De cómo lidiar con mansos

La historia de la tauromaquia está llena de triunfos con toros mansos. El bravo escasea, pues incomoda a los toreros que, como es natural, se cuidan el cuerpo, y es producto de una complicada alquimia ganadera, ya que un exceso de dosis en la mezcla puede generar fiereza. Ayer, en el coso de La Ribera pudo comprobarse que la mansedumbre es un demérito, pues desluce cada pasaje de la lidia, mas si se sabe manejar puede facilitar triunfos aunque menores.

Antonio Ferrera se ha instalado en un manierismo que le ha reportado un selo propio. Es un torero perfectamente reconocible desde que se lía el capote de paseo pintado sin bordar con mensajes alegóricos, se abre de capa mostrando un raso verde, pica algunos toros, se adorna con la muleta sobre los hombros antes de los embroques o mata al paso desde una larga distancia esperando la arrancada del toro. Aspectos formales novedosos en este torero, puesto que su capacidad lidiadora ha quedado acreditada durante lustros pechando con lo más duro que daba el campo. Ayer compuso en su segundo una faena de su corte, con espacio para la imaginación, sin que por ello se transgredan o se alteren los principios del toreo, si bien faltó ajuste en las series y en determinados momentos se alivió. Cierto es que fue herido internamente por su primero, y estaba mermado de facultades. Aún así cobró una gran estocada que le valió una oreja.

Paco Ureña volvió a convertirse en el adalid de la verdad por el espacio que ocupa, la firmeza de su gesto, y el modo en que ofrece la muleta, invitando al toro a elegir entre paños y venas. Tuvo mérito el trasteo a su primero, pues su mansedumbre le impulsaba a huir, y su debilidad a no embestir, mas el matador solventó ambos problemas con torería y técnica de gran lidiador, permitiéndose circulares invertidos y naturales mirando al tendido. La estocada algo delantera fue suficiente para cobrar u trofeo.

Leo Valadez es un claro exponente de lo mejor del toreo mejicano. Ayer mostró su valor, iniciando su trasteo a tercero arrodillado junto a las tablas y pasando con ajuste a sus dos toros.  Manejó el capote con variedad y soltura en verónicas, chicuelinas y caleresinas. Mató de gran estocada al tercero cobrando una oreja, completando una actuación que llegó a los tendidos y le convierten en un torero de interés para la afición riojana.

Reseña:

Plaza de toros de la Ribera de Logroño. Martes 20 de septiembre. Menos de un cuarto de entrada en tarde soleada y calurosa.

Toros de Zalduendo en capas castañas y negras, corpudos la mayoría y pobres de cabeza. Mansos. Un sobrero de Esteban Isidro, negro, cinqueño, escurrido. Manso.

Primero: Negro, con poca cara. Dos puyazos en franca huida. Manso. Pitos en el arrastre.

Segundo: Negro. Dos puyazos suaves. Manso. Silencio.

Tercero: Castaño. Dos puyazos y una voltereta en el primer tercio. Repite humillado, pero claudica pronto. Palmas.

Cuarto: Castaño, corpudo. Dos puyazos. Manso. Ovación.

Quinto: Castaño, de mucho volumen y poca cara. In puyazo en toriles saliendo suelto y otro contra querencia derribando. Manso. Pitos en el arrastre.

Sexto: Devuelto por descordado.

Sexto bis: Devuelto por partirse una mano tras el segundo puyazo.

Sexto tris: Negro, cinqueño, chico. Dos puyazos. De tímida embestida y poco celo. Silencio.

Antonio Ferrera, de verde hoja y oro: Pinchazo al encuentro saliendo corneado, metisaca y estocada (silencio). Gran estocada (oreja).

Paco Ureña, de coral y oro: Estocada delantera (oreja). Pinchazo, estocada y un golpe de descabello (silencio).

Leo Valadez, de azul turquesa y oro: Estocada fulminante (oreja). Estocada desprendida y dos golpes de descabello (apalusos).

Incidencias:

Tercera corrida de la Feria de San Mateo 2022

Antonio Ferrera pasó a la enfermería tras la lidia del primer toro, volvió para lidiar el cuarto retirándose de nuevo para ser intervenido de una cornada interna de diez centímetros.

El torero local Pedro Carra, presente en el callejón, recibió emotivos brindis de Paco Ureña, a quien apoderó, y Antonio Ferrera, con quien convivió en el campo cuando estaba en activo.

Javier Bustamante

para Toro Cultura

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