Leo Valadez presenta credenciales en Bilbao

Leo Valadez hizo su presentación en Bilbao y dejó credenciales de torero variado, capaz y valeroso que tiene sitio en los carteles de cualquier feria. Sorteó un primer toro colorado listón de bella lámina añeja, ovacionado de salida, que embistió por ambos pitones con encastada nobleza. Lo recibió con verónicas, faroles y una larga. Galleó por chicuelinas para llevarlo al caballo, y quitó por zapopinas con ajuste y arrojo. Brindó al público la faena, doblándose por bajo en los medios y, sin probaturas, se puso a torear encajado, con el ritmo y la distancia que pedía el toro, encelando su elegante embestida con los vuelos de la muleta, sin toques, con suavidad y ajuste. Esculpió bellas series sobre ambas manos, destacando una al natural, mandando mucho, que fue jaleada por los tendidos. Remató al bravo Cotorrito con manoletinas de rodillas y culminó su obra con una estocada canónica que valió una oreja. Recibió a la verónica al sexto, un zambombo colorado chorreado rayano a los seis años, que podría inspirar al maestro Juliá, mas no pudo ser lidiado, pues sufrió una voltereta que lo dejó tullido. En su lugar salió un sobrero de gran romana que fue la antítesis del toro del triunfo, pues se ceñía incierto con la cara alta, se revolvía en busca del torero y tiraba derrotes sin entregarse en ningún momento. Lo intentó sobre ambas manos y, desengañado, macheteó antes de estoquear. Leo Valadez estuvo artista ante el boyante y lidiador ante el marrajo, sin abdicar de su condición de torero.

Antonio Ferrera probó las embestidas de su primero y cuando sintió su nobleza se puso a torear desmayado, en la distancia corta, con lentitud y sosiego. El toro fue cortando el viaje, tal vez por la cercanía en que fue lidiado, de modo que la faena no se demoró y tuvo como epílogo una estocada al encuentro, saliendo golpeado en el brazo. Herido de muerte, el de capa melocotón aún tuvo casta para seguir renqueante los vuelos de la muleta agonizando en las tablas. En su segundo turno estuvo cauto el diestro que vestía de color carmín, sin romper a torear más allá del aliño preceptivo antes de la suerte suprema, cuando parecía que el colorado ojo de perdiz tenía más que ofrecer que lo que se vio.

José Garrido pasó a su primero por ambos pitones dubitativo, con poco ritmo, tras preliminares dilatados que deslucieron la lidia. De nuevo el toreo de proximidad pudo afectar al comportamiento del colorado que terminó sin celo. En su segundo turno tuvo menos dudas y se tiró de rodillas de inicio junto a las tablas para instrumentar ayudándose por alto. Hubo más ritmo y emoción pues ligó tandas profundas al natural y en redondo, encajado, dando la distancia que el altísimo colorado requería. Una serie de naturales de frente y media estocada fueron el colofón a una actuación premiada por la afición bilbaína con fuertes ovaciones.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre en Bilbao. Sábado 27 de agosto. Un cuarto del aforo cubierto en tarde calurosa.

Toros de Santiago Domecq cinqueños,de excelente presentación predominado el pelo rojo, y juego diverso, predominando la bravura.

Primero: Melocotón de armónicas hechuras, ovacionado de salida. Dos puyazos entrando con alegría. Noble de viaje corto. Palmas en el arrastre.

Segundo: Colorado chorreado en verdugo, de buena presentación. Un puyazo empujando y un picotazo. Con celo, humillado y fijo. Palmas.

Tercero: Colorado listón, con trapío, aplaudido de salida. Un puyazo y un picotazo. Excelente toro bravo. Ovación.

Cuarto: Colorado ojo de perdiz de bella lámina, ovacionado de salida. Dos puyazos. Largo, pronto y humillado. Pitos.

Quinto: Castaño enmorrillado veleto, ovacionado de salida. Dos picotazos entrando con alegría. Pronto, noble, humillado y repetidor. Ovación en el arrastre.

Sexto: Colorado chorreado en verdugo de bellísima estampa, a pocos días de cumplir los seis años, ovacionado de salida. Se quebranta en una voltereta y es devuelto a los corrales.

Sexto bis: Colorado, con romana y trapío, ovacionado de salida. Un puyazo y un picotazo. Se ciñe incierto, corta viaje y busca sin entrega. Pitos.

Antonio Ferrera, de carmín y oro con cabos negros: Estocada al encuentro (vuelta al ruedo tras petición). Estocada contraria tendida (silencio).

José Garrido, de visón y oro: Pinchazo y media estocada (ovación y saludos). Media estocada (ovación y saludos tras aviso).

Leo Valadez, de nazareno y oro: Gran estocada (oreja). Estocada delantera y cuatro golpes de descabello (silencio).

Incidencias:

Octava corrida de la Semana Grande de Bilbao.

Javier Ambel se desmonteró tras parear al quinto toro.

La banda de música municipal de Bilbao interpretó pasodobles con su habitual brillantez.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *