La dignidad de los veteranos

Emilio de Justo resultó triunfador de un cartel de toreros veteranos que lidiaron un encierro polícromo, bello y desigual de Núñez del Cuvillo muy justo de raza. Sacó a su primero a los medios en el inicio del trasteo andándole con sentido y torería. Templó firme y ceñido la noble embestida del negro, con series al natural ligadas, sin perder terreno, con mando, adornándose después con pintureas trincherillas y pases de la firma, para finalizar con doblones por bajo lentos y cadenciosos. Coronó la lidia con una estocada cobrada a ley, si bien cayó algo trasera y desprendida, ganado el único trofeo de la tarde. Su segundo, un bello burraco claro bien armado, salió de toriles con la firme intención de corretear por el ruedo, distraído, picoteando en cada capote o muleta que oteaba, sin centrarse en señuelo alguno, y así anduvo manseando más de la cuenta, sin que su matador pudiera hacer más que aprovechar su inercias claudicantes, sin faena en sentido estricto. Volvió a herir montándose sobre el morrillo para escuchar palmas de despedida. Queda de nuevo acreditada su torería, el magisterio que le da la experiencia, y su bizarra manera de matar, que le convierten en uno de los toreros de mayor interés del escalafón.

Sebastián Castella compareció en el patio de cuadrillas con el ánimo de brindar al público bilbaíno otra tarde de hieratismo estoico, con la verticalidad y el mando que le son propios, mas las circunstancias hicieron que el guión cambiara y hubo de transitar con el camino de la épica. Había trasteado a su insulso primero sin lucimiento, pues pasó en línea recta, sin limpieza por los muchos enganchones que sufrió su muleta, hirió trasero, y cuando ensayaba el descabello el toro arreó, lo prendió, le hizo volar por los aires en una dura voltereta, dejándole dos cornadas, una en el muslo y otra en el glúteo. Pasó a la enfermería, más que nada a saludar, pues no permitió cirugía, fue vendado, se despidió de galenos hasta que la corrida terminara, y salió a cortar al segundo en banderillas, en un gesto de pundonor que le honra. El bonito melocotón que hizo cuarto se le arrancó hacia los medios cuando iba a brindar el público, y aprovechó su inercia para doblarse por bajo al natural, parándolo en cuatro pases. Brindó entonces una faena que tampoco tuvo altura ya que faltó cadencia y sobraron enganchones. El público le sacó a saludar en reconocimiento a su perseverancia y su torería.

Miguel Ángel Perera se abrió de capa con dos costillas rotas, lo que no obstó para que volviera a escenificar su toreo fácil, poderoso y trigonométrico, con mención especial a su segundo trasteo a uno negro y boyante, iniciado de rodillas en el platillo con pases cambiados y finalizado con un circular invertido y arrimón, epílogo de una tarde en la que no levantó el clamor de los tendidos. Poco pudo hacer en su primero descastado sin la acometividad que se supone a los toros de El Grullo.

Tarde de veteranos que conocen el oficio y no merman su afición, su compromiso y la dignidad del sacerdocio que ejercen.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao, miércoles 21 de agosto de 2024. Un tercio de plaza ocupada en tarde templada y soleada.

Toros de Núñez del Cuvillo, de diferente presentación. De juego diverso, como a continuación se detalla, predominando la nobleza y la falta de raza.

Primero: Negro, de escasa presencia, protestado de salida. Un puyazo y un picotazo empujando. Pronto, largo, noble de poca codicia. División de opiniones en el arrastre.

Segundo: Negro, bien armado. Un puyazo quitándose la vara y un picotazo. Descastado. Pitos.

Tercero: Negro, terciado, protestado de salida. Dos picotazos. Noble y repetidor. Palmas.

Cuarto: Melocotón de bella lámina, protestado de salida. Dos puyazos empujando. Boyante. Ovación en el arrastre.

Quinto: Negro, bien presentado. Un puyazo y un picotazo. Boyante. Palmas.

Sexto: Burraco de bella estampa. Dos puyazos quedándose en el peto. Corretón, distraído con tendencia a la huida. Silencio.

Sebastián Castella, de azul noche y oro: Estocada trasera (palmas). Estocada a toma y daca saliendo golpeado (ovación y saludos).

Miguel Ángel Perera, de verde hoja y oro: Estocada caída trasera (ovación y saludos). Dos pinchazos hondos y estocada (ovación y saludos).

Emilio de Justo, de catafalco y oro: Estocada trasera caída (oreja). Estocada (palmas).

Incidencias:

Cuarto festejo de la Semana Grande bilbaína.

Sebastián Castella fue intervenido al finalizar la función de una cornada de quince centímetros en el muslo y otra menor en el glúteo.

La corrida duró dos horas y media.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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