Quinto vector: creencias
El acreditado historiador Yuval Noah Harari asegura que las culturas que progresan lo hacen porque comparten creencias que les identifican como colectivo, y les permiten imaginar un futuro mejor.
La Tauromaquia dispone de su propio credo conformado por un conjunto de convicciones comunes a sus adeptos, credo implícito, de honda significación, que debe ser explicitado como modelo antropológico.
Resumirlo es tarea compleja, pues el colectivo de aficionados es diverso y las razones que existen para sentirse atraído por la fiesta son muchas, si bien puede condensarse en los seis siguientes puntos:
- Creo en el poder inmenso de la naturaleza, amable o devastadora, y admiro sus manifestaciones por amenazantes que resulten.
- Creo en la capacidad del hombre para confrontar las fuerzas naturales y tratar de dominarlas superando sus instintos más primarios.
- Creo en el triunfo de lo improbable, en la asunción del riesgo como motor de la mejora, y en el éxito de la astucia frente a la fuerza bruta.
- Creo en el derecho de la naturaleza a imponerse al hombre tanto como en el del hombre a superar y encauzar la naturaleza.
- Creo que las formas en que se domina la naturaleza deben ser éticas y ajustadas a la norma que el ser inteligente decide voluntariamente imponerse.
- Creo que dominar la naturaleza es privilegio de los más dotados, fundamento del progreso, y lo que hace al hombre más humano.
La corrida de toros moderna y en general todas las tauromaquias, son la manifestación pública y solemne de este sencillo credo, que ha de escenificarse y rememorarse para evitar que el hombre pierda la conciencia de lo que es, y se convierta en un ser desnaturalizado narcotizado por el progreso.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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