Tarde de poca luz
El cielo plomizo de la tarde bilbaína, la atmósfera fresca y húmeda, y las parduzcas arenas el remozado coso de Vista Alegre compusieron un marco propicio para el desarrollo de una novillada de poco brillo. Por momentos el sirimiri se hizo presente nublando el coso en una suerte de bruma sutil que daba un aspecto épico a la tarde. Sin embargo las hazañas que se esperan en esta plaza singular están aún por venir.
José Cruz envió un encierro de excelente presentación, incluso con mayor trapío que los cuatreños que se lidian en muchas plazas de segunda, si bien resultaron flojos y claudicantes a excepción del cuarto, de bravo comportamiento, y el primero, noble aunque sin codicia. Los novilleros lancearon y pasaron con mayor o menor acierto, si bien ninguno de los tres mostró la ambición y el arrojo que se supone debe sustentar su actuación en una plaza de primera, emblemática del universo del toreo.
Víctor Hernández comparecía convaleciente de la dolorosa cornada de doce centímetros recibida en Almería tres días atrás. Es muy probable que la herida le restara movilidad y las molestias limitaran su ánimo, como después de vio sobre el albero. En su primero, brindado al público, pasó fatigas, pues no veía la manera de armar faena, y no pudo mandar en ningún momento la pronta embestida del negro con aspecto de toro. En su segundo turno se encontró con un novillo bravo, que empujó con casta en el caballo y ofreció una lidia vibrante por su fijeza, prontitud y repetición. Dibujó estatuarios, pasó en redondo y al natural, componiendo series interesantes. Culminó con circulares invertidos y bernadinas de buen trazo, si bien quedó en el aire denso de la tarde la sensación de que quien mandaba en la obra era más el novillo que el muletero. Hirió con estocada corta y ganó una oreja.
Jorge Martínez esbozó el toreo clásico en su primero, tanto en los lances de recibo a la verónica, como en series al natural bien rematadas, con las zapatillas asentadas en la arena. Tardó en matar, pues pinchó dos veces y dejó una estocada corta que escupió el novillo, y escuchó palmas tras ser avisado por el palco. En su segunda intervención porfió pases por ambos pitones sin limpieza, y aunque logró una buena tanda por el pitón derecho su quehacer no alzó el vuelo, alargando el trasteo excesivamente, siendo silenciado por el cónclave.
Mario Navas topó con un marmolillo jugado en tercer lugar al que sólo pudo extraer medios pases sin emoción ni brillantez. Mató de seis pinchazos y fue silenciado. En el cierraplaza ligó una bella serie por el derecho, si bien al natural no pudo brillar pues el toro enganchaba continuamente la franela. Finalizó con circulares invertidos y luquesinas jaleadas por el público justo antes de estoquear desprendido, siendo premiado con una oreja.
Reseña:
Plaza de toros de Vista Alegre en Bilbao. Lunes 22 de agosto. Menos de un cuarto de plaza cubierta en tarde gris y húmeda.
Seis novillos de José Cruz, de excelente presentación en capas negras y castañas. De juego diverso, predominando la flojedad.
Primero: Negro, de gran trapío, ovacionado de salida. Dos puyazos, saliendo suelto del primero, y con la salida tapada el segundo. Flojo, pronto y humillado. Muere de pie. Ovación en el arrastre.
Segundo: Negro. Devuelto por inválido.
Segundo bis: Negro. Un picotazo. Flojo y noble. Ovación.
Tercero: Castaño, ovacionado de salida. Dos puyazos. Flojo marmolillo. Pitos en el arrastre.
Cuarto: Negro con aspecto de toro; palmas de salida. Dos puyazos empujando, el primero muy duro. Bravo. Ovación.
Quinto: Castaño, ovacionado de salida. Dos puyazos empleándose. Corto, brusco y con carbón. Palmas en el arrastre.
Sexto: Castaño con aspecto de toro. Dos puyazos. Noble, repetidor y humillado; claudica pronto. Ovación.
Víctor Hernández, de grana y oro: Estocada contraria (ovación y saludos). Estocada casi entera (oreja).
Jorge Martínez, de nazareno y oro: Estocada trasera caída que escupe el toro y dos golpes de descabello (palmas tras aviso). Pinchazo y estocada casi entera caída (silencio tras aviso).
Mario Navas, de verde botella y oro: Seis pinchazos (silencio). Estocada caída (oreja).
Incidencias:
Tercera corrida de la Semana Grande de Bilbao.
Los tres espadas realizaron el paseíllo destocados, pues debutaban en festejo picado en esta plaza.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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