Juan Bautista y Victorino honran a la Tauromaquia
Agitaban con frenesí los espectadores logroñeses sus pañuelos en petición de indulto para el segundo del hierro de Victorino Martín, gritando de paso algún exabrupto contra el presidente, que hacía el Tancredo con fidelidad escénica. Tal era la quietud de los miembros del balcón presidencial que Juan Bautista, quien había dado fiesta grande al toro, miraba sin disimulo al palco, e incluso gesticulaba pidiendo desenlace en forma de pañuelo naranja, y en el tiempo que tarda un dignatario en decidir, se marcó tres nuevas series sublimes ante un toro inasequible al desánimo, bravo, encastado y noble, que ha dejado impronta de paradigma del toro para los restos. Luego se supo que el ganadero no consideró oportuno el indulto, que le hubiera reportado evidente notoriedad, mas en Las Tiesas se valora más la labor ganadera en conservación de la casta brava que el oropel y el aplauso excesivo. Lo mató con pureza en la suerte de recibir e inmediatamente mandó al desolladero a su peón de confianza para que solicitara la cabeza de “Verdadero”, un albaserrada de ley.
Juan Bautista percibió pronto la catadura del toro de Victorino, lo dominó por bajo, lo enceló en la muleta y cinceló una faena clásica, plena de técnica lidiadora, de apabullante naturalidad, que caló en los tendidos como lo hace cualquier obra de arte sublime, que llega de súbito a las entrañas de los mortales. Exhibió las condiciones del toro, le dio las ventajas pertinentes, se lo pasó ceñido a la taleguilla, y se abandonó en la creación artística, prescindiendo del estoque, toreando al natural sobre ambas manos en una ofrenda sincera al arte de torear. Hubo pases en redondo, naturales, pases de pecho, molinetes, trincherazos e incluso manoletinas, y cada embroque revelaba mayor pureza que el precedente. Ganó doble trofeo que paseó despacioso en una vuelta al ruedo apoteósica, pues el público estaba aún poseído por el espíritu de la encastada nobleza del toro, y el arte valeroso del torero.
Fiesta grande que tuvo continuidad en su siguiente turno, en que volvió a amalgamarse con la casta de su antagonista, creando otra faena de fragancia clásica y refinada técnica lidiadora.
Antes había comparecido Curro Díaz sobre el dorado albero del coso de la Ribera componiendo en su primero una faena templada, ligada en el terreno en que los toros embisten y cogen, con aroma de toreo exquisito, que remató con una gran estocada que le valió una oreja.
Román quiso cerrar el círculo del éxito y pasó a sus toros con determinación, más hubo enganchones que deslucieron las faenas, y algún paso atrás ante la pujanza de sus dos toros. Es un matador que afronta la lidia con autenticidad, madura con rapidez, y no tardará en ocupar lugares más desahogados en la cartelería.
Juan Bautista pronto tendrá en su museo la cabeza de “Verdadero”, el toro que le hizo soñar despierto en Logroño, engendrando una obra de arte memorable, que honra a la Tauromaquia.
Reseña:
Plaza de Toros de la Ribera de Logroño, veintitrés de septiembre de 2017, más de la mitad del aforo cubierto en tarde agradable.
Toros de Victorino Martín, bien presentados, en el tipo de la casa, cárdenos y entrepelados, encastados y bravos. Primero: Dos puyazos. Bravo y encastado. Palmas al arrastre. Segundo: Aplaudido de salida. Dos puyazos. Extraordinariamente bravo. Vuelta al ruedo. Tercero: Dos puyazos. Encastado. Silencio. Cuarto: Bellísimo, ovacionado de salida. Dos puyazos. Encastado. Silencio. Quinto: Bellísimo, ovacionado de salida. Dos puyazos. Bravo y encastado. Ovación. Sexto: Ovacionado de salida. Dos puyazos. Bravo y encastado. Palmas.
Curro Díaz, de grana y oro: Gran estocada (oreja). Estocada tendida trasera (silencio).
Juan Bautista, de crema y oro: Gran estocada en la suerte de recibir (dos orejas tras aviso). Estocada casi entera en la suerte de recibir (oreja).
Román, de nazareno y oro: Estocada casi entera y un golpe de descabello (silencio). Gran estocada y un golpe de descabello (ovación)
Incidencias:
Sexto y último festejo de la Feria de San Mateo 2017
Juan Bautista y Victorino Martín salieron a hombros del coso aclamados por el público.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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