Hermoso triunfa, Ortega fascina

Festejo mixto ayer en Vista Alegre con un caballero que se despedía de Bilbao y dos toreros a pie de acreditada inspiración que venían a recuperar crédito el primero y a ganarlo el segundo.

Pablo Hermoso de Mendoza cumplió con el guión preestablecido y salió a hombros al obtener doble trofeo en su segundo turno. Tal vez el palco fue generoso con él, pues su lucida actuación mereció premio, si bien no arrebató como otras tardes. Elegante fue su monta, canónica por momentos, clavando un rejón de castigo, banderilleando al quiebro y colocando cortas de una en una en las cercanías de la res. Mató de manera fulminante al primer intento y el escaso público que acudió a la corrida solicitó el premio que concedió la presidencia. El homenaje de los jóvenes aficionados y su salida a hombros son digno colofón a una larga y exitosa trayectoria en un coso en el que ha hecho historia.

Juan Ortega, vestido con su proverbial elegancia de canela y oro, paseó desmonterado y saludó solemne a la presidencia, augurio de que su toreo único en el actual escalafón iba a lucir sobre las grises arenas vizcaínas. Y no decepcionó, más bien al contrario, sorprendió desde que se abrió de capa meciendo la verónica con el más puro clasicismo y quitó por chicuelinas con ajuste y sevillanía. Muleta en mano dictó la lección de torería más bella que se haya pronunciado en toda la Semana Grande. Comenzó los trasteos con doblones por bajo y ayudados por alto que valían la entrada, quedo, desmayado, con ritmo y compás de gran maestro. Confiado en su técnica impecable, entregado a la inspiración que emana del alma, sin una rectificación, sin dejarse alcanzar el señuelo, templado, ralentizando la embestida rústica de sus dos negros de la Ventana del Puerto. Todo fue verdad, sin tomar ventaja, rematando pinturero las series, andándoles flamenco cuando había que salir de la cara, sin un tirón ni un aspaviento. Molinetes en tres tiempos como sólo él sabe, doblones de recurso, muñeca rota y pie firme. Juan Ortega fascinó por la pureza de su toreo, por la naturalidad con que encadenada cada embroque, y por ese don improbable que es el temple capaz de adormecer al bruto para convertir su ataque en un soplo de brisa. Su discurso es hoy el más refinado y elocuente de cuantos pisan el albero, directo al corazón, sin ambages ni palabras huecas.

Diego Urdiales, aún convaleciente de la cogida sufrida en Azpeitia, sufrió un inaudito baile de corrales y la manifiesta mansedumbre de los que resultaron aptos. Su primero titular se descordó tras acometer a un burladero y fue apuntillado. El primer sobrero se partió una mano toreando a la verónica en el recibo. El segundo sobrero, corraleado y de marcada querencia, manseó en franca huida, tirando gañafones y coces defensivas. Parecía imposible que su segundo fuera peor, y sin embargo sí lo fue. Manso duro y con poder, buscando el terreno más alejado de los lidiadores, aliviándose en tablas, volviendo grupas, abominando de capotes y muletas. Un espanto. Tardó en matar mas nadie podrá reprocharle falta de lucimiento, porque el macheteo que empleó como recurso tuvo torería y aroma clásico. Los toreros de arte se gustan hasta en los petardos.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao, sábado 24 de agosto de 2024. Menos de un cuarto de plaza en tarde fresca y gris.

Toros de El Capea desmochados para rejones con romana y edad, de buen juego. Toros de la Ventana del Puerto, de desigual presentación y juego, como a continuación se detalla.

Primero: Negro. Dos rejones. Noble. Silencio en el arrastre.

Segundo: Negro, devuelto por descordarse al rematar en un burladero.

Segundo bis: Devuelto por lesionarse en una mano en el saludo de capa.

Segundo tris: Negro, bien armado. Dos puyazos duros. Manso de feo estilo. Bronca.

Tercero: Negro, con cuajo y remate. Dos puyazos saliendo suelto y un picotazo. Manso. Palmas en el arrastre.

Cuarto: Negro. Un rejón. Noble. Ovación en el arrastre.

Quinto: Negro con poca cara, protestado. Dos puyazos duros. Manso duro y con poder. Bronca.

Sexto: Negro, chico de escaso trapío, protestado de salida. Dos puyazos duros. Tardo, corto de viaje sin celo. Silencio.

Pablo Hermoso de Mendoza, con catite y chaquetilla azul con hombreras bordada en plata: Pinchazo, rejonazo y dos golpes de descabello (palmas). Rejonazo (dos orejas).

Diego Urdiales, de catafalco y oro: Pinchazo y estocada habilidosa (palmas). Estocada enhebrada, cuatro pinchazos, un pinchazo hondo, media estocada delantera y seis golpes de descabello (silencio).

Juan Ortega, nuevo en esta plaza, de canela y oro: Estocada perpendicular y un golpe de descabello (oreja). Estocada perpendicular desprendida y dos golpes de descabello (ovación).

Incidencias:

Séptimo festejo de la Semana Grande bilbaína.

Juan Ortega hizo el paseíllo desmonterado por ser nuevo en Vista Alegre.

Hermoso, homenajeado al inicio con un Auresku, salió a hombros en su corrida de despedida de Bilbao.

La corrida duró casi tres horas.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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