanderino un único espada desarrolló seis capítulos diferentes que evidencian que su libreto es amplio y profundo. No necesitó quites vistosos ni pases de fantasía, pues el toreo fundamental, que se escribe por verónicas, naturales, redondos, pases de pecho y trincherazos, conjuga bien con estocadas certeras, que siempre son el alama del relato en el toreo. Y se ganó legítimamente en derecho a ser sacado a hombros de la Sultana del Norte.

Reseña:

Plaza de toros de Cuatrocaminos de Santander. Martes 26 de julio de 2022. Casi tres cuartos del aforo cubierto en tarde templada.

Seis toros de diversas ganaderías:

Primero de Domingo Hernández: Castaño, corpudo, de poca cabeza. Un puyazo junto a toriles sin celo. Manso y descastado. Palmas en el arrastre.

Segundo de Jandilla: Castaño, bien presentado, bizco del izquierdo. Un puyazo duro arrancándose con poderío desde lejos. Comienza con celo y nobleza, pero se para pronto. Palmas.

Tercero de Pallarés: Cárdeno obscuro, musculado, con romana, cornicorto. Un puyazo. Humilla y repite, si bien se para pronto al ser lidiado en distancias demasiado cortas. Silencio.

Cuarto de Juan Pedro Domecq: Castaño, de escaso trapío. Un picotazo. Dócil sin ningún celo. Pitos en el arrastre.

Quinto de Bañuelos: Negro, cinqueño, hondo, corpudo, brocho. Manso de feo estilo. Palmas.

Sexto de El Parralejo: Negro, muy chico. Un picotazo. Noble, fijo, repetidor y largo. Palmas al arrastre.

Ginés Marín, de coral y oro: Pinchazo hondo y estocada (ovación y saludos). Estocada desprendida (oreja). Estocada baja (oreja). Estocada (oreja tras aviso). Pinchazo y estocada casi entera caída (palmas). Estocada (dos orejas)

Incidencias:

Al finalizar el paseíllo la banda de música interpretó el himno nacional con el público puesto en pie.

La Sultana del Norte lucía bellísima engalanada con banderas y guirnaldas.

Los tendidos de sol mostraban un lleno aparente con la presencia de muchos jóvenes.

Primera encerrona con seis toros de Ginés Marín quien fue invitado a saludar antes de comenzar la lidia.

El torero salió a hombros del coso.

Fernando Sánchez saludó tras parear al quinto toro de poder a poder.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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