Uno se va con gloria, otro viene con pasión

Casual o no, ayer, en la plaza de toros de la Ribera se vivió un hecho notable: coincidieron en el mismo cartel dos toreros, uno que se quita del toreo tras veinte años de gloria, y otro que debuta con pasión en esta plaza, y parece que con intención de convertirse en asiduo a San Mateo. Ese tiempo común apenas de prolongó un par de horas, si bien fueron suficientes para mantener un diálogo sordo y de honda significación taurina, pues son alfa y omega de la hermosa epopeya que es el toreo.

El Cid, cualquiera lo reconoce a estas alturas, ha sido uno de los mejores muleteros de lo que va de siglo XXI, especialmente al natural, enfrentándose además a corridas de todo pelaje, incluidas encerronas con toros de Victorino en plazas de primera categoría, como Bilbao. Triunfador en los principales cosos, admirado por su naturalidad y su excelente técnica, habría alcanzado mayores cotas en el escalafón si hubiese estoqueado con mayor eficacia, si bien matar con la derecha siendo zurdo nunca fue tarea fácil.

Ayer comparecía en La Ribera dispuesto a que el epílogo fuera adecuado a su hoja de servicios en esta plaza, y no decepcionó. Apuntó pases de bello trazo en su primer turno ante uno burraco que acusó las dos volteretas que sufrió en el primer tercio, pasó pinturero, seguro y asentado, y perdió un trofeo por un pinchazo y una fea estocada. En su segundo fue prendido por la inspiración y por la memoria, y dio fiesta a uno negro listón que había brindado al público, entre los acordes de Nerva, templando, dominando, dibujando excelentes naturales, dosantinas, afarolados y de pecho, adornándose con gallardía, mas de nuevo marró con el estoque, y el premio quedó en una clamorosa vuelta al ruedo.

Juan Leal ha evolucionado en dos años como pocos en la milicia, y a fecha de hoy es uno de los toreros con más proyección, porque tiene algo que no se compra ni se aprende: valor. Quita por saltilleras y chicuelinas sin medir los riesgos, inicia las faenas de rodillas o con pases cambiados, templa al natural y en redondo, sorprende con pases por la espalda inverosímiles, torea reunido, y achica los espacios hasta el vértigo. Se adorna temerario, arroja los trastos al albero, y parece disfrutar quedando a merced de los toros, ya sea de pies o de rodillas, y mata a toma y daca, si bien debería perfeccionar el ataque, que a menudo resulta un ejercicio atlético. Nadie da hoy mayor dosis de valor, ni hace toreo más reunido.

La firmeza de ánimo es un valor de Luis David. Se cita con el toro en el primer tercio con variedad. Ayer hubo verónicas, gaoneras, chicuelinas, zapopinas y revoleras, y su repertorio incluye además otras suertes. Muletea con decisión, si bien ayer faltó hondura, pues toreó las más de las veces al hilo del pitón, sin la hondura que reporta la suerte cargada. Ofreció una tanda de manoletinas con mucha verdad, mató recibiendo con gran espectacularidad, y esa fue la causa de que paseara ayer un trofeo, que genera expectativas en el futuro cercano.

Gracias glorioso Manuel Jesús por tantas tardes de arte y entrega. Que la vida te sonría. Bienvenido apasionado Juan Leal al elenco de toreros de Logroño. Que los toros te respeten.

Reseña:

Plaza de toros de La Ribera de Logroño, 25 de septiembre de 2019, casi un tercio del aforo cubierto en tarde cálida y soleada.

Toros de El Parralejo, bien presentados, en capas negras y castañas; con edad, romana y trapío. Primero: Burraco facado de gran belleza. Sufrió dos volteretas en el primer tercio. Un puyazo suave. Noble y flojo. Palmas en el arrastre. Segundo: Tostado, muy serio. Un puyazo suave y un picotazo pese a que su matador pide el cambio tras el primer encuentro. Noble, largo, fijo, repetidor y humillado. Palmas. Tercero: Castaño bragado astifino de gran trapío. Dos puyazos suaves. Flojo, noble, repetidor, humillado, tardo, escarbón. Palmas. Cuarto: Negro listón. Un puyazo duro y otro suave. Noble, repetidor, fijo, humillado. Palmas. Quinto: Tostado bragado. Dos puyazos. Noble, pronto, humillado y fijo. Ovación. Sexto: Negro. Dos puyazos. Flojo, cabeceador, de viaje corto. Silencio.

El Cid, que se despedía de Logroño, de tabaco y oro: Pinchazo, estocada contraria atravesada y descabello (silencio). Dos pinchazos y estocada trasera (vuelta al ruedo).

Juan Leal, nuevo en esta plaza, de grana y oro: Pinchazo, estocada casi entera y descabello (vuelta al ruedo). Estocada (oreja y dos vueltas al ruedo).

Luis David, de primera comunión y plata: Estocada en la suerte de recibir (oreja). Estocada casi entera tendida (silencio).

Incidencias:

Quinta y última corrida de la feria de San Mateo.

El Cid, que se despedía de Logroño, fue homenajeado por la casa Chopera por sus veinte años en activo y su compromiso con esta plaza.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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