Sin toros no hay toreo
La corrida de Zalduendo, con ejemplares bellos y bien presentados y otros no tanto, tuvo la común condición de la debilidad y la escasez de casta. Con un material así sólo pudo verse la buena disposición de los diestros y algunos retazos de toreo artístico, mas sin la emoción inherente a la lidia. Tampoco contribuyó al espectáculo una tarde gris y húmeda, en la que la lluvia fue tomando posiciones y rompió con fuerza en los últimos momentos. El púbico, escaso ayer, aceptó con resignación el influjo de los elementos, y elogió lo bueno, que también lo hubo, en vez de censurar lo malo.
Sebastián Castella volvía a Bilbao tras su breve retirada, y lo hacía con el aval de su reciente triunfo en la feria de San Isidro. Pechó con un manso y flojo ejemplar al que aplicó técnicas de mantenimiento en pie y lejos de los toriles con cierto éxito, hasta que el negro listón dio clara señal de estar lesionado en una mano, ante lo cual optó por el camino más digno de los posibles, que es el del estoque. Tampoco encontró el su segundo espíritu de combate, de modo que se dobló en el prólogo, porfió al hilo del pitón, y ensayó un arrimón sin mucho sentido, pues el toro no pasaba, y el público era ya víctima de la lluvia. La estocada de despedida fue lo mejor que puede apuntarse en el resultado del reaparecido.
Emilio de Justo ganó sendas orejas por la pureza y la verdad con las que ejecutó el volapié. No se entregó su primero, tardo, siempre con la cara alta y tornillazo al final del pase. No fue canónica la faena, pues faltó ajuste y ligazón. En las postrimerías ensayó el natural de frente en cinco cites que engendraron cinco cortos pases. Su segundo turno incluyó dos series en redondo ligadas y lentas que llegaron a los tendidos. Practicó después toreo extractivo, átono, voluntarioso mas carente de la emoción que debe aportar un combate con dos contendientes que quieren librar batalla y ganarla. El de Zalduendo no compareció.
Ginés Marín porfió por ambos pitones ante el marmolillo que hacía tercero, que ni siquiera hizo ademán de embestir. Con el sexto, otro toro corpudo y negro morucho se aplicó con denuedo, practicando toreo de saca, que puede ser aseado pero nunca emocionante. La formas estéticas y la pinturería le granjearon un trofeo, basado en la voluntad y en el compromiso de agradar bajo la lluvia que castigaba al público de Vista Alegre.
La verdad de la Fiesta se mostró de nuevo de forma diáfana ayer en Bilbao: sin toros no es posible engendrar el toreo.
Reseña:
Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao. Viernes veinticinco de agosto de 2023. Casi un cuarto de plaza en tarde gris y lluviosa.
Toros de Zalduendo, bien presentados en capas negras, flojos y descastados como a continuación se detalla.
Primero: Negro listón, cuajado y bien armado. Un puyazo y un picotazo. Flojo y manso. Se lesiona en una mano al inicio de la faena. Pitos en el arrastre.
Segundo: Cinqueño, burraco de bella estampa, serio, ovacionado de salida. Dos puyazos con la cara alta haciendo sonar el estribo. Cansino, sin humillar, corta por el derecho, tardo y sin entrega. Palmas.
Tercero: Negro, corpudo, cuajado. Dos puyazos saliendo suelto. Marmolillo descastado. Pitos.
Cuarto: Negro, de salida alegre. Dos picotazos. Flojo y descastado. Pitos.
Quinto: Negro listón, abanto. Un puyazo y un picotazo huyendo del caballo. Flojo, tarde y descastado. Pitos.
Sexto: Negro corpudo. Dos picotazos. Flojo de corta embestida. Pitos.
Sebastián Castella, de primera comunión y plata: Estocada caída fulminante (silencio). Estocada (silencio).
Emilio de Justo, de chenel y oro: Gran estocada (oreja). Gran estocada (oreja tras aviso).
Ginés Marín, de azul noche y oro: Tres pinchazos y estocada (silencio). Pinchazo y estocada (oreja).
Incidencias:
Sexto festejo de las Corridas Generales de 2023
Saludó José Chacón tras parear al primero.
Emotivo brindis de Emilio de Justo a un niño que ocupaba un asiento de barrera.
Javier Bustamante
para Toro Cultura
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