Daniel Luque tiene un don

Los sucesos acontecidos ayer en el Coliseum de Burgos sólo pueden explicarse desde el reconocimiento de Daniel Luque como torero tocado por un don asombroso. Si no fuera así resulta incomprensible que capas y muletas puedan moldear la embestida de un toro corretón hasta diluirla en paso cadencioso, que un leve giro de muñeca embeba la acometida de media tonelada de músculo y hormonas, que se pase los pitones tan cerca de la taleguilla que parezca que no es corpóreo, que desafíe de rodillas en el tercio a un toro crudo sin enmendar un músculo y lo lanceé con pulcritud académica, que lo pase cien veces de muleta y aún quiera seguir embistiendo, que magnetice la atención de sus toros hasta la obediencia ciega, que se clave de rodillas al inicio de faena sin probaturas y componga una obra armónica de principio a fin, que maneje el estoque como el bisturí el cirujano, que ponga a hervir los tendidos hasta clamar el indulto, que tras el pañuelo naranja aún lo pase otras doce veces con la muleta, y que todo lo haga con una normalidad conmovedora pareciendo que sea fácil. Con majeza y naturalidad propias de una gran figura.

Se desconoce qué sortilegio ha obrado semejante capacidad, mas las consecuencias son visibles tarde a tarde: quietud, temple, arrojo, técnica lidiadora y una estética clásica que raya en el estoicismo. Y todo sin una sonrisa ni una concesión a la galería. Daniel Luque es un torero superlativo en busca de la perfección, y cada día se acerca más a esa quimera.

Ayer en el Coliseum de Burgos interpretó su papel con especial inspiración, indultó al memorable Rencoroso, y dio fiesta a el abreplaza con los resortes que forjan un carácter propio.

Emilio de Justo es otro exponente de la hondura y el clasicismo que ayer compuso dos obras excelentes, de diverso corte, pues en la primera hubo quietud y temple, y en la segunda más arrojo y envite. Recibió a su primero con verónicas y chicuelinas, galleó hasta el caballo y quitó por tafalleras, como prolegómenos de una faena inspirada, templada y ajustada, coronada con una excelente estocada. A su segundo lo saludó con una larga cambiada de rodillas en el tercio, quitó por chicuelinas e instrumentó una faena llena de emoción y firmeza, con embroques improbables, siempre resueltos con primorosa técnica, rematada con otra estocada en todo lo alto. Las cuatro orejas que concedió el palco son buen indicio del éxito conseguido.

Ante estos dos colosos el toreo siempre exquisito de Pablo Aguado corría el riesgo de parecer un arte menor, y sin embargo dejó su impronta pinturera, sin la pasión ni la entrega de sus compañeros de terna, mas esparciendo en la atmósfera densa del Coliseum aromas de la sevillanía eterna.

Tarde histórica con toros de intachable nobleza, siempre dispuestos a ofrecer una embestida más, toreros militantes de sus causas, y un público enfervorecido que disfrutó de la fiesta entregado a la magia indescifrable del toreo.

Reseña:

Coliseum de Burgos. Miércoles 28 de junio de 2023. Casi lleno en tarde soleada.

Seis toros de Juan Pedro Domecq bien presentados, nobles, de incansable embestida, y aptos para el lucimiento.

Primero: Negro bragado, atacado, con poca cara. Un picotazo empujando. Noble, repetidor, embiste con fijeza al límite de sus fuerzas. Ovación en el arrastre.

Segundo: Negro mulato, con mucha caja. Un puyazo trasero y un picotazo en el mismo encuentro. Sufre una voltereta. Blando y noble. Palmas.

Tercero: Negro bragado, con poco volumen. Un picotazo perdiendo las manos. Noble y repetidor. Palmas en el arrastre.

Cuarto: Negro. Un puyazo suave. Noble, repetidor, humillado, fijo, de embestida inagotable. Bravo. Indultado.

Quinto: Negro, mejor presentado. Un puyazo. Noble, repetidor, humillado, con fijeza y embestida inagotable. Bravo. Vuelta al ruedo.

Sexto: Negro. Un puyazo. Noble, repetidor, con fijeza y embestida franca. Palmas.

Daniel Luque, de celeste y oro con cabos blancos: Gran estocada (dos orejas). Estocada simulada (dos orejas y rabo simulados).

Emilio de Justo, de grana y oro: Gran estocada (dos orejas). Estocada (dos orejas).

Pablo Aguado, de azul noche y oro: Estocada caída (oreja). Pinchazo y estocada tendida (oreja).

Incidencias:

Saludaron tras parear al primer y segundo toro Iván García y Morenito de Arlés.

Los tres matadores, Juan Pedro Domecq y su mayoral salieron a hombros del coso.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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