A tal mérito cual premio

La corrida enviada por Lorenzo Fraile a Santander tuvo presentación y juego para que la tarde fuera un éxito, y lo fue con méritos y premios diversos, según se empleó cada matador, y público y presidencia dictaminaron.

Alejandro Talavante se encontró con uno negro de armónicas hechuras corrido en cuarto lugar que embistió con el corazón, sin reservas, pues albergaba carbón en sus bodegas y encastada nobleza en las entrañas. Su matador se empleó con entrega, conduciendo sus vibrantes acometidas con excelente técnica desde que clavó las rodillas en los medios para pasar cambiado, hasta que hundió el estoque algo trasero y tendido. Mediaron naturales y pases en redondo, arrucinas de alivio, doblones, circulares invertidos y una tanda de bernadinas junto a toriles de ajustado corte. Hubo ligazón y por momentos cercanía dentro de un vendaval de toreo que hacía tiempo no ensayaba este espada. Ganó una oreja de ley que paseó satisfecho entre el clamor del público. No estuvo tan inspirado con el abreplaza, el único castaño del encierro al que pasó marcando distancias por ambos pitones sin encontrar el mismo eco en los tendidos.

Emilio de Justo hizo el toreo más cabal de la tarde, ofreciendo trémulo el señuelo, dando a elegir al toro entre la franela del palillo y el raso buganvilla y oro que ceñía. Mucha verdad, exposición sincera y valor sereno para embellecer las suertes. Tal actitud le valió para ganar una oreja en su primer turno con el que se dobló con torería y serió al natural y en redondo, haciendo del toreo fundamental el mejor argumento para el triunfo. Se tiró a matar como suele y dejó un gran volapié que rodó al toro sin puntilla a cambio de una espectacular cogida que le costó una herida en la cabeza, salvando las femorales por concurso de la fortuna. Una oreja que celebró con rabia fue el consuelo que la tauromaquia le concedió para tanto mérito. Similar liturgia empleó con su segundo, mas el negro escurrido no entendía de contiendas, limitándose a la defensa cuando sentía invadido su terreno. Exposición y verdad en forma de estatuarios y naturales desmayados de corte clásico con corazón de guerrero.

Marco Pérez reaparecía en Santander tras un lesión ósea que le ha tenido apartado de la arena durante varias semanas. Su primero, único de El Puerto de San Lorenzo del encierro, se diluyó en la mansedumbre sin que el trabajo del espada pudiera rebasar de pases cambiados en los medios y lidia de sujeción para evitar la huida. Bulló después con cites sueltos en zonas diversas del ruedo que no siempre acabaron con limpieza. El noble cierraplaza, de bella lámina y ancha cornamenta, ofrecía más posibilidades, sin embargo el joven lidiador no vio el camino para armar faena, porfiando si quietud, por momentos precipitado, sin la ligazón que engarza escenas para hacerlas memorables. La tanda final de manoletinas puso el acento en la entrega del torero y prologó el pinchazo y la estocada que cerrarían la tarde. Una oreja en cada turno fue el pago a sus méritos y la consiguiente salida a hombros por la puerta grande.

A tal mérito cual premio.

 

 

Reseña:

 

Plaza de toros de Santander. Jueves 24 de julio de 2025. Casi lleno en tarde templada y nubosa.

 

 

Toros Puerto de San Lorenzo (3º) y La Ventana del Puerto, bien presentados salvo el quinto, en capas negras y castaña, variados de juego, como a continuación se detalla.

 

Primero: Castaño, con poca cara. Un puyazo empujando. Noble, pronto y largo. Palmas en el arrastre.

Segundo: Burraco, con trapío. Un puyazo duro. Encastado, de embestida vibrante. Palmas.

Tercero: Negro, de poca cara. Un puyazo duro arrancando de lejos y un derribo previo sin ser herido. Con poco celo, en busca de los chiqueros, tardo y de mal estilo. Silencio en el arrastre.

Cuarto: Negro, bien presentado. Un puyazo. Pronto, largo, humillado y con carbón, acaba claudicando chiqueros. Palmas.

Quinto: Negro, terciado. Un puyazo. Parado y flojo. Palmas.

Sexto: Negro, bien armado. Un puyazo. Noble. Silencio.

 

 

Alejandro Talavante, de tabaco y oro: Estocada trasera tendida y un golpe de descabello (ovación y saludos). Estocada trasera tendida (oreja).

 

Emilio de Justo, de buganvilla y oro: Gran estocada sin puntilla siendo cogido (oreja). Pinchazo hondo y un golpe de descabello (ovación y saludos tras aviso).

 

Marco Pérez, de lila y oro: Estocada (oreja). Pinchazo y estocada (oreja).

 

Incidencias:

 

Sexto festejo de la Feria de Santiago de Santander.

La sultana del norte lucía engalanada con banderas y guirnaldas.

Sonó el himno nacional al terminar el paseíllo.

Emilio de Justo fue atendido de una herida en la cabeza sufrida al estoquear al segundo de la tarde.

Marco Pérz salió a hombros del coso.

La corrida duró dos horas y media.

 

Javier Bustamante

para Toro Cultura

 

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