Bilbao es un lujo

Llegar a Vista Alegre siendo debutante sin caballos; instalarse en el patio de cuadrillas entre carteles añejos, azulejos conmemorativos y cabezas de toros decimonónicos; ceñir vestido de luces que brilla de ilusión; hacer el paseíllo al son del Cocherito de Bilbao entre las ovaciones del público; medirse a una novillada de Garcigrande brava y amable; escuchar los pasodobles interpretados con armonía por la banda de música durante las faenas de muleta; sentir los oles de la afición en un embudo capaz de albergar a quince mil personas; es un lujo. Nada faltó en el ritual, pues el alguacilillo vestía de gala, las mulillas iban perfectamente enjaezadas, clarineros y timbaleros estaban a lo que ordenara el palco, los carteles luminosos daban cuenta de cada detalle de lidiadores y novillos, y la presidencia ejerció su responsabilidad con justicia y mesura. La experiencia que vivieron ayer los cuatro aspirantes a ser anunciados en la Semana Grande de Bilbao es difícilmente igualable. A buen seguro se sintieron más toreros que nunca, habrán agudizado su afición y sus ansias por ponerse en figuras.

Ninguno de los cuatro novilleros que actuaron ayer en Bilbao había asistido a festejo alguno en Vista Alegre, no conocen las tardes de cielos plomizos, las cabezas de camada luciendo bruñidas cornamentas, las figuras del toreo dando fiesta a embestidas encastadas, ni el éxtasis de los espectadores sacando a hombros a los toreros hacia el paso de Martín Agüero. Pero lo desean ya más que ninguna otra cosa.

Bilbao es generoso con los toreros noveles buscando rescatar a una afición aletargada durante mucho tiempo, y éste es un magnífico reclamo para que vuelva a ver al toreo como algo propio y grandioso.

Moli de Ronda es un artista con sello propio, gallardo, solemne por momentos, que compone bien la figura y corre la mano con elegancia. Ayer lidió al novillo de más presencia y edad con gusto y estilo, escenificando su toreo de manera convincente. Sólo la falta de acierto con el estoque le privó del premio que buscaba.

Juan Pérez mostró una excelente disposición desde que quitó por Gaoneras en el turno de Moli resultando cogido. Recibió a su eral con largas cambiadas en el tercio, inició el trasteo de muleta de rodillas en el platillo con un pase cambiado, pasó valiente en las cercanías y finalizó con bernadinas también de rodillas antes de matar de pinchazo y estocada casi entera. Valor, variedad y temple adornan su tauromaquia.

Jarocho dibujó la verónica en los lances de recibo y anduvo toda la tarde dominador, iniciando su faena doblándose con torería, trasteando por ambos pitones con temple y ligazón. Pasó también de rodillas y finalizó el trasteo con ayudados por alto con aroma a toreo caro antes de ejecutar un gran volapié que le valió un trofeo.

Aarón Palacio toreó al compás, con gusto y quietud, mostrando facilidad y naturalidad en su trasteo con el novillo de peor condición. Compuso una bella serie de naturales de frente que caló en el tendido antes de dejar media estocada que hizo doblar al novillo. Su toreo clásico de alto valor estético valió una oreja que paseó satisfecho por el ruedo ceniciento de Vista Alegre.

El Memorial Iván Fandiño es una interesante iniciativa, tanto para dar oportunidades a los toreros que se inician como para mostrar la Fiesta al público y propiciar el crecimiento de la afición. Ayer la asistencia fue discreta, si bien el buen hacer permite vislumbrar un futuro prometedor para el propio certamen y para la presencia de la tauromaquia en una plaza de vital importancia para el futuro del toreo. Bilbao sigue siendo un lujo.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao. Cerca de ochocientas personas asistieron la segunda clase práctica del Memorial Iván Fandiño en tarde veraniega.

Cuatro erales de Garcigrande desigualmente presentados, pues el primero, cercano a los tres años, era alto y corpudo, a diferencia de los tres restantes. Bravos y nobles, a excepción del cuarto con marcada tendencia a la huida.

Moli de Ronda, de gris perla y azabache: Cuatro pinchazos, media estocada y estocada (Apalusos tras aviso).

Juan Pérez, de cobalto y azabache: Pinchazo y estocada casi entera (Vuelta al ruedo tras aviso)

Jarocho, de malva y oro: Estocada fulminante (oreja).

Aarón Palacio, de canela y azabache: Media estocada (oreja tras aviso).

Incidencias:

Segunda clase práctica del Memorial Iván Fandiño.

La banda de música amenizó el festejo interpretando con buen sentido un repertorio amplio.

Durante la lidia del tercer novillo se prendió la iluminación artificial de la plaza.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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