Una faena de Ortega y cuatro destellos de Morante
La cumbre artística programada para ayer en el coso de Cuatro Caminos no respondió a las expectativas por el mal juego de los toros elegidos con esmero para el evento. Escasos de trapío y poder tampoco desarrollaron la nobleza que se esperaba, y sólo el segundo de Domingo Hernández propició el toreo caro que los dos artistas contratados atesoran en sus muñecas y en el resto de su anatomía.
Fue en el primer turno de Juan Ortega cuando el toreo brilló con el esplendor que los diez mil espectadores esperaban desde hace dos meses cuando fue anunciado el serial de la feria del norte. Recibió por verónicas templadas y quitó por tafalleras lentas, ajustadas, de gran sentimiento, sin perder un paso, rematadas con media antológica con la suerte cargada a ritmo de Semana Santa. Brindó al público el sacrificio y honró al arte con doblones de mucha enjundia mandando en la embestida con ajuste y entrega. Hubo molinetes y trincherazos con marchamo de Triana, y toreo fundamental ligado, despacioso, sereno como sólo los tocados por la fortuna pueden hacer. Se recreó con pases de las flores inspirados, con desmayo, componiendo una faena que era de triunfo, mas erró con el estoque, dejando una honda sensación que valió por una fuerte ovación. En su segundo hubo también series lucidas sin que el toro mostrara mayor interés por seguir los señuelos, de modo que optó por adornarse abanicando antes de emplear el estoque con poco tino. El cierraplaza fue recibido con una larga cambiada de rodillas en tablas tan ajustada que hubo de protegerse tomando el olivo en la escena de mayor riesgo de la tarde. Después probó sus tímidas embestidas sobre ambas manos sin otro resultado que viajes cortos y cabeceos que acabaron muchas veces en deslucidos enganchones.
Morante de la Puebla consintió a su toros sin ser correspondido, pues su lote adoleció de falta de fuerza y de una desgana rayana en el descastamiento. Mostró el valor sereno del que ha hecho causa en las últimas temporadas, valor para engendrar belleza, valor para ejecutar el toreo canónico del que siempre fue profeta. Se dejó ver en todo momento, colocándose el alcance de los pitones, otorgando a su toros la iniciativa, y ni aún así hubo repuesta. Sin embargo del genio siempre se espera y siempre se recibe. Intentó dar fiesta a su primero, porfiando reunido, con valor y temple, componiendo la figura con ese perfil inconfundible que ya es un icono, mas el de El Pilar tenía otros planes y se inhibió de la pelea. El recibo a su segundo fue de pura fantasía con chicuelinas cortas, desmayadas al hilo de las tablas que cerca estuvieron de costarle una cogida pues el toro le golpeó en el pecho desequilibrándole, afortunadamente sin consecuencias. Acarició la trémula embestida de su último toro confiado y relajado, ligando en un palmo de terreno, sin enmendarse ni perder pasos, con majeza y verticalidad, pero no llegó a refriega pues el de Álvaro Núñez no tenía casta para tanto envite.
Reseña:
Plaza de toros de Santander. Miércoles 23 de julio de 2025. Lleno en tarde templada y cubierta.
Toros El Pilar, Domingo Hernández (2º y 3º), y Álvaro Núñez (5º y 6º), desiguales de presentación predominando la escasez de trapío, variados de capas y juego, como a continuación se detalla.
Primero: Negro, chico. Un puyazo. Flojo, sin celo, de viaje corto. Pitos en el arrastre.
Segundo: Negro, terciado. Un puyazo. Pronto, noble y repetidor con pies. Palmas.
Tercero: Negro, de escasa presencia. Dos puyazos. Flojo, de viaje corto y escaso celo. Silencio en el arrastre.
Cuarto: Castaño, mejor presentado. Un puyazo. Flojo y falto de celo. Silencio.
Quinto: Castaño, mejor presentado. Un puyazo. Flojo y de poca casta. Pitos.
Sexto: Negro, de aceptable presentación. Un puyazo duro. De viaje corto y cabeceando con feo estilo. Silencio.
Morante de la Puebla, de turquesa con hilo blanco: Estocada (ovación). Pinchazo, estocada enhebrada, pinchazo y estocada (silencio). Estocada (palmas).
Juan Ortega, de verde y oro: Pinchazo y estocada (ovación y saludos). Pinchazo y estocada casi entera (silencio tras aviso). Pinchazo y estocada caída (silencio).
Incidencias:
Quinto festejo de la Feria de Santiago de Santander.
La sultana del norte lucía engalanada con banderas y guirnaldas.
Sonó el himno nacional al terminar el paseíllo.
La corrida duró dos horas y quince minutos.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!