Emilio de Justo se olvida del cuerpo

Emilio e Justo recreó ayer en el coso de La Ribera de Logroño el toreo clásico, sobrio, el del temple, el pase largo y el ajuste. Ese toreo que exige anteponer el sentimiento al instinto, lo que implica olvidarse del cuerpo. Hubo naturalidad en sus dos trasteos, tanto por la izquierda como por la derecha, riñones encajados, muñeca desmayada y cuerpo relajado, al compás de la brava pelea del primero, sobrero de Fuente Ymbro, y del noble cuarto, un colorado atacado de La Palmosilla. Vestido de caldero y oro, pasó con limpieza, ligando series largas y templadas y remató sus faenas con dos grandes estocadas que le valieron sendos trofeos, insuficientes para salir a hombros de la plaza. La presidenta, que debutaba ayer en este palco, se mostró firme y desatendió la clamorosa petición del público de mayor premio en el abreplaza. Mujer de criterio, celosa del reglamento, fue menos generosa que los que le antecedieron, creando un cierto agravio comparativo por cuanto ha habido en el serial de San Mateo faenas de menor mérito con más premio. Ganar prestigio como feria postrera del norte exige rigor en el palco, y ayer se dio un paso para lograrlo.

Ginés Marín no encontró el modo de practicar el toreo ligado y firme que mostró dos fechas atrás en este mismo escenario, el que le valió la sustitución de Daniel Luque. Su primero, deslucido por tardo y distraído, no se ganó la confianza del matador, quien mató pronto pero sin brillantez. El que hacía quinto repetía con poco celo sin ofrecer la embestida franca y larga que garantiza la faena templada y emocionante de la que ha hecho bandera. Su actuación fue silenciada a la espera de futuros compromisos.

Leo Valadez porfió con valor en su primer turno con series estimables por ambos pitones, y compuso una obra maciza en el cierraplaza, iniciada de rodillas con un pase cambiado, y finalizada con manoletinas ajustadas, igualmente de rodillas. Hirió sin su habitual contundencia perdiendo un trofeo, mas dejando sensación de valor y determinación propias de un aspirante a estar en muchas ferias.

Reseña:

Plaza de toros de La Ribera de Logroño. Jueves veintiuno de septiembre de 2023. Algo más de un cuarto del aforo cubierto en tarde templada y soleada.

Toros de La Palmosilla, bien presentados, y un sobrero de Fuente Ymbro (1º), chico, de juego diverso como a continuación se detalla.

Primero: Negro, cercano a los seis años, escurrido de imponente arboladura. Devuelto por débil.

Primero bis: Negro bragado, chico. Un puyazo duro con brava pelea derribando y un picotazo. Bravo. Ovación en el arrastre.

Segundo: Negro, de salida alegre. Un puyazo y un picotazo. Tardo, distraído y deslucido. Silencio.

Tercero: Castaño albardado, bien presentado. Dos picotazos. Flojo, corto de viaje punteando los engaños. Silencio.

Cuarto: Colorado, atacado, amaga el salto al callejón. Un puyazo empujando saliendo suelto y un picotazo. Noble con poco celo. Silencio.

Quinto: Castaño corpudo, bien presentado. Un puyazo suave y un picotazo. Noble y escaso de casta. Pitos.

Sexto: Castaño corpudo de buena presentación. Un puyazo empujando y un picotazo. Bravo y con carbón. Palmas.

Emilio de Justo, de caldero y oro: Gran volapié (oreja). Estocada (oreja).

Ginés Marín, de teja y oro: Estocada trasera desprendida (silencio). Pinchazo, estocada delantera y cinco golpes de descabello (silencio tras aviso).

Leo Valadez, de nazareno y oro: Pinchazo y golletazo (silencio). Dos pinchazos y estocada caída trasera (silencio).

Incidencias:

Cuarto y último festejo de la Feria de San Mateo de 2023

Ginés Marín sustituyó a Daniel Luque, resentido de una cogida reciente.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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