Triunfo épico de Morenito de Aranda

Se afanan los areneros en el mantenimiento del piso cuando la tablilla anuncia la inminente salida del quinto del encierro de Bañuelos en Burgos. Un torero de cabello ensortijado y piel de bronce sale de la tronera del burladero de matadores con andares cadenciosos, arrastrando el capote asido con levedad por su mano izquierda, y todo el mundo piensa que va a porta gayola. No es así. Cuando gana los medios, muy cerca del platillo, se detiene, acomoda el percal ante él y se deja caer de rodillas con un gesto calculadamente lento y solemne. Ese es el inopinado espacio en el que va a citar la briosa acometida del toro. Sale de chiqueros, otea el espacio, y repara en la frágil figura vestida de grosella y oro que le llama con voz firme. Hay un momento de duda hasta que decide por fin venirse al trote hacia el capote y Morenito larga tela como puede. El toro sale suelto y su matador vuelve a hincar las rodillas en la arena, esta vez más cerrado en tablas. Se ve que el viaje del toro es esta vez espurio. Viene cruzado, amenazando el tórax del torero, quien ha de arrojarse al albero en un escorzo inverosímil, curvando su anatomía hasta el límite de la torsión. Es arrollado y salva por milímetros el pecho de una cornada segura. Enrabietado y dolorido se va al terreno de tablas y, con quietud y pureza encomiables, lancea a la verónica con el estilo clásico que ya es norma este lidiador.

Comienza la faena con un pase cambiado en los medios que ha de rectificar, pues el toro, que obedece bien al toque, hace un extraño y está cerca de volver a arrollarle. Morenito no se inmuta y vuelve a citar con la misma determinación. Ha llegado al tercio de muerte con escasas fuerzas, mas la bravura que alberga su sangre le impulsa a embestir incansable, con prontitud, humillado, con buen tranco y mirada noble. Su matador plantea un faena larga y profunda sobre ambas manos, con momentos de gran inspiración especialmente al natural, encelando al toro, confiado, en pasajes de gran pinturería. Remata su lidia con una serie de pases por alto mirando al tendido, relajado como si los pitones no estuvieran sobre la testa desafiante que tiene ante si, y corona con una estocada hasta la gamuza que fulmina al bravo de Bañuelos sin necesidad de la puntilla. El público ha sentido el valor y la inspiración de Morenito y clama al palco solicitando trofeos. Algunos piden incluso el rabo, mas el presidente concede dos orejas a sumar a la obtenida en su anterior turno, en que mostró idéntica actitud, recibiendo con faroles de rodillas y manejando la muleta con temple y hondura para ganar otro trofeo.

Triunfo épico, al borde de la cogida, basado en el compromiso, la determinación y la profunda inspiración que encarna Morenito de Aranda.

Sebastián Castella torea olvidándose del cuerpo. Sus faenas están siempre al límite de lo imposible, y por momentos parece que sus muslos sean haces de luz que los pitones alcanzan pero no pueden penetrar. Gana terreno en cada embroque y termina quedándose con todo, instalándose donde más le apetece en cada caso. Ayer pechó con dos mansos flojos que no dieron más opción que el arrimón y el achique absoluto de espacios en trasteos insulsos en los que materialmente hace embestir al toro tomando uno de sus pitones para impulsarle hacia el señuelo. Ganó una oreja y el público pidió otra en su segundo turno reconociendo su valor y su exquisita técnica.

Roca Rey corrió similar suerte y basó su toreo en la prolongación de las tímidas acometidas de su lote con temple, evitando quebrantar sus fuerzas más de lo que estaban al principio. El Coliseum aplaudió sin fervor la actuación de este joven torero del que espera tardes de gloria.

 

 

Reseña:

 

Coliseum Burgos, 30 de junio de 2018. Lleno en tarde agradable bajo la cubierta del multiusos.

 

Toros de Antonio Bañuelos, bien presentados, en capas negras, castañas y chorreadas. Primero: Un puyazo duro. Flojo y manso. Pitos al arrastre. Segundo: Un puyazo duro rectificando. Flojo y descastado. Palmas. Tercero: Se lesiona al perder las manos de salida por efecto del exceso de arena en el tercio. Tercero bis: Un picotazo. Flojo y manso. Leves pitos. Cuarto: Un puyazo. Flojo y manso. Quinto: Un puyazo. Bravo, noble y con clase. Ovación al arrastre. Sexto: Un puyazo trasero. Flojo y descastado.

 

Sebastián Castella, de rosa y oro: Pinchazo y estocada (oreja). Estocada caída (ovación y saludos tras petición y aviso).

 

Morenito de Aranda, de grosella y oro: Bajonazo (oreja). Gran estocada (dos orejas).

 

Roca Rey, de marfil y oro: Estocada caída (palmas). Bajonazo (palmas tras petición).

 

 

Incidencias:

 

Segunda corrida de la Feria de San Pedro y San Pablo. Antes de comenzar el festejo se entregaron sendos premios por su labor ganadera a Pilar Prado, de Torrealta, y Antonio Bañuelos.

El ganadero titular obsequió al público con un pañuelo blanco con el emblema de su hierro para conmemorar el cuarto de siglo de la casa.

Morenito de Aranda abandonó el recinto a hombros por la puerta grande.

 

 

 

Javier Bustamante

para Toro Cultura

 

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