Valor para amedrentar, valor para acariciar

Ayer sobre las pardas arenas de la Sultana del Norte pudo vivirse un interesante muestrario de los diversos tipos de valor que existen en el toreo. Víctor Hernández, reciente triunfador en San Isidro, hizo alarde de su valentía toreando de rodillas, tanto de capa como con la muleta, hizo desplantes, uno de ellos arrojando la muleta al suelo y, de hinojos, abriéndose la chaquetilla invitando al cornear al toro.

Isaac Fonseca, el humilde torero mejicano, citó de rodillas en el platillo con pases cambiados por la espalda, instrumentó bernadinas sin estoque, se fajó en las cercanías de los pitones, se marcó dos arrimones en toda regla, fue cogido dos veces, una de ellas junto al estribo de manera dramática, salió acosado de varios intentos de estocada, y acabó con el cuerpo magullado en vísperas de su alternativa.

Marcos Linares se descaró con sus novillos, siempre con las plantas de los pies apoyadas en la arena, a no menos de dos metros de distancia, componiendo tras cada tanda un gesto de dominio firmando las series con un seco movimiento del brazo. Sin embargo quien compuso los pasajes de mayor valor artístico fue este último, que se pasó a sus novillos cerca de las femorales en naturales de esencia, ayudados por alto con torería, y doblones por bajo que podrían inspirar a pintores de cartelería taurina.

Distintos conceptos del arte, verdaderamente distintos, que tienen como nexo común el valor. En dos casos valor finalista, que llega pronto al tendido, en otro valor como medio para engendrar un arte delicado que cala en los corazones casi sin avisar. Toreó Hernández al tragantón, sin probaturas, también con series estimables sobre ambas manos, mas lo que deja en el recuerdo es ese valor casi temerario que es su seña de identidad. Las lidias de Fonseca fueron laboriosas, con preliminares largos que restaron ritmo a su labor, con una entrega proverbial pues no escatima esfuerzos y está siempre dispuesto a dar un paso más, achicando los terrenos del toro hasta hacerlos completamente suyos. Su abnegación y entrega son admirables. Lució Linares una inspiración y torería poco comunes en el escalafón de novilleros que le consagran como un torero de arte refinado.

Dos guerreros y un artista. Tres toreros tan respetables como diversos, que se encontraron con una novillada de Núñez de Tarifa con alzada, pobre de cabeza y justa de raza. A partir de ahí cada aficionado sabrá que le emociona más y qué tipo de emoción recrea mejor su espíritu. El toreo, como arte que es, se fundamenta en la seducción, en la caricia, en el detalle que cala en lo más hondo, y por eso es así de grande.

Reseña:

Plaza de toros de Cuatrocaminos de Santander. Domingo 24 de julio de 2022. Dos tercios de plaza en tarde entoldada.

Seis novillos de Núñez de Tarifa con alzada y romana, pobres de cabeza, en capas negras y castañas. De juego desigual.

Primero: Negro, escurrido, pobre de cara. Un puyazo. Flojo y descastado. Palmas en el arrastre.

Segundo: Castaño con poca cabeza. Un picotazo saliendo suelto. Tardo, noble. Palmas.

Tercero: Castaño, con caja y poca cara. Un puyazo duro empujando. Largo, pronto, humillado, repetidor y con carbón. Muere de pie con la boca cerrada. Ovacionado en el arrastre.

Cuarto: Castaño, con alzada y algo más de cara. Un puyazo empujando. Pronto, noble, humillado, con carbón. Palmas.

Quinto: Negro, con romana y algo más de cara. Se emplaza en toriles de salida. Un puyazo duro. Tardo, huido, distraído, manso. Pitos.

Sexto: Castaño, con alzada, cornicorto. Abanto, un puyazo duro corneando el peto. Pronto, con la cara alta, se para pronto y se defiende especialmente en las estocadas. Silencio en el arrastre.

Víctor Hernández, de rosa palo y oro: Estocada tendida (oreja). Casi entera, pinchazo, estocada desprendida y tres golpes de descabello (vuelta al ruedo por su cuenta tras aviso).

Isaac Fonseca, de grana y oro: Media estocada y dos golpes de descabello (ovación y saludos). Cinco pinchazos, metisaca y estocada (palmas tras dos avisos).

Marcos Linares, de primera comunión y oro: Estocada (vuelta al ruedo tras aviso). Dos pinchazos y estocada (ovación y saludos).

Incidencias:

Al finalizar el paseíllo la banda de música interpretó el himno nacional con el público de pie.

La Sultana del Norte lucía bellísima engalanada con banderas y guirnaldas.

Víctor Hernández y Marcos Linares hicieron el paseíllo desmonterados pues eran nuevos en esta plaza.

Tras la lidia del quinto novillo Isaac Fonseca pasó a la enfermería para ser atendido de diversas contusiones.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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