Damián Castaño guerrea con el toro de Bilbao
Mandó Isabel de Lipperheide un encierro impecable de presentación, con romana y trapío propios de Bilbao, ovacionado de salida, duro de pezuña, correoso, dispuesto para el combate en sus diferentes registros, desde el manso primero al avisado sexto, y la emoción se instaló en el coso de Martín Agüero.
Damián Castaño fue quien más quiso y quien más ganó. Una oreja del quinto para el corazón guerrero que tiene en el pecho. Cada serie era una batalla y cada embroque una escaramuza. No era franco en negro alto y degollado que cerraba su lote. Esperaba, viajaba corto y cauteloso, reponía junto a las zapatillas desarrollando sentido. Y el espada tiró de pundonor para hacerle pasar pisando los dominios del toro, animoso y entregado, todo sobre los pies, mudando terreno tras cada embroque, pues el zambombo, avisado, no estaba para dádivas y buscaba su presa. Valor sobre ambas manos, agilidad y reflejos, hambre de triunfo. Pinchó en el primer envite e hirió delantero y perpendicular en el segundo. Suficiente para abatir al coloso y embravecer los tendidos que hacían flamear pañuelos.
Solvente Fernando Robleño ante el manso primero, con bellos doblones por bajo y lidia en la misma puerta de toriles, al hilo de las tablas, para finalizar matando contrario de manera meritoria. Más pulcro fue su trasteo al cuarto, que pasaba distraído y corretón sin celo alguno. Sin embargo manejó mal el estoque y todo quedó en silencio.
José Garrido sorteó al mejor de la tarde corrido en cuarto lugar, de embestida franca y humillada. Pasó con estilo en ayudados por alto, ligó series por el pitón derecho y ensayó el natural de frente sin continuidad. Sus fallos con las espadas frustraron un eventual trofeo.
La Semana Grande bilbaína queda abrochada con una corrida de toros propia de su prestigio y su historia, con toros de excelente presentación y juego emocionante. Un torero modesto vino a triunfar y se llevó en el chaleco un puñado de arenas de Vista Alegre.
Reseña:
Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao, domingo 25 de agosto de 2024. Un tercio del aforo cubierto en tarde nubosa y templada.
Toros de Dolores Aguirre, de excelente presentación en capas negras. Duros con carbón.
Primero: Negro de impresionante trapío, ovacionado de salida. Dos puyazos duros saliendo suelto. Duro y manso. Silencio en el arrastre.
Segundo: Castaño obscuro chorreado de gran trapío, ovacionado de salida. Dos puyazos saliendo suelto. Duro y reservón. División de opiniones.
Tercero: Burraco de gran trapío también ovacionado. Dos puyazos empujando. Repite humillado. Ovación en el arrastre.
Cuarto: Burraco bellísimo de descomunal trapío, ovacionado de salida. Tres puyazos, uno de ellos en toriles, saliendo suelto. Corretón sin fijeza ni celo. Ovación en el arrastre.
Quinto: Negro, alto, cariavacado, degollado, ovacionado. Dos puyazos saliendo suelto. Duro, de viaje corto reponiendo, acaba orientado. Ovación.
Sexto: Negro, alto, aplaudido de salida. Dos puyazos. Duro de viaje corto reponiendo, desarrolla sentido. Silencio.
Fernando Robleño, de dorado y oro: Estocada contraria (ovación y saludos). Cinco pinchazos (silencio tras aviso).
Damián Castaño, de azafata y oro: Estocada que hace guardia (silencio). Pinchazo y estocada delantera perpendicular (oreja).
José Garrido, de azul noche y oro: Cinco pinchazos, media estocada y cinco golpes de descabello (pitos tras aviso). Estocada trasera (silencio).
Incidencias:
Octavo y último festejo de la Semana Grande bilbaína.
La corrida duró dos horas y media.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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