Roca Rey triunfa tras dos espeluznantes cogidas

Citó Roca Rey al último de la tarde al inicio de la faena y el castaño se vino de largo, algo cruzado, a gran velocidad. El torero sacó la muleta con un toque y el toro se le echó encima sin que hubiera un atisbo defensivo, sin alterar la expresión del rostro ni hacer un movimiento instintivo para evitar la cogida. Se vio con claridad que este hombre no tiene plan de evacuación, que se pone en el sitio en que los toros embisten y cogen, y deja al albur de las intenciones del toro su propia vida. Sin matices. Así de seco es su toreo, así de heroica es su actitud. Resultó encunado en este lance y desplazado por la fiereza del toro de Bañuelos cinco metros pegado al testud, hasta dar con la barrera, donde lo empotró y derrotó con saña, dando la sensación de que lo peor podía estar ocurriendo. Para entonces ya volaba el peonaje en su auxilio. El más rápido fue en director de lidia, Cayetano, quien a cuerpo limpio llamó la atención del toro y se lo llevó tropezando y quedando inerme sobre el albero. “Almibarado” lo vio y lo prendió con gran violencia, echándolo hacia arriba como un trapo, cayendo sobre su lomo, desparramándose después hacia la arena cerca del estribo. Los tendidos observaban horrorizados lo que podían ser dos graves cornadas o incluso algo peor. En el hervidero que para entonces era también el ruedo los dos matadores eran escrutados por su gente. Los daños parecían menores. Roca Rey, magullado ya en su primero por una fea cogida, tomó los trastos entre el delirio del público, con gesto de dolor y ostensible cojera, y se fue a la cara del toro para continuar haciendo lo que llevaba toda la tarde haciendo, torear ceñido, valiente en el terreno del toro, más allá de su condición, sin otro objetivo que no fuera el triunfo.

No hubo esta vez series de rodillas ni pases cambiados. No hubo manoletinas ni bernadinas. Sólo el toreo fundamental al natural y en redondo, con la suerte cargada y el corazón latiendo con ritmo de bravo. Cada serie era más emocionante que la anterior, cada pase más templado, cada embroque más comprometido, y cada ole más desgarrado. Corearon su nombre y le llamaron torero repetidas veces y él respondió con más arrojo, mirando desafiante a los tendidos para cobrar el precio que su valor y su carisma le otorgan.

Cayetano se ganó el reconocimiento por el quite del que se ha hablado, si bien poco más hay que apuntar en su haber. Anduvo desdibujado ante sus dos toros. El primero, muy descastado, le dejó plantado en un cite volviendo grupas y no hubo opción de faena. Su segundo, de mejor condición, fue citado desde la periferia, sin cruzarse, en una faena larga de muy poca sustancia. Silencio en ambos.

Pablo Aguado volvió a dejar en el aire fresco de Santander efluvios de sevillanía torera. Verle sacarse a su primero hacia los medios andando entre trincheras, pases del desprecio y molinetes. Verle pasar a media altura en suaves naturales plenos de temple e inspiración. Ver cómo le vuela la muleta y sentir el giro de muñeca que prepara el siguiente embroque. Verle vivir el toreo, es siempre un recreo para el espíritu de la afición. Sin embargo no entendió a su segundo, que hizo quinto al cambiar el turno con Roca para que fuera atendido en la enfermería, y lo despachó sin contemplaciones con una estocada a toro arrancado.

Roca Rey volvió ayer a erigirse en el héroe del toreo contemporáneo. No importa el precio que haya que pagar. Torea para triunfar, da igual el día, da igual la plaza, da igual el toro. La épica de este torero, el desprecio a sus propios instintos, superan la comprensión lógica, y por eso la afición le admira y le aclama.

Reseña:

Plaza de toros de Santander. Martes veinticinco de julio de 2023. Lleno en tarde agradable, con nubes y claros.

Toros de Antonio Bañuelos, bien presentados en capas negras y castañas, de comportamiento desigual.

Primero: Castaño, bien presentado. Un puyazo duro. Manso y descastado. Pitos en el arrastre.

Segundo: Negro. Un puyazo duro saliendo hacia toriles. Manso orientado. Pitos.

Tercero: Negro, recogido de cuerna enseña las puntas. Un puyazo duro. Noble y pronto. Palmas en el arrastre.

Cuarto: Castaño, cornalón, con trapío, de alegre salida. Un puyazo duro al relance. Noble y justo de raza. Palmas.

Quinto: Castaño listón, con trapío. Abanto. Tres puyazos, uno de ellos en toriles. Con carbón, fijo y repetidor. Palmas.

Sexto: Castaño, con trapío. Un refilonazo y dos puyazos, uno en toriles. Duro y orientado. Palmas.

Cayetano, de azul azafata y oro: Estocada casi entera caida (silencio). Estocada (silencio).

Roca Rey, de burdeos y azabache: Estocada caída (oreja). En el sexto pinchazo y estocada (dos orejas).

Pablo Aguado, de catafalco y plata: Dos pinchazos y estocada trasera (ovación y saludos). En el quinto estocada a toro arrancado y tres golpes de descabello (pitos).

Incidencias:

Cuarto festejo de la feria de Santiago 2023

Roca Rey fue atendido en la enfermería tras la lidia de cada uno de sus toros, pues fue cogido en ambas faenas de muleta con dramatismo.

Se intercambiaron los turnos quinto y sexto para que fuera atendido Roca Rey tras ser cogido en el segundo.

Cayetano fue atendido por el equipo médico tras la voltereta sufrida al hacer el quite a cuerpo limpio a Roca Rey en el sexto.

Tras el paseíllo la banda de música interpretó el himno nacional.

Javier Bustamante

para Toro Cultura