Miura se seca

La falta de casta de la legendaria ganadería de Miura es alarmante. Ayer desfilaron sobre la negrura del coso de Vista Alegre, entre truenos y relámpagos, seis ejemplares de la mítica divisa y no se atisbó ni un ápice de raza brava. Salían altos y vareados de toriles, en capas variadas en los tres pelos, daban vueltas al ruedo con su tranco cansino, torpón, como derrotados de antemano, amagaban algunos el salto al callejón, y se ponían a la defensiva ante cualquiera que se acercara a ellos. Largos como trenes, huesudos, con romana, de viga recta sin enmorrillar, con encornaduras bastas, no tan pavorosas como en otras Corridas Generales, tiraban derrotes despegando las manos del suelo, sin apenas emplear los músculos del cuello. No se vio humillar a ninguno y sí tirar tornillazos al final de cada encuentro con los señuelos. Dos berrearon sin rubor y también hubo un par de coces, una al caballo de picar, y otra al burladero en el que se guarecía un banderillero. Se empleaban geniudos ante los montados, haciendo sonar el estribo y salía sueltos enarbolando bandera blanca. Los hubo que se dolieron por los arpones de los rehiletes y los más se tapaban ante el afán de los banderilleros por ejercer el oficio. No se pide que desarrollen nobleza, pues ese jamás fue su registro, mas bien podrían reverdecer su impronta de toros duros, correosos y combativos, que no es poco.

Los lidiadores ejercieron el sacerdocio de manera diversa. Domingo López Chaves dio de nuevo muestras de su acreditada honestidad, valor sereno, torería campera y dominio de la lidia. Trasteó con verdad a su primero, berreón y con peligro sordo, especialmente por el izquierdo, y obtuvo series de gran mérito aguantando las veleidades del altísimo negro bragado. Faena de entrega y riesgo sin adornos, sobria y cabal, como es su artífice. A su segundo lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas en tablas e intentó todo lo que los tratados de tauromaquia preceptúan, mas pronto se vio que no había toro, sólo una hercúlea res, bragada en castaño que no tenía intención de pasar y sí de coger arreando sin disimulo. El público supo valorar la entrega y sabiduría del diestro y le sacó a saludar en sus dos intervenciones.

Manuel Escribano se tiró de rodillas a porta gayola para recibir a sus dos antagonistas largando tela. Porfió pases imposibles ante el que hacía quinto, entre estruendo y luces de tormenta, y sólo recibió arreones de un enorme negro bragado que desarrollaba sentido. Estoqueó con habilidad silenciando a los tendidos. El segundo de la tarde mostró pronto síntomas de debilidad, y fue enviado al corral tras recibir el segundo par de banderillas. En su lugar saltó a las pardas arenas de Vista Alegre un ejemplar bellísimo, armónico y musculado de La Palmosilla, colorado de proverbial trapío, de tranco elgante que resultó ser bravo y noble. Un oasis en medio del secarral. Lo pasó Escribano sobre ambas manos sin cruzarse, en una faena tibia que no alzó el vuelo, pues el temple que imprimió al trasteo no se vio acompañado por el mando que el toro exigía para romper de emoción. De nuevo se hizo el silencio.

No le faltó valor a Fortes, que compareció vestido de gris perla y azabache, cubierto con capote de paseo picassiano sin ceñir. Mantuvo la cabeza fría y el gesto sereno en las cercanías de dos oriundos de Zahariche de fosco carácter. Intentó también pasar de muleta desde su verticalidad, poniéndose bonito, obteniendo negativas, ninguneo y serias tarascadas. Vista la catadura del género optó por la vía clásica del macheteo, y el uso poco preciso del estoque, saludando al público tras sus ovaciones de reconocimiento.

Miura, uno de los torrentes de casta y bravura míticos de la tauromaquia, se seca. La divisa, que siempre tuvo carácter bronco e indómito, se encuentra ante el difícil reto de recomponer lo que fue sin renunciar a su esencia genética. La tarea no es sencilla, mas el conocimiento ancestral de la familia y su pasión por la ganadería son avales suficientes. Mucho éxito y larga vida a todos los Miura.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre en Bilbao. Domingo 28 de agosto. Menos de un cuarto del aforo cubierto en tarde gris y tormentosa de bochorno.

Toros de Miura,en el tipo de la casa, con amplia variedad cromática. Mansos y descastados. Un sobrero de La Palmosilla jugado en segundo lugar, bravo.

Primero: Negro bragado. Barbea en tablas de salida y amaga el salto. Dos puyazos con la cara alta, haciendo sonar el estribo, saliendo suelto. Manso de feo estilo. Pitos en el arrastre.

Segundo: Negro listón bragado. Devuelto por débil.

Segundo bis: Colorado listón, con trapío, aplaudido de salida. Dos puyazos arrancándose de largo y empujando. Bravo. Aplausos.

Tercero: Colorado bragado ojo de perdiz. Dos puyazos duros arrancándose de lejos, haciendo sonar el estribo. Manso berreón. Palmas.

Cuarto: Castaño bragado. Un puyazo duro sonando el estribo, un picotazo saliendo repelido y otro picotazo en el mismo encuentro. Manso. Fuerte pitada.

Quinto: Cinqueño, negro listón bragado. Dos puyazos duros tomados con mal estilo. Amaga el salto al callejón. Manso. Pitos.

Sexto: Cárdeno obscuro bragado de bellísima estampa, ovacionado de salida. Manso. Pitos.

López Chaves, de azul marino y oro: Pinchazo, pinchazo hondo y estocada casi entera (ovación y saludos). Media estocada, pinchazo y estocada contraria siendo golpeado (ovación y saludos).

Escribano, de verde botella y oro: Estocada atravesada, delantera, caída (silencio). Estocada (silencio).

Fortes, de gris perla y azabache: Estocada delantera, caída, perpendicular y cuatro golpes de descabello (ovación y saludos). Estocada contraria y un golpe de descabello (silencio).

Incidencias:

Novena y última corrida de la Semana Grande de Bilbao.

La banda de música municipal de Bilbao interpretó pasodobles, pocos esta vez dada la escasa brillantez de los trasteos, con su habitual brillantez.

Javier Bustamante

para Toro Cultura