Triunfo balsámico de Talavante

Necesitaba Alejandro Talavante un triunfo relevante en una plaza emblemática, y ocurrió ayer en Bilbao. Recibió a la verónica con lances apretados, quitó por chicuelinas con ajuste cuando le correspondió, se dobló por bajo con regusto torero, e hizo el toreo fundamental sobre ambas manos con el temple y la ligazón que le han identificado durante toda su carrera. Hirió además con acierto, especialmente a su primero, al que estoqueó con pureza y eficacia. No fueron faenas de fantasía, no hubo arrucinas ni pases cambiados, mas el repertorio clásico lució como antes de su retirada. Sin embargo lidió ayer dos toros de nobleza y debilidad excesivas, tanto que no parecían toros bravos según el concepto que la afición siempre tuvo. “Un toro”, decía el abonado del tendido uno de Vista Alegre y todo el mundo sabía que se refería a un ejemplar de casta y trapío. Parece que el público ha rebajado sus exigencias y, lo que es peor, también el palco, pues ayer se premió con dos orejas y puerta grande una faena bella y ligada ante un toro de constantes vitales críticas, sin celo ni pujanza alguna. Triunfo terapéutico de Talavante, aplicándose un bálsamo delicado para la piel curtida de un torero de su talla, en forma de dóciles toros de Domingo Hernández.

El Juli hizo de nuevo la faena de El Juli, ofreciéndola además por duplicado. Dominio, manejo, temple, ligazón cuando el toro se prestó, torería cuando se terció, doblones por bajo de perfume caro y certeza con la espada. Pocos toreros hay más fiables que éste, que siempre está a la altura de su relato. Ayer, sin embargo, se observó una incidencia poco común en su ya largo romance con Bilbao, pues tras su larga faena al cuarto coronada con una estocada, el público solicitó un trofeo, aparentemente de manera mayoritaria, que sin embargo el palco denegó. Saludó encorajinado la ovación estruendosa que manaba de los tendidos y se tapó esperando su próxima actuación, que será justamente hoy.

Se presentaba Tomás Rufo en el coso bilbaíno y se encontró con un lote aplomado que no pasaba o pasaba flotando en penurias. Estuvo aseado, dando muestras de su verticalidad y naturales de excelentre trazo, si bien podría decirse que alargó en exceso los trasteos dada la palmaria invalidez de sus toros. El público que sabe de sus triunfos en otras plazas, le sacó a saludar en gesto de reconocimiento. Se le espera para próximos compromisos, a poder ser con ganado de mayor pujanza.

Reseña:

Plaza de toros de Vista Alegre en Bilbao. Miércoles 24 de agosto. Media plaza cubierta en tarde húmeda y gris.

Seis toros de Domingo Hernández, de presentación diversa. Flojos y descastados.

Primero: Castaño de gran belleza, ovacionado de salida. Dos puyazos suaves saliendo suelto. Flojo y descastado. Pitos en el arrastre.

Segundo: Castaño. Un puyazo y un picotazo. Noble y flojo. Ovación.

Tercero: Negro. Dos puyazos. Inválido por debilidad. Pitos en el arrastre.

Cuarto: Negro. Un puyazo y un picotazo. Inválido por debilidad. Palmas.

Quinto: Negro, de enorme volumen, ovacionado de salida. Un puyazo y un marronazo. Noble y muy flojo. Ovación en el arrastre.

Sexto: Burraco de bella estampa. Un puyazo y un picotazo. Marmolillo. Pitos.

El Juli, de gris perla y azabache: Estocada (palmas). Estocada (ovación y saludos tras petición mayoritaria).

Alejandro Talavante, de primera comunión y oro: Gran estocada (dos orejas). Estocada (ovación y saludos).

Tomás Rufo, de cobalto y oro: Estocada y dos golpes de descabello (ovación y saludos tras aviso). Pinchazo y estocada trasera (aplausos).

Incidencias:

Quinta corrida de la Semana Grande de Bilbao.

Tomás Rufo, nuevo en esta plaza, hizo el paseíllo desmonterado.

El Pilo y Curro Javier saludaron tras parear al primer toro, y Miguelín Murillo se desmonteró tras banderillear al quinto.

La banda de música municipal de Bilbao interpretó pasodobles con su habitual brillantez.

Alejandro Talavante salió a hombros por la puerta grande.

Javier Bustamante

para Toro Cultura